Drake Longspan
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22-10-2024, 07:52 PM
Chipper, con su pequeño tamaño y una energía contagiosa, observaba la escena desde una distancia prudente. La cascada rugía con fuerza, pero sus pensamientos estaban más centrados en sus dos compañeros. Sabía perfectamente que la flor que Akari buscaba era peligrosa de alcanzar, y eso lo preocupaba. Aunque el panda parecía ser un buen tipo, no confiaba del todo en que Akari se contentara solo con admirar el paisaje. Ya la había visto estudiar cada detalle del entorno con una mirada determinada y un plan secreto bajo la manga.
Mientras la brisa húmeda de la cascada le revolvía el pelaje, Chipper intentaba distraerse observando el contenido del bolso de Panda. El pequeño tontatta era curioso por naturaleza y aunque lo que encontraba no era especialmente impresionante, solo ungüentos baratos y algunos bocadillos, lo mantenía entretenido. Los estornudos seguían escapándose de su nariz, interrumpiendo sus pensamientos de vez en cuando.
— Tal vez sí debería descansar un poco. ¡Wachús!
El Tontatta recogió el té de bambú y lo saboreó con su resfriado.
Sin embargo, había algo que no podía dejar pasar: Akari no se había dado por vencida. Chipper podía sentirlo en la forma en que fingía leer su libro, en cómo de vez en cuando lanzaba miradas furtivas hacia la flor en el borde de la cascada. Incluso el panda, con su tranquilidad habitual, parecía empezar a mostrar interés por la misteriosa planta. Chipper no podía permitir que se arriesgaran. Sabía que los resbaladizos bordes de las rocas, húmedas por el constante flujo del agua, podrían ser mortales para cualquiera que intentara alcanzarla. Estaba claro que ninguno de sus dos nuevos compañeros iba a abandonar la idea de acercarse a la planta.
El viento soplaba más fuerte, y la cascada parecía rugir con más fuerza, como si estuviera desafiándolos a todos. Y Chipper, aunque pequeño, sabía que esta situación estaba lejos de ser controlada.
“Si logro que desistan, podremos volver a lo del bambú y dejar esta locura atrás”.
Pero ya era tarde, Panda había logrado llegar al otro lado, y ahora era la flor la que se postraba frente a él. Akari podría llegar también si decidía saltar, pero era un peligro para ambos.
Cuando parecía que todo iba en orden, se escuchó un rugido al fondo de la cascada, como si abajo del todo, una especie de reptil reclamase alimento para él y toda su familia de carnívoros.
Mal momento para mirar abajo.
Mientras la brisa húmeda de la cascada le revolvía el pelaje, Chipper intentaba distraerse observando el contenido del bolso de Panda. El pequeño tontatta era curioso por naturaleza y aunque lo que encontraba no era especialmente impresionante, solo ungüentos baratos y algunos bocadillos, lo mantenía entretenido. Los estornudos seguían escapándose de su nariz, interrumpiendo sus pensamientos de vez en cuando.
— Tal vez sí debería descansar un poco. ¡Wachús!
El Tontatta recogió el té de bambú y lo saboreó con su resfriado.
Sin embargo, había algo que no podía dejar pasar: Akari no se había dado por vencida. Chipper podía sentirlo en la forma en que fingía leer su libro, en cómo de vez en cuando lanzaba miradas furtivas hacia la flor en el borde de la cascada. Incluso el panda, con su tranquilidad habitual, parecía empezar a mostrar interés por la misteriosa planta. Chipper no podía permitir que se arriesgaran. Sabía que los resbaladizos bordes de las rocas, húmedas por el constante flujo del agua, podrían ser mortales para cualquiera que intentara alcanzarla. Estaba claro que ninguno de sus dos nuevos compañeros iba a abandonar la idea de acercarse a la planta.
El viento soplaba más fuerte, y la cascada parecía rugir con más fuerza, como si estuviera desafiándolos a todos. Y Chipper, aunque pequeño, sabía que esta situación estaba lejos de ser controlada.
“Si logro que desistan, podremos volver a lo del bambú y dejar esta locura atrás”.
Pero ya era tarde, Panda había logrado llegar al otro lado, y ahora era la flor la que se postraba frente a él. Akari podría llegar también si decidía saltar, pero era un peligro para ambos.
Cuando parecía que todo iba en orden, se escuchó un rugido al fondo de la cascada, como si abajo del todo, una especie de reptil reclamase alimento para él y toda su familia de carnívoros.
Mal momento para mirar abajo.