Alistair
Mochuelo
24-10-2024, 07:41 AM
(Última modificación: 24-10-2024, 07:44 AM por Alistair.
Razón: He puesto Haki dos veces en vez de Energía JSJSJSJS
)
La caballería no tardó en hacerse presente en el improvisado campo de batalla tan pronto uno de los suyos estuvo en la mirilla de alguien más y al sonido del primer disparo. Mas que una compañía, eran una familia unida que le pegaban paliza gitana al que se metiera con uno del gremio. Y vaya que el grupo de extravagantes personalidades sabía más que bien como montar una fiesta que acabara de la peor manera para los antagonistas de la historia. Si no, pregúntale a la realeza de Oykot qué tal les ha quedado el patio. Y la presa, de paso.
Pero mucho antes de lo que pudo saltar a la acción en represalias por lo que había pasado con el Tontatta, su mente tomó un largo paseo para no volver, al menos no de la manera práctica que necesitaba en ese preciso instante. Sus pensamientos estaban completamente desordenados, e incluso los mas intrusivos habían pasado a tomar parte de los pensamientos mas lógicos para acabar armando un caos mental en el que ninguna de las acciones en su cuerpo se ejecutaba de manera correcta.
No es que hubiese perdido el control de sus extremidades, ni que alguien estuviese utilizando alguna extraña técnica de manipulación sobre su persona. No, esto se sentía muy diferente a cualquiera de esas opciones anteriores, o las múltiples más radicales que se le ocurrieron después. ¿Estaba tambaleándose? Ni siquiera sería capaz de notarlo si ese fuera el caso. Tan solo se sentía atontado. Mucho. Lo suficiente para no sentir la inminente ofensiva que, sin capacidad alguna de reacción, acabó colisionando inevitablemente en contra, dejándole una herida imposible de ignorar en cada brazo por la duradera sensación que dejaron. El agarre en sus katanas flaqueó, por un momento sintiéndose soltarlas, pero rehusándose a dejarlas ir de manera definitiva; mientras sus brazos aún contaran con fuerzas y ningún empuje titánico se las arrancara, se rehusaba a perderlas sin más.
— ¡AGH! — Lo único que escapó de sus labios fue un quejido de dolor que pronto se extinguió, no porque la sensación de dolor fuese poca -al contrario, dolía como tres infiernos juntos en un mismo instante- sino porque se mordió con fuerza el labio inferior para contener todas las vulgaridades que estuvieron a punto de salirse en respuesta. No iba a darles la satisfacción de verle en un estado alterado, pero si ver a Tofun a punto de separar cuerpo y alma a manos de los desconocidos le había puesto de un humor especialmente malo, adicionar las heridas de bala a la lista hizo que le hirviera la sangre.
Pero incluso así, en medio de lo que había sucedido, debía agradecer una cosa a los asaltantes: Las balas habían servido como su llamado a despertar de su somnoliento mundo temporal, devolviendo sus sentidos al sitio que correspondían e impulsándolo a pensar qué narices había pasado. Había empezado a sentirse ligero de cabeza desde que había percibido la primera instancia de ese olor dulce. ¿De verdad podía ser por algo como eso? La bocanada de aire que Airgid se llevó a los pulmones le dio la idea, y si realmente no se trataba de ese aroma sino de un poder que fuese invisible al ojo, estaría condenado de cualquier manera. Era mejor intentar y fallar intentándolo que asumir imposibilidad y recibir otros dos tiros, esta vez probablemente mas cerca de la cabeza. O en la cabeza directamente.
La imitó, tomando una generosa bocanada de aire mientras que desenfundaba la tercera katana en su funda, colocándola sobre su boca y cerrando sus labios alrededor del mango; por asqueroso que pudiera ser acabar babeando todo el mango por como la sujetaba en vez de solamente con los dientes, servía como un discutible pero medianamente eficiente tapón para evitar respirar el aire en la sala. Tic tac, el tiempo corría y su suministro de aire no duraría para siempre.
Levantó las katanas por encima de su cabeza con el filo mirando hacia abajo y torció un poco el torso a juego con la posición, tal que sus armas pudieran tomar todo el recorrido posible para el movimiento que estaba a punto de realizar. Observó un momento al escenario, preparando su cuerpo para el movimiento súbito, y luego giró su cuerpo hacia el lado contrario en un movimiento circular que acompañó con sus tres armas. El movimiento produjo delante de sí mismo una ráfaga de aire que avanzaría y se retorcería en forma de una veloz espiral, buscando que evitara completamente a sus compañeros en caso de que alguno pudiera quedar en medio accidentalmente, pero sobre todo especialmente dirigida a los tiradores que se resguardaban en la posición mas atrasada de la formación enemiga. Y por supuesto, cualquiera de los Galácticos estaba más que invitado a ponerse en frente del proyectil cortante.
Pero mucho antes de lo que pudo saltar a la acción en represalias por lo que había pasado con el Tontatta, su mente tomó un largo paseo para no volver, al menos no de la manera práctica que necesitaba en ese preciso instante. Sus pensamientos estaban completamente desordenados, e incluso los mas intrusivos habían pasado a tomar parte de los pensamientos mas lógicos para acabar armando un caos mental en el que ninguna de las acciones en su cuerpo se ejecutaba de manera correcta.
