Hay rumores sobre…
... una isla que aparece y desaparece en el horizonte, muchos la han intentado buscar atraídos por rumores y mitos sobre riquezas ocultas en ella, pero nunca nadie ha estado en ella, o ha vuelto para contarlo...
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[Común] [C-Presente] Mareas de cambio / Octojin
Asradi
Völva
Asradi, efectivamente, se dirigió hacia la mesa de manera directa, tra haberle cedido la cama a Octojin. De ahí apoyó la mochila sobre el mueble y comenzó a sacar algunas cosas. Las prendas que el escualo le había regalado estaban bien dobladas y resguardadas en el fondo. Estaba, justo, sacando un pequeño cofrecito, a modo de botiquín, donde tenía sus mejunjes y demás, cuando fue repentinamente abordada por el tiburón. Un abrazo que ella no se esperaba en lo absoluto.

¿Octo...? — Musitó, mirándole de reojo pues el escualo la había abrazado desde atrás. Sintió, al mismo tiempo, el contacto de su piel desnuda, y fue ahí donde se percató, más abiertamente, de que el gyojin estaba tan solo, ahora, en ropa interior. Las mejillas de Asradi se colorearon de inmediato, pero también se dejó llevar por aquel momento, sonriendo de manera suave. Quizás un tanto tímida en ese instante, sobre todo cuando recibió aquel beso en la cabeza. Tan grandote y tan delicado con ella que le provocaba ternura y un sentimiento especial.

Las manos de la sirena se posaron en los antebrazos contrarios, acariciándolos con suavidad y acurrucándose el corto momento en el que ambos permanecieron así unidos.

Claro que tienes que dormir, ¿te has visto las ojeras? — Medio bromeó ella, siendo quien ahora se estirase un poco para depositar un beso igual de cariñoso en la mejilla del escualo, como si la peligrosa dentadura del mismo no le preocupase en lo absoluto. — Te despertaré en una hora, te lo prometo.

Lo haría, o en hora y media, así el grandullón podría arañar más horas de sueño. Le dió una palmadita, quizás un tanto descarada, en una nalga. Más un gesto de “Vete a dormir”, que otra cosa. Asradi se le quedó mirando cuando el habitante del mar se tumbó de nuevo en la cama y así permaneció, acariciándole distraidamente una de las manos, hasta que él se quedó totalmente frito. Una inconsciente sonrisa se dibujó en los labios de la sirena. Le dejaría dormir, así ella aprovecharía también para ir adelantando las medicinas. Era mejor ser previsora. Puso en fila tres frascos, los vacíos que había comprado en el mercado, y dos más que ella ya tenía, a medias. Por otro lado, el cuenco y la piedra de moler con la que hacía las mezclas. Quería probar, también, las hierbas que había comprado también en el mercado y que el anciano, muy amablemente, le había recomendado. Lo primero que hizo fue sacar el cuaderno que siempre llevaba consigo, de sus anotaciones y comenzó a redactar, inicialmente, el nombre de la planta, así como una descripción física de la misma y un rápido boceto. Y, acto seguido, procedía a probarla, en cuanto a un pequeño mordisquito a las hojas, para memorizar su sabor, antes de escupir dicho pedazo. Algunas plantas tenían toxinas antes de ser mezcladas o procesadas, o antes de secarlas, así que siempre tenía cuidado con eso.

Cuando hizo el recuento y las anotaciones iniciales pertinentes, comenzó a probar alguna mezcla que ella conocía, y con las nuevas plantas según las propiedades que el anciano del mercado, muy amablemente, le había explicado. Un frasco para las mezclas, y los otros para dejar las sustancias en su estado puro. Pero antes de ello, primero tenía que molerlas de manera adecuada. Asradi comenzó a ello, midiendo las cantidades a ojo. No eran terriblemente exactas, pero era lo que ella consideraba y según sus conocimientos. Y también como le habían enseñado en su día. De la misma manera que, después de muchos años, un cocinero sabe la cantidad de arroz sin necesidad de un vaso medidor. Mientras hacía los movimientos propios de muñeca para que el proceso de mezcla fuese el adecuado, fue tarareando una cancioncilla. Le servía no solo para entretenerse, sino también que le evocaba cosas, recuerdos y añoranzas. Y, al mismo tiempo, esperaba también que Octojin durmiese bien. Como si le arrullase de alguna manera.

Hug til heim
Langt frå land og mine
Pust i segl og rå
Vind gjer meg
Håp om heim
Og von om tid og stunder
Atter blir vi ein
Om vinden bær

Por supuesto, Asradi no era consciente de lo que estuviese soñando Octojin. Pero imaginaba que debía de ser algo bueno cuando, al mirale de vez en cuando, podía casi atisbar una ligera sonrisa tranquila en los labios del escualo. Miró el exterior, la posición del sol, mientras continuaba moliendo las hierbas y ya repartiendo alguna en los tarros correspondientes. Todavía no era tiempo de despertarle, aunque ya pasaban unos minutos de la hora que él le había pedido. De hecho, fue el escualo quien lo hizo de repente, con una energía renovada y pillando por sorpresa a la sirena.

¡Epa! Espera, espera. — Intentó, entre risas, hacer que Octojin se calmase porque de pronto, se vió elevada entre sus brazos. Ella estaba justo vendándose la mano en ese momento. Se había hecho un corte en la palma, a propósito, y se había untado uno de los nuevos remedios. Necesitaba comprobar su eficiencia antes de, por supuesto, probarlo en otra persona.

Asradi le dió un beso en todo el morrete de tiburón, lo equivalente a una nariz humana, y le miró entre divertida y curiosa, también un poco tímida. ¿Que había soñado con ella, había dicho? Eso era un poco vergonzoso de escuchar, pero no por ello menos halagador.

— ¿En serio? ¿Y qué has soñado, si se puede saber? Te has despertado muy contento. — Y eso le alegraba también a ella, todo sea dicho. El verle así de activo y feliz, era todo cuanto necesitaba para saber que todo lo que había pasado en aquella selva, años atrás, había valido la pena. Las horas velándole hasta que aquel veneno se hubiese disuelto del cuerpo de Octojin.

¿Le acababa de llamar princesa? Asradi le miró directamente a los ojos notando como, de nuevo, el calor subía una vez más a sus mejillas.

No creo ser una princesa, grandullón. — Bromeó mientras disfrutaba del contacto de aquel nuevo abrazo. — Tienen demasiadas reglas y protocolos. Y nosotros somos libres. Mejor ser solamente tu sirena. — Musitó esto último, con un toque de cariño e intimidad.

#49
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[C-Presente] Mareas de cambio / Octojin - por Asradi - 24-09-2024, 06:24 PM
RE: [C-Presente] Mareas de cambio / Octojin - por Asradi - 22-10-2024, 06:48 PM

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