Sowon
Luna Sangrienta
23-10-2024, 09:32 PM
La serenidad y profesionalidad del lugar se respiraba, los alumnos pese a su cansancio no cuestionaban a su maestro, era un entrenamiento tan jerarquizado como los que recordaba en su tierra natal. El hombre hablaba del destino, la Oni levantó la ceja, nuevamente aquella medida ilusoria que los humanos tanto solían emplear para referirse a las cosas, para la mujer era un terreno inexplorado y que lentamente se estaba acostumbrando. Los sueños, el destino, los hilos invisibles que movían los sucesos como un tablero... eran pensamientos que ella no compartía, prefería pensar que todo lo que sucedía estaba en manos de sus acciones y que lo que debía ocurrir era gracias a esa muchacha que le comentó al respecto. Si iba a la taberna en lugar de la posada a lo mejor la enviaban a cazar unos bandidos, a matar algunos piratas o terminaba envuelta en alguna aventura muy diferente. El fresco del agua se sentía todavía en su piel cuando avanzó hasta el interior del lugar, el ambiente era tal y como recordaba su infancia, un templo y a su alrededor los humanos que entrenaban para perfeccionarse. Su mente encontró la calma antes de la tormenta, cerró sus ojos, respiró profundamente y dejó que el sonido del viento le guiase mientras aguardaba en el lugar que le habían indicado. Sus manos siguieron el camino de su respiración, lentamente hasta su pecho, soltando de pequeños suspiros hasta finalmente abrir los ojos al sentir la puerta. Se notaba emocionada, ese chico parecía fuerte a la distancia, su porte y actitud no dejaban dudas de que había derrotado a numerosos retadores era justo lo que estaba buscando.
―Shinozaki Sowon, el placer es mío por dedicar parte de tu tiempo en darme un poco de trabajo, siempre me ha gustado intercambiar algunos golpes con un compañero de armas.―
Respondió el saludo mientras estrechaba con cuidado la mano del joven, no solo por la diferencia de tamaños si no por lo pequeña que podía llegar a ser una mano humana en una que superaba con creces su tamaño. El joven parecía bastante respetuoso, aunque la Oni podía notar esa arrogancia que había presenciado en otros espadachines, era algo común cuando nadie parece ser lo suficientemente entretenido. Mientras le seguía para comenzar su combate, pensaba en el motivo por el cual habían estado buscando oponentes para el chico, la guerrera podía intuir que a lo mejor era para que no cayese en un exceso de confianza. El alumno llegaba a superar al maestro, la edad y los años pasaban factura incluso a los monstruos más intimidante, por lo cual si el joven se convertía en un campeón imbatible terminaría por ser un maestro descuidado que creyese que nada podría hacerle caer. Por el contrario, las derrotas consecutivas le harían perder la confianza y a lo mejor frenar su desarrollo por tal motivo seguramente evaluarían a cada persona que llegaba y eso le incluía a ella. ¿Sería parte de los que perderían? ¿O sería la encargada de demostrar la fuerza del mar que rodeaba ese pequeño trozo de tierra?
―Muy bien, entonces iré con todo desde el inicio, no me agrada contenerme contra un gran rival. Yui, disfrutemos de esta danza entre aceros y busquemos evolucionar mutuamente mientras el paisaje es testigo.―
La sonrisa de Sowon, a diferencia de la del joven, estaba desbocada en emoción se notaba que la Oni no ocultaba sus emociones y disfrutaba de expresar su estado anímico como pocos podían atreverse. Hasta sus ojos parecían adquirir cierto factor, por linaje o simplemente por contraste de la luz, felino y salvaje. Su mano diestra desenvainó la enorme espada de su espalda, preparada para un ataque frontal, el enorme acero era todo un deleite visual y claramente no era un acero común, era una obra artesanal que se distinguía de espadas mediocres aunque mucho más rústica en diseño que la hermosa espada de su oponente. Su pie se deslizó suavemente por el terreno, uno que ciertamente le amortiguaría la caída en caso de necesitarlo, esperaba no hacer demasiado el ridículo en aquel intercambio ya que buscaba dejar una grata impresión y la necesitaba si deseaba cumplir su deseo de promocionar esa posada.
Una gota de sudor cayó de su rostro dado la brisa del viento y fue en ese momento que avanzó con cizaña, utilizando la ventaja de su espadón para descender un tajo simple pero con la monstruosa fuerza de su portadora, buscando un corte frontal y sin trampas, un ataque tan directo como la actitud misma de la portadora. Sus ojos buscaban una abertura en una guardia tan precisa, fue cuando luego de ejecutar su ataque de presentación dirigió un corte lateral buscando barrer con su arma y forzar a su oponente a retroceder tras su primer toma de contacto. Era una forma bastante sencilla de afrontar sus batallas.
