Ray
Kuroi Ya
23-10-2024, 05:50 PM
El joven peliblanco tomaba el sol tranquilamente, tumbado sobre la verde hierba a las afueras del Cuartel General, cuando su Den Den Mushi sonó. Sobresaltado, tardó unos segundos en contestar, encontrando al otro lado de la línea la voz de la Capitana Montpellier.
- Alférez Shun, vamos a mandar una pequeña unidad con urgencia a la isla de Goza, donde hemos recibido noticias de que una bestia marina está asolando la aldea. He decidido enviarte entre ellos.
El joven marine odiaba que se refirieran a él de una manera tan formal, por su rango y su apellido. Le hacía sentir un venerable anciano. Así que, ni corto ni perezoso, contestó a su superiora:
- Buenos días, Capitana. Iré encantado, pero por favor, prométeme que no me vas a seguir llamando por mí apellido. El señor Shun era un hombre a quien no conocí, yo soy Ray.
Tras unos momentos de incómodo silencio, la capitana le contestó amablemente, llamándole por su nombre e indicándole dónde tenía que dirigirse. Debía hacerlo rápido, pues apenas quedaba menos de una hora para que el navío que se dirigía zarpara, así que fue directo a sus aposentos. Allí cogió todo lo necesario. Sus armas, su mochila, un par de raciones ya preparadas, un kit de primeros auxilios... Lo suficiente para asegurarse de no echar nada en falta durante el transcurso de aquella misión.
Estaba ya llegando al puerto cuando su Den Den Mushi sonó de nuevo, esta vez escuchando la profunda voz de Octojin. No le sorprendió nada enterarse que el tiburón también estaba entre los efectivos seleccionados para aquella tarea, al fin y al cabo pocos marines eran más adecuados para enfrentarse a un monstruo marino que otro monstruo marino.
Al llegar al barco dio un abrazo a su amigo, feliz de tener su compañía en ese viaje, y se dispuso a descansar mientras alcanzaban su destino. El viaje fue más largo de lo que esperaba, pero finalmente vislumbraron la isla de Goza en el horizonte.
Tras desembarcar se dirigió junto al gyojin al punto de encuentro que se les había indicado: la Taberna del teniente Smith. Allí les esperaban unas cuantas personas, por lo que cuando llegaron lo primero que hicieron fue presentarse. Sus nombres eran conocidos tras lo acontecido un mes antes en el faro de Rostock, por lo que varios de los presentes se dieron cuenta rápidamente de quienes eran al oír sus nombres. Cuando Octojin solicitó que se les pusiera al tanto sobre el operativo, el peliblanco se limitó a asentir en apoyo a lo expresado por su compañero y escuchar lo que tuvieran que decirles. Estaba deseoso de comenzar.