Octojin
El terror blanco
24-10-2024, 06:38 PM
(Última modificación: 24-10-2024, 06:47 PM por Octojin.)
33 de verano del año 724.
Base del G-31, Loguetown.
Parece una mañana típicamente bulliciosa, estás terminando tu rutina de limpieza personal —como buen presumido que eres— cuando uno de los reclutas se acerca corriendo y da tres golpes en la puerta de tu habitación. No espera más de un par de segundos para llamar aún más fuerte, y parece que le va la vida en ello, pues llama una tercera vez dando otros tres golpes con una fuerza aún mayor, creando un sonido que puede sonar ciertamente desagradable.
—¡Alférez Takahiro! La capitana Montpellier le llama a su despacho inmediatamente. Parece urgente.
Y tanto que parece urgente. ¿Quién en su sano juicio molestaría de tal manera a un superior? Estos reclutas de hoy en día... Ya no tienen modales. A la mili les mandaba yo.
Bueno, pues parece que la capitana te manda llamar. ¿Qué has hecho ahora? Te indicaría el camino, pero creo que te lo sabes. Ten cuidado con las zonas que pisas, es día de limpieza en la marina y los reclutas están a tope con ello. Mueven la fregona a una velocidad de vértigo.
Durante el camino no verás nada raro. Ajetreo y poco más. Últimamente no hay demasiado lío en la central, quizá no como antes. Algún que otro recluta te saluda y se te queda mirando, parece que ya vas cogiendo fama en el G-31, ¿eh?
Cuando llegues al despacho tienes dos opciones, llamar o entrar. En cualquier caso, el despacho de la capitana Montpellier es un lugar que siempre ha parecido caótico, pero hoy... hoy hay un ambiente de calma. Demasiada calma. Al abrir la puerta, lo primero que verás es a la capitana... durmiendo profundamente sobre una montaña de papeles que, para sorpresa de todos, están cuidadosamente apilados y parecen ordenados.
La capitana Montpellier se sobresalta con uno de tus pasos, y se gira violentamente, despertándose con una expresión de puro pánico. Sus ojos se abren de par en par y mira frenéticamente a su alrededor, como si le hubiesen pillado en medio de un ataque sorpresa.
—¡¿Qué?! ¡¿Qué pasa?! ¡Yo estaba...! ¡Ah, eres tú, Takahiro!
Se pasa una mano por el rostro, intentando recomponerse mientras murmura algo ininteligible sobre “demasiado trabajo” y “nada de café”. Finalmente, se sienta recta, intentando mantener un aire de autoridad mientras reprime un bostezo. La confianza a veces da asco.
—Bien, escucha con atención. Unos piratas han atracado en el muelle y... bueno, la han liado pero bien. Han destrozado media docena de puestos del mercado, robado un par de barcos pesqueros y, por supuesto, ya han hecho un par de peleas con los comerciantes locales. Me pinchas y no sangro. Todas las semanas alguna historia de estas... ¿A ti también te cansan? Los informes indican que incluso han soltado un par de cañonazos al aire para impresionar, ¿te lo puedes creer?
Se frota la sien, claramente frustrada mientras niega con la cabeza, para después volver a mirarte.
—Lo peor de todo es que no tienen ni idea de a dónde han venido... No estamos en cualquier pueblo, esto es Loguetown. Ya envié un operativo para detenerlos, y lo han conseguido, pero necesitan refuerzos. Con tantos efectivos en misiones fuera... Creo que te va a tocar ir a ti. Hay que asegurarse de que no haya ningún otro problema, ya sabes. La última comunicación que he tenido es que todo estaba controlado... Pero ya me conozco yo estas cosas. Ve al muelle número cuatro, donde tienen el barco de los piratas atracado. El perímetro ya está cerrado, así que no deberías tener problemas para encontrarlo. Busca a un tipo alto llamado Philip, él está al mando de la operación. Haz lo que sea necesario para ayudar. Y, por favor, esta vez no... —hace una pausa, mirandote con una sonrisa cansada— No hagas demasiados destrozos. ¿De acuerdo?
Con la orden clara, la capitana decide que ya está todo dicho y se vuelve a coger una montaña de papeles para seguir leyendo, invitándote con indiferencia a que te salgas de la sala.
Parece sencillo, ¿no? Muelle número cuatro, piratas atrapados. Hablar con Philip y volver. A ver qué tal se te da.