Odinson D. Shizu
Asesina de Espadas
23-10-2024, 03:20 AM
Se encontraban en un mar de nubes. Uno de los extraños fenómenos del mundo que muchos no creen que existen, pues no creen en cosas que no puedan observar más allá de sus islas. Pero lo cierto es que existían esas nubes, los cumulonimbo fósiles, unas nubes con partículas de roca marina en su interior que formaron una sustancia ligera como para flotar, pero acuosa como el mismo mar, teniendo los mismos efectos que este para los usuarios de akuma no mi, aunque uno en su interior se sentía ligero a diferencia de la precisión marina que se podría experimentar en el lecho abisal del mar azul. Esto causaba también que la fauna que vivía en esas nubes, porque evidentemente desarrollaron su propia fauna esos ecosistemas, estuviera adaptada al medio, siendo mucho más livianas y algo más grandes que sus parientes de la superficie. Como era el caso de un tiburón del cielo.
El animal opto por una caza alejado de sus congéneres, algo habitual en los tiburones, puesto que no eran animales sociales. Y en su expedición por comida fue cuando encontró el rastro del anciano Lovecraft sumergido en el nuboso liquido. Esa era una oportunidad que no estaba dispuesto a dejar escapar la criatura. Puesto que se lanzo sin dudarlo a devorar al hombre entre sus fauces. Aunque para su desgracia, ese no era un viejito normal y corriente, completamente indefenso a merced de un depredador, ese viejo era el depredador encarnado en un cuerpo humano, aunque igual era una descripción algo dramática para alguien tan benevolente y pacifico como Lovecraft, pero esa personalidad no mitigaba su capacidad para la lucha la cual no se lograba simplemente de nacimiento, era el producto de años y años de entrenamiento puliendo la técnica, la mente y el cuerpo.
El anciano evadió perfectamente a la criatura, pero lejos de dejarla pasar de largo, se aferro a la misma, montando en su lomo mientras la tomaba del cuerpo y se aferraba a sus branquias, con el fin de manipular un poco la dirección del nado de la bestia y enfocarla hacia una ascensión brusca. No era una idea brillante, pero pelear en un entorno del que no se tenia acceso aceptable a la respiración y ante la incerteza de su ascensión, era una jugada de todo o nada para ahorrarse luchar y gastar más aire y buscar de llegar a la cima más rápido de lo que haría escalando. El plan del anciano seria efectivo, logrando que el tiburón tomara un ascenso directo contra la superficie de aquella nube que hacia de mar. Por el camino se cruzaría con unos pocos compañeros tiburón, cuyas presencias podría notar Lovecraft, aunque la velocidad y tener que centrarse en mantenerse agarrado lo tenían un poco menos centrado en los tiburones. Aunque no importaba puesto que estos se dispersaron un poco cuando el otro tiburón paso enloquecido entre ellos, hasta que finalmente el liquido se volvía menos opaco y brillante. Logrando romper la superficie del mismo y salir al cielo abierto de nuevo.
La escena que encontraría Lovecraft al salir era algo peculiar, para empezar un salto de unos 20 metros si quería alcanzar de nuevo la pared de la Red Line y bajarse del tiburón antes de que volviera a zambullirse. Luego la increíble vista de lo que parecía ser la cima de la Red Line a unos 30 metros de altura. Y por ultimo lo más extraño, dos presencias que su haki detectaba más arriba de él. Una era un hombre o lo que parecía su silueta sobre el acantilado sosteniendo una gran caña de pescar de la cual su extremo sujetaba sobre las aguas, que recordemos que rondaban tiburones, a un joven de unos 17 años, que portaba un habito el cual fácilmente el monje podría reconocer de ciertos acólitos.
El primero en darse cuenta de la presencia de Lovecraft, a parte del tiburón, sería el joven colgando de la cuerda - ¡AUXILIOOOOOOOOOOOOO! - Suplicaría el joven al ver la cara de alguien más por allí.
El animal opto por una caza alejado de sus congéneres, algo habitual en los tiburones, puesto que no eran animales sociales. Y en su expedición por comida fue cuando encontró el rastro del anciano Lovecraft sumergido en el nuboso liquido. Esa era una oportunidad que no estaba dispuesto a dejar escapar la criatura. Puesto que se lanzo sin dudarlo a devorar al hombre entre sus fauces. Aunque para su desgracia, ese no era un viejito normal y corriente, completamente indefenso a merced de un depredador, ese viejo era el depredador encarnado en un cuerpo humano, aunque igual era una descripción algo dramática para alguien tan benevolente y pacifico como Lovecraft, pero esa personalidad no mitigaba su capacidad para la lucha la cual no se lograba simplemente de nacimiento, era el producto de años y años de entrenamiento puliendo la técnica, la mente y el cuerpo.
El anciano evadió perfectamente a la criatura, pero lejos de dejarla pasar de largo, se aferro a la misma, montando en su lomo mientras la tomaba del cuerpo y se aferraba a sus branquias, con el fin de manipular un poco la dirección del nado de la bestia y enfocarla hacia una ascensión brusca. No era una idea brillante, pero pelear en un entorno del que no se tenia acceso aceptable a la respiración y ante la incerteza de su ascensión, era una jugada de todo o nada para ahorrarse luchar y gastar más aire y buscar de llegar a la cima más rápido de lo que haría escalando. El plan del anciano seria efectivo, logrando que el tiburón tomara un ascenso directo contra la superficie de aquella nube que hacia de mar. Por el camino se cruzaría con unos pocos compañeros tiburón, cuyas presencias podría notar Lovecraft, aunque la velocidad y tener que centrarse en mantenerse agarrado lo tenían un poco menos centrado en los tiburones. Aunque no importaba puesto que estos se dispersaron un poco cuando el otro tiburón paso enloquecido entre ellos, hasta que finalmente el liquido se volvía menos opaco y brillante. Logrando romper la superficie del mismo y salir al cielo abierto de nuevo.
La escena que encontraría Lovecraft al salir era algo peculiar, para empezar un salto de unos 20 metros si quería alcanzar de nuevo la pared de la Red Line y bajarse del tiburón antes de que volviera a zambullirse. Luego la increíble vista de lo que parecía ser la cima de la Red Line a unos 30 metros de altura. Y por ultimo lo más extraño, dos presencias que su haki detectaba más arriba de él. Una era un hombre o lo que parecía su silueta sobre el acantilado sosteniendo una gran caña de pescar de la cual su extremo sujetaba sobre las aguas, que recordemos que rondaban tiburones, a un joven de unos 17 años, que portaba un habito el cual fácilmente el monje podría reconocer de ciertos acólitos.
El primero en darse cuenta de la presencia de Lovecraft, a parte del tiburón, sería el joven colgando de la cuerda - ¡AUXILIOOOOOOOOOOOOO! - Suplicaría el joven al ver la cara de alguien más por allí.