El macabro y siniestro escenario dispuesto para ellos hizo que Balagus frunciera el ceño con una mezcla de desaprobación e inquietud, mientras comprobaba cómo su lengua y sus mandíbulas ya volvían a estar de nuevo bajo su control, más o menos.
- Sólo quienes car… carhecen de fuerza y honor… disp… disp… dissponen de trampas para la mmmente… para deb… para deb… para debilitar el ánimmo de sus enemmigos. – Trató de afirmar a sus compañeros, luchando por hacer obedecer a sus entumecidos labios. Por un lado, necesitaba despreciar aquel tétrico ambiente y ofrecer un apoyo moral al resto de la tripulación, un contramaestre al que pudieran mirar y sentirse seguros y protegidos; por otro, necesitaba también reunir tanta fuerza de voluntad como pudiera para no ceder él mismo, y poder ayudar y dar valor a los suyos. – No tendremos problemas más adelante. –
Con todo, Dharkel, como era costumbre, pareció no verse apenas inspirado, y se dio la vuelta tan pronto como pudo, dibujando un gesto de profunda decepción y disgusto en la cara del oni. Sabía bien que no sería por miedo que hacía aquello, sino para poder encenderse un cigarro como ya solía hacer comúnmente, pero la imagen que daba a sus observadores no era precisamente digna.
Balagus le esperó, avanzando muy lentamente en la oscuridad pero sin perder de vista al capitán, que apenas andaba unos metros por delante de él. A punto estuvo de aferrar por el cuello aquella amenazante figura esquelética de madera y de arrojarla al suelo para poder convertirla en astillas a gusto, pero, una vez más, Dharkel le tuvo que importunar con sus inoportunas investigaciones.
Más aún: el historiador de la banda gritó que podía haber una trampa en aquel lugar, justo en el momento exacto en el que el propio Silver encontraba un cable dispuesto con nefastas intenciones.
La mirada que el oni le dedicó al solarian podría haber derretido metales, probablemente.
- No jodas, ¿una trampa? – Replicó, con una voz claramente más iracunda que sarcástica. - ¿En qué momento te diste cuenta? ¿Fue cuando leíste la nota que sostenía un cadáver tallado en madera, o fue en cuanto entramos en este agujero infecto y oscuro, o cuando probamos vino envenenado, o cuando vimos un puto barco abandonado en mitad del mar con una PUTA COLUMNA DE HUMO? –
El gigantón ya apenas podía contener su rabia e impaciencia, y la quemazón del vino aún extendiéndose y perdurando en sus entrañas. Con una mano enorme tomó a Dharkel por el brazo y lo hizo avanzar con él por el pasillo, evitando el cable trampa que les mostraba Silver.
- Por esto entramos como lo hicimos, joder: para no tomar los caminos más habituales y evitar trampas puestas en ellos. No sé por qué no hemos hecho lo mismo para saltarnos todo esta mierda. –
Estaba tenso, enardecido, deseoso de descargar su ira y frustración contra quien fuera que les había puesto tantas dificultades por delante. Balagus se compadecía un poco del pobre desgraciado que fuera a probar su hacha, y pensó en que tendría que preguntar a fondo a Silver y… a su historiador, sobre la naturaleza de la familia Blackmore.
- Sólo quienes car… carhecen de fuerza y honor… disp… disp… dissponen de trampas para la mmmente… para deb… para deb… para debilitar el ánimmo de sus enemmigos. – Trató de afirmar a sus compañeros, luchando por hacer obedecer a sus entumecidos labios. Por un lado, necesitaba despreciar aquel tétrico ambiente y ofrecer un apoyo moral al resto de la tripulación, un contramaestre al que pudieran mirar y sentirse seguros y protegidos; por otro, necesitaba también reunir tanta fuerza de voluntad como pudiera para no ceder él mismo, y poder ayudar y dar valor a los suyos. – No tendremos problemas más adelante. –
Con todo, Dharkel, como era costumbre, pareció no verse apenas inspirado, y se dio la vuelta tan pronto como pudo, dibujando un gesto de profunda decepción y disgusto en la cara del oni. Sabía bien que no sería por miedo que hacía aquello, sino para poder encenderse un cigarro como ya solía hacer comúnmente, pero la imagen que daba a sus observadores no era precisamente digna.
Balagus le esperó, avanzando muy lentamente en la oscuridad pero sin perder de vista al capitán, que apenas andaba unos metros por delante de él. A punto estuvo de aferrar por el cuello aquella amenazante figura esquelética de madera y de arrojarla al suelo para poder convertirla en astillas a gusto, pero, una vez más, Dharkel le tuvo que importunar con sus inoportunas investigaciones.
Más aún: el historiador de la banda gritó que podía haber una trampa en aquel lugar, justo en el momento exacto en el que el propio Silver encontraba un cable dispuesto con nefastas intenciones.
La mirada que el oni le dedicó al solarian podría haber derretido metales, probablemente.
- No jodas, ¿una trampa? – Replicó, con una voz claramente más iracunda que sarcástica. - ¿En qué momento te diste cuenta? ¿Fue cuando leíste la nota que sostenía un cadáver tallado en madera, o fue en cuanto entramos en este agujero infecto y oscuro, o cuando probamos vino envenenado, o cuando vimos un puto barco abandonado en mitad del mar con una PUTA COLUMNA DE HUMO? –
El gigantón ya apenas podía contener su rabia e impaciencia, y la quemazón del vino aún extendiéndose y perdurando en sus entrañas. Con una mano enorme tomó a Dharkel por el brazo y lo hizo avanzar con él por el pasillo, evitando el cable trampa que les mostraba Silver.
- Por esto entramos como lo hicimos, joder: para no tomar los caminos más habituales y evitar trampas puestas en ellos. No sé por qué no hemos hecho lo mismo para saltarnos todo esta mierda. –
Estaba tenso, enardecido, deseoso de descargar su ira y frustración contra quien fuera que les había puesto tantas dificultades por delante. Balagus se compadecía un poco del pobre desgraciado que fuera a probar su hacha, y pensó en que tendría que preguntar a fondo a Silver y… a su historiador, sobre la naturaleza de la familia Blackmore.