¿Sabías que…?
... existe la leyenda de una antigua serpiente gigante que surcaba el East Blue.
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[Común] [C- Presente]Tres flipados, una capitana pasota y un altercado de bar.
Ray
Ray
Hacía tan solo dos días de su llegada a Loguetown, y el subidón de adrenalina provocado por el combate contra los piratas que habían saltado el navío en el que viajaba aún no le había abandonado. Nunca se había sentido tan vivo hasta aquel momento, arriesgando su vida en un combate para proteger las vidas de personas inocentes. Si si vida desde aquel momento iba a ser así desde luego no sé aburriría.

El día anterior se había presentado a su superiora, la capitana Montpellier. La mujer, unos 10 años mayor que él, le había sorprendido notablemente. A primera vista parecía una persona... peculiar, cuanto menos. Cuando hizo acto de presencia en su despacho la encontró durmiendo a pierna suelta con los pies sobre su mesa de trabajo, y durante su corta conversación pareció en todo momento que tenía la cabeza en otra parte, muy lejos de allí. Sin embargo, pese a dar la impresión de no haber prestado atención a nada de lo que Ray le había dicho, le había contestado con amabilidad y precisión, indicándole dónde se encontraba su habitación y el lugar y la hora en que empezarían el entrenamiento la mañana siguiente. Tuvo también tiempo de agradecerle por su labor protegiendo a los marineros durante la travesía hasta allí, así como de notificarle que dicha acción de valentía le había valido un primer ascenso. Ya no era un simple recluta, aunque su rango seguía siendo extremadamente bajo.

Tras la extraña conversación el joven se dirigió a su cuarto reflexionando sobre su nueva jefa. De estatura algo elevada para ser una mujer, medía en torno a una cabeza menos que él. De constitución delgada y con el pelo de un brillante color naranja recogido en una larga coleta, su aspecto era ciertamente llamativo. Sus ojos, aunque parecían distantes y durante su conversación habían estado perdidos en el infinito, eran grandes y de un verde brillante que reflejaba los rayos del sol. No obstante, con diferencia lo que más le había llamado la atención había sido su actitud. El hecho de que estuviera echándose una siesta en su despacho en horario laboral, la impresión que daba de no estar haciendo caso cuando se le hablaba... Desde luego se trataba de una oficial atípica, o así era en la mente de Ray, quien no esperaba encontrar una superiora tan informal en la Marina.

Tras una noche de sueño ligero y escaso debido a los nervios que la perspectiva de su primer día de entrenamiento le generaban, el joven estaba ya listo para comenzar. Nada más llegar al lugar indicado, un tipo rubio con galones de sargento le entregó un peto de color rojo. Cuando miró a su alrededor se fijó en que la mitad de los nuevos reclutas llevaban uno igual que el suyo, mientras que la otra mitad portaban uno de color verde.

El sargento, una vez hubo terminado de repartir, les indicó en qué iba a consistir el primer ejercicio. Querían observar sus cualidades físicas, ver en qué punto se encontraban, y para ello iban a jugar a algo que, esperaba, todos conocieran: atrapa la bandera. A Ray se le iluminaron los ojos con nostalgia en cuanto escuchó aquello. Solía ser su juego favorito de niño, en el orfanato. Y, a decir verdad, siempre se le había dado muy bien. Sin embargo hubo algo que le mosqueó ligeramente. El oficial, antes de dar la partida por comenzada, les instó a no perder la concentración, pues habría alguna sorpresa.

En cuanto sonó el silbato Ray comenzó a correr tan rápido como pudo hacia la bandera. Pero apenas había dado tres zancadas múltiples disparos hicieron que se sobresaltara. Intentó moverse para esquivar, pero algo golpeó su hombro izquierdo con fuerza, casi derribándole.

- Menos mal. - Pensó. Si no se hubiera lanzado hacia su derecha aquella pelota negra habría impactado de lleno en su pecho, lo que con toda probabilidad le hubiera hecho mucho daño. Aquellas bolas de goma siguieron apareciendo a gran velocidad, disparadas por oficiales de bajo rango desde los extremos del campo de juego. Así que esa era la sorpresa de la que hablaba el sargento... Tal vez un poco peligrosa para ser utilizada en el primer entrenamiento de una nueva hornada de marines a su juicio pero, ¿quién era él para cuestionar los métodos de gente más experimentada en el adiestramiento de jóvenes militares?

Entonces se fijó en un chico que parecía más o menos de su edad y que se había metido, aparentemente sin querer, en mitad del campo. Tenía el pelo de un color verde intenso y parecía ser más o menos de su misma estatura, aunque algo más corpulento que él. No llevaba ningún peto, e iba mirando al infinito. Antes de que pudiera gritar para avisarle, una bola ya le había golpeado, y apenas un segundo después uno de los oficiales de bajo rango que disparaban las pelotas de goma le había advertido en voz alta. ¿Quién sería ese chaval? Parecía ser otro de los nuevos reclutas, ¿sería posible que hubiera llegado tarde y tan despistado a su primer día? ¿O sería otro truco de los oficiales, un señuelo pensado para ver si alguno de ellos acudía en su rescate como buen servidor del bien y la justicia?

El joven de pelo plateado se preparó para actuar, aunque una duda le asaltó ¿Debía ir a por la bandera o ayudar al chico de pelo verde antes de que más de aquellas endemoniadas pelotas le hirieran?
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RE: [C- Presente]Tres flipados, una capitana pasota y un altercado de bar. - por Ray - 01-08-2024, 10:43 PM

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