Moderador Bon Clay
OKAMA WAY
24-10-2024, 12:52 AM
(Última modificación: 24-10-2024, 02:11 AM por Moderador Bon Clay.)
Unos minutos antes...
Nos encontramos en la cima de la Red Line, un monumento natural al a magnificencia del mundo que rodea todo el planeta como un anillo carmesí gigantesco que mantiene los mares separados, un inquebrantable muro que cualquier intento de atravesar tomaría años de trabajo conjunto de varias naciones. El mero hecho de escalarlo es una proeza que poca gente bien entrenada puede hacer de forma segura, salvo por cierta nación guerrera especial la cual domina la cima de esta cordillera rocosa. Pero en estos momentos el foco de atención de este lugar se vería ligeramente desplazado de dicha ubicación. La Red Line no es uniforme y su altura varia según el tramo en el que uno se mueva, siendo sus picos más altos los que alcanzan los 10 kilometros de alto, encontrándose estos en los dos polos del planeta y el otro sobre la isla Gyojin, dando lugar al punto de mayor altura del mundo, puesto que desde el lecho abisal donde se ubica la isla de los hombres hasta el pico de esa zona de la Red Line estamos hablando de una altura de 20 mil metros.
Ahora nos encontramos en un punto descendiente de ese pico de altitud, concretamente descendiendo hacia el este. Un hombre aguarda sentado en el extremo de la gran montaña, al borde del acantilado. Su altura era imponente, unos cinco metros fácilmente, lucia una larga cabellera de rastas plateadas y brillantes, en gran contaste una piel morena y unas aun más oscuras alas negras. El hombre sostenía una caña de pescar inmensa, incluso con su tamaño esta era un poco grande. En su tenia alzado a un joven chico con ropajes de monje, mantenía la caña alzada para tenerlo cerca de él.
- Nos hemos cansado de esperar mocoso, será mejor que hables ya o serás comida para los tiburones - El hombre que tenia la sartén por el mango parecía algo molesto e irritado, aunque derrochaba confianza en que el chico que tenia atado en la caña hablaría - ¡Ya os dije que no diré nada es un santuario sagrado y aunque os lo dijera no serviría de nada! - El chico se mostraba firme, claramente asustado, pero firme en sus palabras, casi parecía estar al borde del llanto el pobre - ¿Serán esas tus ultimas palabras? - Diría el hombre sonriendo pero apreciándose algunas venas en su frente marcadas - Haz lo que tengas que hacer - El chico mostraba los ojos vidriosos pero aun así se mantuvo firme. El hombre sin titubear para que no viera que iba de farol y comprometer su postura llevo la caña hacia atrás con gran fuerza, arrastrando al chico de forma convulsa por los aires y de un movimiento lo arrojo directo al mar de nubes que habia un poco más abajo de ellos, precipitándose el chico al vacío - ¡AUXILIOOOOOOOOOOOOO! - Gritaria el joven para cuando algo o alguien emergio del mar de nubes.
La figura de Lovecraft aparecería épicamente cabalgando un tiburón del cielo inmenso, analizando la situación en un instante gracias a su Kenbushoku, sin el cual seguramente no habria alcanzado al cima tan preparado. En un impecable acto heroico no dudo ni un momento en saltar tomando al joven Tao entre sus brazos como un héroe salvador, manteniendo su impulso contra el misterioso pescador al que propino un poderoso golpe con todas sus fuerzas directo contra el abdomen del pescador de gran tamaño, viendo insignificante al monje Love en el pecho del hombre, el cual nada más ver a Love acercarse a tal velocidad encendió una llama en su espalda, aun así el golpe del monje desprendió unas ondas que penetraron en el cuerpo de aquel ser, haciéndole escupir un poco de sangre y salir unos 11 metros despedido, mientras Lovecraft junto al niño salían volando por encima de la Red Line hasta aterrizar en un punto seguro.
- ¡No se bien quienes son, pero tiene dos compañeros señor, quieren profanar el santuario! - Le respondería el chico algo alarmado, pero confiando en su heroico salvador. Pero entonces una risa un poco desquiciada broto del hombre que habia sido derribado contra el piso - Es increíble que incluso con la llama ha dolido y mucho, puajajajajajajaaj - El hombre apagaría la llama de su espalda tras haber visto que no servía de mucho para mitigar el golpe de ese hombre, mientras por contra las llamas comenzaban a propagarse por sus alas como volviendo las mismas incandescentes, al mismo tiempo que sus puños se tornaban negros por el haki, mientras también comenzaban a arder con las llamas del hombre - No se quien eres viejo, pero será mejor que no te metas, aunque, no me quedare tranquilo sin darte un golpe yo también a ti pujajajajajajaja - El hombre se impulsaría con sus propias alas para levantarse del suelo, quedándose suspendido con su propio aleteo a unos cinco metros de altura observando a la pareja.