Tras ejecutar su primer ofensiva, la Oni esperó pacientemente con la guardia en alto, su espada estaba calentando y ella finalmente estaba en en pleno disfrute. Su armadura preparada, su espada delante y un oponente prometedor que ocultaba varias sorpresas o eso le habían comentado, no era momento de tomarse las cosas con calma, si no para poner en práctica todo lo que durante esos días había estado entrenando por su cuenta. El choque entre un estilo rústico nacido del esfuerzo y un estilo refinado que nacía de la dedicación y la técnica. Entre alguien con fuerza y un oponente ágil que buscaría sorprender en cualquier segundo, durante aquellos segundos solo había una persona alrededor de la Oni y esta era su rival.
―Shinozaki Sowon, el placer es mío por dedicar parte de tu tiempo en darme un poco de trabajo, siempre me ha gustado intercambiar algunos golpes con un compañero de armas.―
Respondió el saludo mientras estrechaba con cuidado la mano del joven, no solo por la diferencia de tamaños si no por lo pequeña que podía llegar a ser una mano humana en una que superaba con creces su tamaño. El joven parecía bastante respetuoso, aunque la Oni podía notar esa arrogancia que había presenciado en otros espadachines, era algo común cuando nadie parece ser lo suficientemente entretenido. Mientras le seguía para comenzar su combate, pensaba en el motivo por el cual habían estado buscando oponentes para el chico, la guerrera podía intuir que a lo mejor era para que no cayese en un exceso de confianza. El alumno llegaba a superar al maestro, la edad y los años pasaban factura incluso a los monstruos más intimidante, por lo cual si el joven se convertía en un campeón imbatible terminaría por ser un maestro descuidado que creyese que nada podría hacerle caer. Por el contrario, las derrotas consecutivas le harían perder la confianza y a lo mejor frenar su desarrollo por tal motivo seguramente evaluarían a cada persona que llegaba y eso le incluía a ella. ¿Sería parte de los que perderían? ¿O sería la encargada de demostrar la fuerza del mar que rodeaba ese pequeño trozo de tierra?
―Muy bien, entonces iré con todo desde el inicio, no me agrada contenerme contra un gran rival. Yui, disfrutemos de esta danza entre aceros y busquemos evolucionar mutuamente mientras el paisaje es testigo.―
La sonrisa de Sowon, a diferencia de la del joven, estaba desbocada en emoción se notaba que la Oni no ocultaba sus emociones y disfrutaba de expresar su estado anímico como pocos podían atreverse. Hasta sus ojos parecían adquirir cierto factor, por linaje o simplemente por contraste de la luz, felino y salvaje. Su mano diestra desenvainó la enorme espada de su espalda, preparada para un ataque frontal, el enorme acero era todo un deleite visual y claramente no era un acero común, era una obra artesanal que se distinguía de espadas mediocres aunque mucho más rústica en diseño que la hermosa espada de su oponente. Su pie se deslizó suavemente por el terreno, uno que ciertamente le amortiguaría la caída en caso de necesitarlo, esperaba no hacer demasiado el ridículo en aquel intercambio ya que buscaba dejar una grata impresión y la necesitaba si deseaba cumplir su deseo de promocionar esa posada.
Una gota de sudor cayó de su rostro dado la brisa del viento y fue en ese momento que avanzó con cizaña, utilizando la ventaja de su espadón para descender un tajo simple pero con la monstruosa fuerza de su portadora, buscando un corte frontal y sin trampas, un ataque tan directo como la actitud misma de la portadora. Sus ojos buscaban una abertura en una guardia tan precisa, fue cuando luego de ejecutar su ataque de presentación dirigió un corte lateral buscando barrer con su arma y forzar a su oponente a retroceder tras su primer toma de contacto. Era una forma bastante sencilla de afrontar sus batallas.
ESP101
ESPADACHíN
Ofensiva Activa
Tier 1
No Aprendida
22
1
Se trata de un simple pero rápido tajo con el arma buscando encajar un corte con la mayor profundidad posible, causando +10 de daño de [Colisión].
Golpe Basico + [FUEx2] de [Daño cortante]
Tras ejecutar su primer ofensiva, la Oni esperó pacientemente con la guardia en alto, su espada estaba calentando y ella finalmente estaba en en pleno disfrute. Su armadura preparada, su espada delante y un oponente prometedor que ocultaba varias sorpresas o eso le habían comentado, no era momento de tomarse las cosas con calma, si no para poner en práctica todo lo que durante esos días había estado entrenando por su cuenta. El choque entre un estilo rústico nacido del esfuerzo y un estilo refinado que nacía de la dedicación y la técnica. Entre alguien con fuerza y un oponente ágil que buscaría sorprender en cualquier segundo, durante aquellos segundos solo había una persona alrededor de la Oni y esta era su rival.