Octojin
El terror blanco
24-10-2024, 05:42 PM
(Última modificación: 24-10-2024, 06:13 PM por Octojin.
Razón: Añadir TA
)
Yui sonríe de nuevo, una sonrisa cargada de esa confianza que solo un espadachín seguro de su propio talento puede mostrar. Uno que quizá se gusta a sí mismo, a sabiendas de que sabe lo que hace. El entrenamiento es justo por esos momentos, en los cuales ves cómo tu rival se ve sorprendido ante tu ofensiva. Ese en el que una pequeña victoria llena tu orgullo.
Su rostro, ligeramente altanero, refleja una mezcla de satisfacción y arrogancia tras haber logrado impactarte en su contraataque. Quizá no se lo esperaba y se ha llevado una sorpresa, o puede que simplemente le gustara reafirmar que su impacto había sido lo suficientemente bueno como para llenar su ego. Sus ojos, brillantes y atentos te observan como un cazador que ha encontrado un digno adversario.
Pero tu ofensiva parece que le pilla un poco por sorpresa. ¿Acaso se pensaba que ibas a ser un saco de boxeo? ¿Qué solo atacaría él? Claro que no. Tu golpe es ejecutado con una fuerza sorprendente para Yui, que quizá estaba acostumbrado a entrenar con gente con mucha más destreza que fuerza, pero tú, sin embargo, te guías por ambas. Tu golpe es amortiguado en un primer impacto por su katana, que lucha contra la gravedad y la fiereza de tu golpe y, como suele ser en estos casos, dos factores ganan a uno, así que da un par de pasos hacia atrás tras apartar la katana.
Se le ve visiblemente dolorido del brazo. Incluso se cambia la katana de lado y estira un poco el brazo. Ese golpe sin duda le ha dejado fastidiado. Pero pronto se vuelve a colocar la katana en la diestra y te sonríe.
—Vaya, eres más fuerte de lo que pensé —comenta Yui, con un tono que destila superioridad—. Pero me temo que no es suficiente para derrotarme. Prepárate, oni, porque ahora te mostraré lo que significa la verdadera destreza.
Sin perder tiempo, se lanza de nuevo a la ofensiva. Lo ves moverse con una velocidad sorprendente, su katana danza en sus manos mientras intenta crear una hipnótica finta. Sus movimientos son rápidos, precisos, y logran confundir tu percepción por un breve instante. Apenas tienes tiempo para reaccionar antes de que su espada busque una apertura en tu defensa. El primer ataque va dirigido al estómago, y el segundo, creado en perfecta armonía con el primero, asciende hasta el pecho. Yui sigue presionando, aprovechando cada centímetro de espacio que logra ganar, e intentando encerrarte en la que es su zona de confort, la cercanía.
Luego, e inmediatamente después de su segundo ataque, su técnica cambia drásticamente. Posiciona su mano en la empuñadura de su katana, y con una precisión mortal, lanza un golpe ascendente. El corte es tan rápido que apenas puedes seguirlo con la mirada, y sientes el filo atravesar el aire con tal fuerza que corta todo a su alrededor, incluso el viento parece rasgarse. Es tal la potencia de su golpe, que se extenderá a cinco metros a tu alrededor.
Tras su ataque, notarás a Yui con la respiración acelerada, sus hombros suben y bajan debido al esfuerzo. El humano está claramente cansado, pero su determinación aún brilla en sus ojos.
Puedes notar que procura decirte algo entre jadeos, intentando mantener su postura a pesar del esfuerzo que le ha costado ese último ataque, pero no logras entender qué es lo que dice.
Su corazón late con fuerza, el dolor de los golpes recibidos apenas le afecta en ese momento lleno de adrenalina, pero sí lo suficiente como para hacer que sienta la emoción vibrar por su cuerpo. El espadachín ha encontrado un rival que merece respeto, uno que no solo resiste, sino que también ataca con una ferocidad y técnica que alimentan su sed de combate. La cosa se pone muy interesante.
Su rostro, ligeramente altanero, refleja una mezcla de satisfacción y arrogancia tras haber logrado impactarte en su contraataque. Quizá no se lo esperaba y se ha llevado una sorpresa, o puede que simplemente le gustara reafirmar que su impacto había sido lo suficientemente bueno como para llenar su ego. Sus ojos, brillantes y atentos te observan como un cazador que ha encontrado un digno adversario.
Pero tu ofensiva parece que le pilla un poco por sorpresa. ¿Acaso se pensaba que ibas a ser un saco de boxeo? ¿Qué solo atacaría él? Claro que no. Tu golpe es ejecutado con una fuerza sorprendente para Yui, que quizá estaba acostumbrado a entrenar con gente con mucha más destreza que fuerza, pero tú, sin embargo, te guías por ambas. Tu golpe es amortiguado en un primer impacto por su katana, que lucha contra la gravedad y la fiereza de tu golpe y, como suele ser en estos casos, dos factores ganan a uno, así que da un par de pasos hacia atrás tras apartar la katana.
Se le ve visiblemente dolorido del brazo. Incluso se cambia la katana de lado y estira un poco el brazo. Ese golpe sin duda le ha dejado fastidiado. Pero pronto se vuelve a colocar la katana en la diestra y te sonríe.
—Vaya, eres más fuerte de lo que pensé —comenta Yui, con un tono que destila superioridad—. Pero me temo que no es suficiente para derrotarme. Prepárate, oni, porque ahora te mostraré lo que significa la verdadera destreza.
Sin perder tiempo, se lanza de nuevo a la ofensiva. Lo ves moverse con una velocidad sorprendente, su katana danza en sus manos mientras intenta crear una hipnótica finta. Sus movimientos son rápidos, precisos, y logran confundir tu percepción por un breve instante. Apenas tienes tiempo para reaccionar antes de que su espada busque una apertura en tu defensa. El primer ataque va dirigido al estómago, y el segundo, creado en perfecta armonía con el primero, asciende hasta el pecho. Yui sigue presionando, aprovechando cada centímetro de espacio que logra ganar, e intentando encerrarte en la que es su zona de confort, la cercanía.
Luego, e inmediatamente después de su segundo ataque, su técnica cambia drásticamente. Posiciona su mano en la empuñadura de su katana, y con una precisión mortal, lanza un golpe ascendente. El corte es tan rápido que apenas puedes seguirlo con la mirada, y sientes el filo atravesar el aire con tal fuerza que corta todo a su alrededor, incluso el viento parece rasgarse. Es tal la potencia de su golpe, que se extenderá a cinco metros a tu alrededor.
Tras su ataque, notarás a Yui con la respiración acelerada, sus hombros suben y bajan debido al esfuerzo. El humano está claramente cansado, pero su determinación aún brilla en sus ojos.
Puedes notar que procura decirte algo entre jadeos, intentando mantener su postura a pesar del esfuerzo que le ha costado ese último ataque, pero no logras entender qué es lo que dice.
Su corazón late con fuerza, el dolor de los golpes recibidos apenas le afecta en ese momento lleno de adrenalina, pero sí lo suficiente como para hacer que sienta la emoción vibrar por su cuerpo. El espadachín ha encontrado un rival que merece respeto, uno que no solo resiste, sino que también ataca con una ferocidad y técnica que alimentan su sed de combate. La cosa se pone muy interesante.