No es que hubiese perdido el control de sus extremidades, ni que alguien estuviese utilizando alguna extraña técnica de manipulación sobre su persona. No, esto se sentía muy diferente a cualquiera de esas opciones anteriores, o las múltiples más radicales que se le ocurrieron después. ¿Estaba tambaleándose? Ni siquiera sería capaz de notarlo si ese fuera el caso. Tan solo se sentía atontado. Mucho. Lo suficiente para no sentir la inminente ofensiva que, sin capacidad alguna de reacción, acabó colisionando inevitablemente en contra, dejándole una herida imposible de ignorar en cada brazo por la duradera sensación que dejaron. El agarre en sus katanas flaqueó, por un momento sintiéndose soltarlas, pero rehusándose a dejarlas ir de manera definitiva; mientras sus brazos aún contaran con fuerzas y ningún empuje titánico se las arrancara, se rehusaba a perderlas sin más.
— ¡AGH! — Lo único que escapó de sus labios fue un quejido de dolor que pronto se extinguió, no porque la sensación de dolor fuese poca -al contrario, dolía como tres infiernos juntos en un mismo instante- sino porque se mordió con fuerza el labio inferior para contener todas las vulgaridades que estuvieron a punto de salirse en respuesta. No iba a darles la satisfacción de verle en un estado alterado, pero si ver a Tofun a punto de separar cuerpo y alma a manos de los desconocidos le había puesto de un humor especialmente malo, adicionar las heridas de bala a la lista hizo que le hirviera la sangre.
Pero incluso así, en medio de lo que había sucedido, debía agradecer una cosa a los asaltantes: Las balas habían servido como su llamado a despertar de su somnoliento mundo temporal, devolviendo sus sentidos al sitio que correspondían e impulsándolo a pensar qué narices había pasado. Había empezado a sentirse ligero de cabeza desde que había percibido la primera instancia de ese olor dulce. ¿De verdad podía ser por algo como eso? La bocanada de aire que Airgid se llevó a los pulmones le dio la idea, y si realmente no se trataba de ese aroma sino de un poder que fuese invisible al ojo, estaría condenado de cualquier manera. Era mejor intentar y fallar intentándolo que asumir imposibilidad y recibir otros dos tiros, esta vez probablemente mas cerca de la cabeza. O en la cabeza directamente.
La imitó, tomando una generosa bocanada de aire mientras que desenfundaba la tercera katana en su funda, colocándola sobre su boca y cerrando sus labios alrededor del mango; por asqueroso que pudiera ser acabar babeando todo el mango por como la sujetaba en vez de solamente con los dientes, servía como un discutible pero medianamente eficiente tapón para evitar respirar el aire en la sala. Tic tac, el tiempo corría y su suministro de aire no duraría para siempre.
Levantó las katanas por encima de su cabeza con el filo mirando hacia abajo y torció un poco el torso a juego con la posición, tal que sus armas pudieran tomar todo el recorrido posible para el movimiento que estaba a punto de realizar. Observó un momento al escenario, preparando su cuerpo para el movimiento súbito, y luego giró su cuerpo hacia el lado contrario en un movimiento circular que acompañó con sus tres armas. El movimiento produjo delante de sí mismo una ráfaga de aire que avanzaría y se retorcería en forma de una veloz espiral, buscando que evitara completamente a sus compañeros en caso de que alguno pudiera quedar en medio accidentalmente, pero sobre todo especialmente dirigida a los tiradores que se resguardaban en la posición mas atrasada de la formación enemiga. Y por supuesto, cualquiera de los Galácticos estaba más que invitado a ponerse en frente del proyectil cortante.
san401
SANTORYU
Ofensiva Activa
Tier 4
No Aprendida
48
2
Empuñando con fuerza sus tres espadas, el usuario trazara un poderoso golpe circular con todas ellas liberando una rafaga de aire a presión ondulante que avanzara dando tirabuzones hasta un alcance de 20 metros, golpeando a todos los objetivos en el camino. Ittōryū: El tamaño del tajo será de unos 40 cm. Viajará a +5 [Tasa de Acierto]. Nitōryū: El tamaño del tajo será de unos 80cm. Contará con 5 metros más de alcance, causará una [Hemorragia leve] y su multiplicador aumentara [+0,2], Santōryū: El tamaño del tajo será de 160cm. Contará con 10 metros más de alcance y su multiplicador aumentara [+0,4],
Golpe Básico + [FUEx2,6] de [Daño cortante]
sam301
SAMURAI
Utilidad Activa
Tier 3
No Aprendida
36
1
Tomando la empuñadura de su arma sin desenfundar o posicionando en la misma pose aunque este desenfundada. El usuario tomará una postura muy habitual para iniciar un duelo de espadachines para concentrar sus fuerzas en un primer movimiento ofensivo, ya sea un básico o una tecnica, junto al veloz desenfunde del arma obteniendo un incremento de [Destreza] y de daño a una ofensiva que se ejecute junto a esta postura.
+5 [Destreza] y +25 de [Daño]