Alguien dijo una vez...
Monkey D. Luffy
Digamos que hay un pedazo de carne. Los piratas tendrían un banquete y se lo comerían, pero los héroes lo compartirían con otras personas. ¡Yo quiero toda la carne!
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[Común] [C-Presente] Mareas de cambio / Octojin
Octojin
El terror blanco
Octojin, aún con una sonrisa en su rostro y el corazón acelerado por la calidez del momento, se quedó quieto cuando Asradi le devolvió el beso con suavidad. Aquello parecía una competición en la que ambos ganaban con cada gesto. Si uno daba un beso, el otro tenía que responder igual. No había fallos en aquello.

El simple hecho de tenerla cerca, de sentir su piel contra la suya, lo llenaba de una felicidad que no había experimentado en mucho tiempo. Puede que de echo, no lo hubiera experimentado nunca. Su efusividad, tan poco característica en él, parecía haberse liberado sin restricciones, y le sorprendía cómo la sirena le provocaba estos cambios. ¿Cómo podía cambiar tanto un ser en función de su estado anímico?

Mientras la miraba, sus pensamientos volvían al sueño que había tenido. La había visto como una reina, como una princesa bajo el mar, y él, el protector de esa realidad tan especial. Su corazón aún latía con la euforia del sueño y la intensidad de sus emociones, pero ahora, con su sirena tan cerca y su sonrisa brillando como nunca, no podía evitar contarle más sobre lo que había soñado. Aquello tenía que ser desvelado con todo lujo de detalles. Y además, le salía contárselo así. Era, sin duda, uno de los momentos que más emoción había conseguido despertar en él.

—Fue tan real, Asradi —dijo, dejando escapar una pequeña risa nerviosa—. Estabas tan... increíble. No solo luchabas a mi lado, sino que después... después nos casamos. Todo era perfecto. —El tiburón se detuvo un momento, buscando las palabras, intentando no volver a repetirse como ya estaba haciendo—. Y no me dio vergüenza decírtelo porque, en el fondo, es algo que... no sé, me gustaría que pasara, sí. Si las cosas fueran diferentes, si pudiéramos vivir así de tranquilos, en paz... Sería increíble. Me encantaría.

Sus ojos se encontraron con los de la sirena, notando cómo su expresión cambiaba a algo más serio, pero también cómo ella se sonrojaba ante sus palabras. Cuando ella le había preguntado si realmente le gustaría que ese sueño se hiciera realidad, se había tomado unos segundos para decirlo sin sonar demasiado absorbente. Pero... ¿Qué miedo había en ello? Octojin se sorprendió por lo directo de la pregunta, pero no dudó ni un segundo. Así que se decidió a continuar su respuesta también.

—Sí, claro que me gustaría —dijo con sinceridad—. Eres todo lo que siempre he deseado, aunque no lo supe hasta que te conocí. Así que, sí, si el futuro nos lo permite, me encantaría estar contigo, protegerte... amarte. —Terminó la frase en un tono más bajo, casi tímido, pero con una fuerza que venía del fondo de su corazón.

Su semblante cambió un poco cuando vio la sangre en la mano de Asradi. Aunque ella intentaba restarle importancia, Octojin no podía evitar preocuparse por ella. Con cuidado, tomó su mano y le ayudó a anudar bien la venda, aunque sus movimientos eran torpes por la preocupación y la diferencia de tamaños.

—Debes tener cuidado con estas cosas, Asradi —dijo en un tono suave pero preocupado—. Sé que haces esto para probar los medicamentos, pero me preocupa que te hagas daño sin necesidad. —Mientras hablaba, su mano acariciaba con suavidad la herida cubierta, como si ese simple contacto pudiera ayudar a aliviar cualquier dolor.

Cuando ella le explicó el proceso, su mirada se suavizó. A pesar de su preocupación, entendía por qué lo hacía, y admiraba la dedicación con la que trabajaba. Quizá en otro momento podría ser él mismo la cobaya que usara para probar sus medicinas. Al final, su tamaño seguro que era una mayor barrera para las enfermedades que la propia sirena. Aunque ella no sabría exactamente la sensación que el tiburón tenía cuando probase algo que no funcionase del todo bien. Asradi no era solo una sanadora, era alguien que daba todo de sí por los demás, incluso si eso significaba hacerse daño en el proceso. Octojin no podía evitar sentirse afortunado por tenerla a su lado.

Quiso decirle de nuevo lo increíble que era, pero esta vez se frenó. Ya se lo había dicho varias veces y quizá, decirlo cada cinco minutos, le restaba la importancia que realmente tenían esas palabras. Que, por otro lado, era bastante.

La sirena le agradeció con una sonrisa y un suave beso en los labios, un gesto que hizo que el tiburón sintiera un calor especial en el pecho. El simple hecho de que Asradi le confiara sus emociones, de que le dijera que él le había devuelto las ganas de querer y de proteger a alguien, lo hacía sentir más que solo un guerrero. Lo hacía sentir completo. Un ser que jamás se había sentido y que entendía que no le correspondía ser. Sin embargo... Nunca digas nunca. El escualo no había pensado en poder enamorarse algún día, y ahora lo estaba hasta las trancas. Pensó que jamás se encontraría cómodo en compañía, y ahora no había otra cosa que más desease que esa. La vida cambiaba a una velocidad increíble. Tanto, que a veces producía un gran vértigo.

—Gracias a ti por dejarme estar a tu lado —respondió con una voz baja y llena de ternura—. Siempre serás mi sirena, y prometo que estaré aquí para ti, pase lo que pase.

El tiburón observó en silencio cómo Asradi volvía a su trabajo, preparando algo especial para él. No pudo evitar sonreír ante la dulzura del gesto, y mientras ella terminaba la mezcla, se quedó un momento pensando. Aunque se sentía más feliz de lo que había estado en mucho tiempo, había una pregunta que rondaba su cabeza, algo que ella había mencionado antes.

—Asradi... —empezó, empleando un tono más serio, aunque con una suavidad que intentaba no romper el ambiente de calma—. Antes mencionaste que había algo que solo podías hacer sola. Sé que te preocupas por mí, y entiendo que haya cosas que necesites hacer sin compañía, pero... —Tomó una pausa, sin querer parecer insistente— ¿Cuándo piensas irte para hacerlo? ¿Y qué es lo que debes hacer exactamente? Prometo que respetaré tu decisión de hacerlo sola, pero necesito saber dónde o qué harás. Entiéndeme... Necesito saberlo.

Octojin no quería presionarla, pero no podía evitar preocuparse por ella. Sabía que la sirena tenía sus propios deberes y luchas, pero la idea de que pudiera enfrentarse a algo peligroso por sí sola le revolvía el estómago. Sentirse inútil es algo que jamás había llevado bien. Y en aquella ocasión, por mucho que entendiese que Asradi debía hacer aquello, fuese lo que fuese, en solitario, la sensación de ser un cero a la izquierda le invadía. La pregunta estaba hecha, y ahora solo quedaba esperar su respuesta, mientras él seguía allí, dispuesto a escucharla y a apoyarla en lo que necesitara.
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[C-Presente] Mareas de cambio / Octojin - por Asradi - 24-09-2024, 06:24 PM
RE: [C-Presente] Mareas de cambio / Octojin - por Octojin - 23-10-2024, 03:41 PM

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