Odinson D. Shizu
Asesina de Espadas
23-10-2024, 02:58 AM
Las piezas de la intrincada partida que se iba a realizar aquella noche en la ciudad de Loguetown estaban reuniéndose poco a poco. Los piratas Bizarre Adventure lograron reunirse con su camarada que se adelanto en las trincheras para recobrar información, pudiendo pasar rapidamente a tomar posiciones y observar como irían avanzando los acontecimientos en aquella noche. Una mezcla de sentimientos envolvía a los presentes, algunos estaban dispuestos a no perder a nadie y no volver a sufrir perdidas como en el pasado de nuevos, otros perseguían sus intereses personales, alguno tenia claro que primaba por la seguridad de sus compañeros e incluso habia uno que no tenia claro que demonios estaba haciendo metido entre esa gente. En fin, un cumulo de emociones que estaban a flor de piel.
Gracias al uso del Kenbunshoku Haki, Silver tenia una buena comprensión de lo que ocurría en su entorno, a pesar de no tomar unas posiciones tan avanzadas como sus compañeros. Por un lado no se parecían captar más voces en el entorno a más gente que esos sicarios, excluyendo a gente durmiendo en sus casas, los cuales parecían estar algo aburridos de esperar, lo que antes parecía un desdén para disimular, ahora más bien parecía reflejar autentico aburrimiento de estar allí esperando desde hace un buen rato. Pero se confinaba que no habia gente oculta por los alrededores como esperando tender una trampa, era tal vez una señal de exceso de confianza? Tal vez no esperaban que nadie diera importancia a ese envió que estaban por recibir? O quizá realmente estaba seguros de haber tomado las precauciones adecuadas? Fuera como fuera, el navío mercante estaba por llegar. Sus velas eran azules, de noche se veían muy bien alejadas de luz y de día podían llegar a mezclarse con un cielo azul despejado, carecían de ningún emblema en las mismas, pero se destacaba un mascaron de proa en forma de escorpión, cuya cola se extendía por toda la quilla del barco hasta emerger en la proa del navío. Silver podía detectar unas seis presencias en el interior del barco.
El barco atracaría en la costa desplegando una rampa por la cual bajarían una pareja que parecían muy animados por el encuentro - Buenas nuestros queridos compradores, lamentamos el retraso, el viento no estuvo a nuestro favor me temo - Diría la mujer - Se podría decir que el mar no quería completar esta entrega, pero bueno aun así creo que vamos bien de tiempo, no? - Respondería el hombre con cierta condescendía - Aunque así sea, a la señora le gusta que las cosas sigan la agenda planificada, así que daros prisa con la mercancía - Exigiría uno de los agentes que se colocaría - Si, si, si, pero antes quiero el contrato firmado por tu patrona, no quiero que luego de la subasta nos recortéis el porcentaje acordado de comisión - Exigiría el "comerciante" recién llegado - Aquí tenéis, pero dejad de retrasar esto - El hombre entregaría un papel plegado que guardaba dentro de su chaqueta, haciendo el mercante un gesto a su pareja para que entrara en el barco.
Mientras revisaba los detalles del contrato, se vería a la mujer junto a otro hombre tirando de unas cadenas para arrastrar a dos siluetas - Bien parece todo correcto en el contrato, y como prometimos de nuestra parte dos ejemplares jóvenes de Lunarian provenientes del la ciudad Infinita, unos muy valiosos ejemplares, que seguro elevaran el cache de vuestra subasta - El hombre se mostraba arrogante, orgulloso de sus trofeos y muy vanidoso con sus gestos, derrochaba la confianza de quien habia hecho ya el negocio de su vida y disfrutaba de los royalties, aunque la subasta ni se habia efectuado aun. Por la rampa fueron obligados a bajar dos niños de piel morena, cabellos plateados y alas negras. Ambos eran niños, deberían tener unos entre seis y nueve años, el pequeño era un niño, parecía algo asustado e intimidado por la situación, aunque intentaba resistirse aferrándose a la chica, la otra por su lado era una niña algo mayor, la cual mostraba un rostro desafiante intentando resistirse con todas sus fuerzas a la cadena mientras mostraba una llama ardiente en su espalda. Finalmente el segundo hombre que estaba tirando de las cadenas junto a la mujer, se canso y dio un fuerte tirón de la cadena con una patada en el abdomen de la niña para lanzarla hacia el muelle y por las cadenas al niño con ella - ¡Oye no trates así a la mercancía! - Le exigiría el agente de los Blackmore mientras los demás miembros del grupo tomaban rapidamente las cadenas - Tranquilo, tranquilo, despreocúpate, que no ves que esta raza es muy resistente, juajuajaujua - Ciertamente aun siendo golpeados y lanzados no presentaban ningún rasguño en su piel, solo algo de polvo en su ropa.
- Como sea... Subidlos al carro, debemos llegar rápido al casino - Diría el sicario con un tono algo irritado por la actitud de los esclavistas, mientras comenzaban a desplazarse hacia un carro con una lona opaca que tenían preparado en un callejón colindante - Oye, oye, me suena que nos prometieron unas invitaciones a la subasta para poder enviar a alguien a comprobar el precio final de venta - Exigiría la mujer al ver que ya se estaban retirando los hombres - ¡Si, aquí tenéis, no nos retraséis más! - El sicario lanzaría de su chaqueta dos papeles hacia ellos que volarían unos momentos en el aire para ser tomados por el que parecía el cabecilla de los traficantes - Solo dos entradas... Que ratas por dios, bueno mejor que nada - Los sicarios se subirían a toda prisa al carro listos para dirigirse al casino mientras los esclavistas comenzaban a subir de nuevo por la rampa del barco - Bueno, quien quiere ir, solo tenemos dos pases - Diría el hombre abanicándose con las dos entradas - Yo quiero, ir, me lo prometiste - Le reclamaría la mujer - Ehh.. yo también quería ver el sitio... joooooo - El grandullón que parecía tener una voz extrañamente baja y algo timida para el tamaño que tenia parecía disgustado porque se veia venir que le tocaria quedarse en el barco.