Nos encontramos en la cima de la Red Line, un monumento natural al a magnificencia del mundo que rodea todo el planeta como un anillo carmesí gigantesco que mantiene los mares separados, un inquebrantable muro que cualquier intento de atravesar tomaría años de trabajo conjunto de varias naciones. El mero hecho de escalarlo es una proeza que poca gente bien entrenada puede hacer de forma segura, salvo por cierta nación guerrera especial la cual domina la cima de esta cordillera rocosa. Pero en estos momentos el foco de atención de este lugar se vería ligeramente desplazado de dicha ubicación. La Red Line no es uniforme y su altura varia según el tramo en el que uno se mueva, siendo sus picos más altos los que alcanzan los 10 kilometros de alto, encontrándose estos en los dos polos del planeta y el otro sobre la isla Gyojin, dando lugar al punto de mayor altura del mundo, puesto que desde el lecho abisal donde se ubica la isla de los hombres hasta el pico de esa zona de la Red Line estamos hablando de una altura de 20 mil metros.
Ahora nos encontramos en un punto descendiente de ese pico de altitud, concretamente descendiendo hacia el este. Un hombre aguarda sentado en el extremo de la gran montaña, al borde del acantilado. Su altura era imponente, unos cinco metros fácilmente, lucia una larga cabellera de rastas plateadas y brillantes, en gran contaste una piel morena y unas aun más oscuras alas negras. El hombre sostenía una caña de pescar inmensa, incluso con su tamaño esta era un poco grande. En su tenia alzado a un joven chico con ropajes de monje, mantenía la caña alzada para tenerlo cerca de él.
- Nos hemos cansado de esperar mocoso, será mejor que hables ya o serás comida para los tiburones - El hombre que tenia la sartén por el mango parecía algo molesto e irritado, aunque derrochaba confianza en que el chico que tenia atado en la caña hablaría - ¡Ya os dije que no diré nada es un santuario sagrado y aunque os lo dijera no serviría de nada! - El chico se mostraba firme, claramente asustado, pero firme en sus palabras, casi parecía estar al borde del llanto el pobre - ¿Serán esas tus ultimas palabras? - Diría el hombre sonriendo pero apreciándose algunas venas en su frente marcadas - Haz lo que tengas que hacer - El chico mostraba los ojos vidriosos pero aun así se mantuvo firme. El hombre sin titubear para que no viera que iba de farol y comprometer su postura llevo la caña hacia atrás con gran fuerza, arrastrando al chico de forma convulsa por los aires y de un movimiento lo arrojo directo al mar de nubes que habia un poco más abajo de ellos, precipitándose el chico al vacío - ¡AUXILIOOOOOOOOOOOOO! - Gritaria el joven para cuando algo o alguien emergio del mar de nubes.
La figura de Lovecraft aparecería épicamente cabalgando un tiburón del cielo inmenso, analizando la situación en un instante gracias a su Kenbushoku, sin el cual seguramente no habria alcanzado al cima tan preparado. En un impecable acto heroico no dudo ni un momento en saltar tomando al joven Tao entre sus brazos como un héroe salvador, manteniendo su impulso contra el misterioso pescador al que propino un poderoso golpe con todas sus fuerzas directo contra el abdomen del pescador de gran tamaño, viendo insignificante al monje Love en el pecho del hombre, el cual nada más ver a Love acercarse a tal velocidad encendió una llama en su espalda, aun así el golpe del monje desprendió unas ondas que penetraron en el cuerpo de aquel ser, haciéndole escupir un poco de sangre y salir unos 11 metros despedido, mientras Lovecraft junto al niño salían volando por encima de la Red Line hasta aterrizar en un punto seguro.
- ¡No se bien quienes son, pero tiene dos compañeros señor, quieren profanar el santuario! - Le respondería el chico algo alarmado, pero confiando en su heroico salvador. Pero entonces una risa un poco desquiciada broto del hombre que habia sido derribado contra el piso - Es increíble que incluso con la llama ha dolido y mucho, puajajajajajajaaj - El hombre apagaría la llama de su espalda tras haber visto que no servía de mucho para mitigar el golpe de ese hombre, mientras por contra las llamas comenzaban a propagarse por sus alas como volviendo las mismas incandescentes, al mismo tiempo que sus puños se tornaban negros por el haki, mientras también comenzaban a arder con las llamas del hombre - No se quien eres viejo, pero será mejor que no te metas, aunque, no me quedare tranquilo sin darte un golpe yo también a ti pujajajajajajaja - El hombre se impulsaría con sus propias alas para levantarse del suelo, quedándose suspendido con su propio aleteo a unos cinco metros de altura observando a la pareja.