Jack D. Agnis
Golden Eyes
23-10-2024, 06:04 AM
(Última modificación: 23-10-2024, 06:05 AM por Jack D. Agnis.)
Al ver la espalda de Alex, sonreí. Al fin iba a poder dañar a aquel cachorro, ya que su escudo se encontraba demasiado lejos como para defenderlo, pero esa fue una gran equivocación de mi parte.
Tras lanzar mi ataque, noté como éste movía rapidamente su brazo izquierdo e interceptaba mi espada con su mano desnuda, la cual apenas sangró ante mi filo.
Aquello fue sorprendente. Jamás nadie había podido recibir un ataque directo de mi espada y no sufrir casi daño. Tal vez fue aquella sorpresa que hizo que, al ver su defensa impenetrable, Alex pudiera derribarme y mandarme al suelo, quedándome a merced de sus golpes.
"Beneficios de tener ambos brazos" pensé, mientras caía al suelo de espaldas, con mi espada frente a mí.
—Tch, eso es trampa. Tú tienes dos brazos —dije en un tono burlesco, pero a la vez molesto y confuso al mismo tiempo, ya que hacía mucho tiempo que alguien me había hecho comer tierra de esa manera.
Aun en el suelo, mantuve mi guardia en alto, ya que Alex no dudaría en atacar, cosa que hizo sin remordimiento alguno.
-¿Atacas a alguien indefenso? Eso no habla muy bien de ti —exclamé más que divertido, mientras comenzaba a arrastrarme por la tierra, tratando de que su ataque no diera de lleno en mi cuerpo.
Aunque intenté hacerlo, parte de ese daño me lo llevé igual, y aunque lo había reducido, pude sentir como esas malditas vibraciones dañaban el interior de mi cuerpo.
Mientras me preparaba para mi siguiente ataque, pude notar que aquel ataque había sido desbastador tanto para él como para mí. En mi caso, mi cuerpo se encontraba dañado, pero en el suyo, sus fuerzas comenzaban a flaquear. Aunque, a decir verdad, yo no estaba muy diferente que digamos.
—Te veo cansado, cachorro. ¿No me digas que la vejez te está alcanzando? —le pregunté jocosamente, mientras que tomaba mi espada con fuerza, y aun estando en el suelo, lanzaría dos cortes rápidos hacia sus piernas.
Tras lanzar mi ataque, noté como éste movía rapidamente su brazo izquierdo e interceptaba mi espada con su mano desnuda, la cual apenas sangró ante mi filo.
Aquello fue sorprendente. Jamás nadie había podido recibir un ataque directo de mi espada y no sufrir casi daño. Tal vez fue aquella sorpresa que hizo que, al ver su defensa impenetrable, Alex pudiera derribarme y mandarme al suelo, quedándome a merced de sus golpes.
"Beneficios de tener ambos brazos" pensé, mientras caía al suelo de espaldas, con mi espada frente a mí.
—Tch, eso es trampa. Tú tienes dos brazos —dije en un tono burlesco, pero a la vez molesto y confuso al mismo tiempo, ya que hacía mucho tiempo que alguien me había hecho comer tierra de esa manera.
Aun en el suelo, mantuve mi guardia en alto, ya que Alex no dudaría en atacar, cosa que hizo sin remordimiento alguno.
-¿Atacas a alguien indefenso? Eso no habla muy bien de ti —exclamé más que divertido, mientras comenzaba a arrastrarme por la tierra, tratando de que su ataque no diera de lleno en mi cuerpo.
Aunque intenté hacerlo, parte de ese daño me lo llevé igual, y aunque lo había reducido, pude sentir como esas malditas vibraciones dañaban el interior de mi cuerpo.
Mientras me preparaba para mi siguiente ataque, pude notar que aquel ataque había sido desbastador tanto para él como para mí. En mi caso, mi cuerpo se encontraba dañado, pero en el suyo, sus fuerzas comenzaban a flaquear. Aunque, a decir verdad, yo no estaba muy diferente que digamos.
—Te veo cansado, cachorro. ¿No me digas que la vejez te está alcanzando? —le pregunté jocosamente, mientras que tomaba mi espada con fuerza, y aun estando en el suelo, lanzaría dos cortes rápidos hacia sus piernas.