Lemon Stone
MVP
23-10-2024, 06:59 AM
Por un momento, todo fue oscuridad. No había nada más que negrura y silencio, un vacío absoluto. Entonces, se vio a sí mismo nadando en un río de nubes donde, al final, había dos grandes cerros que se abrían y daban paso a un paraíso. Se sentía… bien, como si las preocupaciones pesaran poco más que una bolsa de aire. Querías seguir nadando, quería…
-Me parece que las tablas de surf veganas no son el camino para este hombre renacido… En fin, no hay mal que por bien no venga. ¿O era al revés? Siempre se me confunden estos dichos de campesino -continuó-. Ahogarse y estar a punto de morir da hambre, ¿sabes? ¿Te apetece comer algo?
Cuando abrió los ojos vio a Aletas dándole un beso. Vaya, no sabía que la sirena era una de esas… Rápidamente, cerró los ojos para aprovecharse convenientemente de la situación que, dependiendo del punto de vista, él mismo había creado. Sentir los labios de Aletas era agradable, pero sus mejillas y pecho inflados… No, eso no era para nada rico. Quiso jugar al desmayado un rato más, pero su cuerpo se movió solo.
Lemon se incorporó de golpe y tosió como si hubiera contraído neumonía, o como si casi hubiera muerto ahogado. Volvió a toser, miró a Aletas y tosió otra vez, más por gusto que por necesidad. Giró otra vez la mirada, esta vez hacia el mar. Antiguamente, pasaba horas en la playa, surfeando y sintiendo la brisa playera en su rostro, pero ahora estuvo a punto de morir. Ya no es que estuviera gordo ni maldito, sino que estaba viejo: se había hecho mayor. Lo mismo le pasaría a un anciano con artritis que intentase patinar como en sus tiempos mozos, ¿no? Una caída y listo, para el patio de los callados.
-Intenté nadar, quise surfear y confié en el pez… ¿Qué obtuve a cambio? Nada, solo una promesa de muerte. Creo que es un buen momento para replantearme las cosas. -Lemon volteó la mirada, encontrando los profundos ojos de su compañera-. Me salvaste la vida, Aletas. Cuando estuve nadando en el río de nubes, cuando estuve cerca del paraíso, sentí tus golpes en mi pecho. Jamás olvidaré que me rescataste de esas aguas traicioneras… Ni que me besaste sin mi consentimiento. Tranquila, no te pongas nerviosa. Me llevaré este secreto a la tumba.
Lemon era un hombre apasionado, alguien que sentía todo a flor de piel, un tipo complejo que no se entregaba físicamente a una mujer sin antes desearla con fervor. ¿Que a veces se aprovechaba de las situaciones para tantear límites? Puede que sí, pero era un hombre de sentimientos intensos. Si iba a besar a alguien, necesitaba que hubiera una conexión profunda como la hay entre una pizza y un gordo. Sin embargo, no se iba a mostrar desagradecido con su salvadora; es más, tenía pensado hacerle una foto y guardarla en la página treinta y tres del MANUAL como gesto de reconocimiento.