Gracias al uso del Kenbunshoku Haki, Silver tenia una buena comprensión de lo que ocurría en su entorno, a pesar de no tomar unas posiciones tan avanzadas como sus compañeros. Por un lado no se parecían captar más voces en el entorno a más gente que esos sicarios, excluyendo a gente durmiendo en sus casas, los cuales parecían estar algo aburridos de esperar, lo que antes parecía un desdén para disimular, ahora más bien parecía reflejar autentico aburrimiento de estar allí esperando desde hace un buen rato. Pero se confinaba que no habia gente oculta por los alrededores como esperando tender una trampa, era tal vez una señal de exceso de confianza? Tal vez no esperaban que nadie diera importancia a ese envió que estaban por recibir? O quizá realmente estaba seguros de haber tomado las precauciones adecuadas? Fuera como fuera, el navío mercante estaba por llegar. Sus velas eran azules, de noche se veían muy bien alejadas de luz y de día podían llegar a mezclarse con un cielo azul despejado, carecían de ningún emblema en las mismas, pero se destacaba un mascaron de proa en forma de escorpión, cuya cola se extendía por toda la quilla del barco hasta emerger en la proa del navío. Silver podía detectar unas seis presencias en el interior del barco.
El barco atracaría en la costa desplegando una rampa por la cual bajarían una pareja que parecían muy animados por el encuentro - Buenas nuestros queridos compradores, lamentamos el retraso, el viento no estuvo a nuestro favor me temo - Diría la mujer - Se podría decir que el mar no quería completar esta entrega, pero bueno aun así creo que vamos bien de tiempo, no? - Respondería el hombre con cierta condescendía - Aunque así sea, a la señora le gusta que las cosas sigan la agenda planificada, así que daros prisa con la mercancía - Exigiría uno de los agentes que se colocaría - Si, si, si, pero antes quiero el contrato firmado por tu patrona, no quiero que luego de la subasta nos recortéis el porcentaje acordado de comisión - Exigiría el "comerciante" recién llegado - Aquí tenéis, pero dejad de retrasar esto - El hombre entregaría un papel plegado que guardaba dentro de su chaqueta, haciendo el mercante un gesto a su pareja para que entrara en el barco.
Mientras revisaba los detalles del contrato, se vería a la mujer junto a otro hombre tirando de unas cadenas para arrastrar a dos siluetas - Bien parece todo correcto en el contrato, y como prometimos de nuestra parte dos ejemplares jóvenes de Lunarian provenientes del la ciudad Infinita, unos muy valiosos ejemplares, que seguro elevaran el cache de vuestra subasta - El hombre se mostraba arrogante, orgulloso de sus trofeos y muy vanidoso con sus gestos, derrochaba la confianza de quien habia hecho ya el negocio de su vida y disfrutaba de los royalties, aunque la subasta ni se habia efectuado aun. Por la rampa fueron obligados a bajar dos niños de piel morena, cabellos plateados y alas negras. Ambos eran niños, deberían tener unos entre seis y nueve años, el pequeño era un niño, parecía algo asustado e intimidado por la situación, aunque intentaba resistirse aferrándose a la chica, la otra por su lado era una niña algo mayor, la cual mostraba un rostro desafiante intentando resistirse con todas sus fuerzas a la cadena mientras mostraba una llama ardiente en su espalda. Finalmente el segundo hombre que estaba tirando de las cadenas junto a la mujer, se canso y dio un fuerte tirón de la cadena con una patada en el abdomen de la niña para lanzarla hacia el muelle y por las cadenas al niño con ella - ¡Oye no trates así a la mercancía! - Le exigiría el agente de los Blackmore mientras los demás miembros del grupo tomaban rapidamente las cadenas - Tranquilo, tranquilo, despreocúpate, que no ves que esta raza es muy resistente, juajuajaujua - Ciertamente aun siendo golpeados y lanzados no presentaban ningún rasguño en su piel, solo algo de polvo en su ropa.
- Como sea... Subidlos al carro, debemos llegar rápido al casino - Diría el sicario con un tono algo irritado por la actitud de los esclavistas, mientras comenzaban a desplazarse hacia un carro con una lona opaca que tenían preparado en un callejón colindante - Oye, oye, me suena que nos prometieron unas invitaciones a la subasta para poder enviar a alguien a comprobar el precio final de venta - Exigiría la mujer al ver que ya se estaban retirando los hombres - ¡Si, aquí tenéis, no nos retraséis más! - El sicario lanzaría de su chaqueta dos papeles hacia ellos que volarían unos momentos en el aire para ser tomados por el que parecía el cabecilla de los traficantes - Solo dos entradas... Que ratas por dios, bueno mejor que nada - Los sicarios se subirían a toda prisa al carro listos para dirigirse al casino mientras los esclavistas comenzaban a subir de nuevo por la rampa del barco - Bueno, quien quiere ir, solo tenemos dos pases - Diría el hombre abanicándose con las dos entradas - Yo quiero, ir, me lo prometiste - Le reclamaría la mujer - Ehh.. yo también quería ver el sitio... joooooo - El grandullón que parecía tener una voz extrañamente baja y algo timida para el tamaño que tenia parecía disgustado porque se veia venir que le tocaria quedarse en el barco.