Asradi
Völva
24-10-2024, 07:39 PM
— Pero hay cosas que son innecesariamente peligrosas, Caretas. Entiendo lo que dices, pero no por ello hay que exponerse a todo. Piénsalo así. Si te pasa algo, si no llego a estar yo o cualquier otro que sepa nadar, y te caes en el agua, ¿qué pasaría? — Le miró con una expresión severa pero que, al mismo tiempo, tenía también un deje de genuina preocupación. — Arriesga tu vida por otra gente, eso sí es loable. Pero no la arriesgues por ser un descuidado. Piénsalo así. Si te mueres, ¿quién se encargará del Manual, hm?
La verdad es que no sabía demasiado de ese manual en sí, pero las pocas veces que había visto o escuchado, parecía ser un objeto importante para Lemon. Quizás si tiraba un poco de ese hilo, lograría hacerle reflexionar un poco. O eso esperaba. Fuese como fuese, al final todo había salido bien y Lemon parecía estar entero. Le sorprendía un tanto lo enérgico que estaba después de casi haberse muerto ahogado, pero era mejor eso a que estuviese paniqueando. O quizás lo último hubiese sido mejor, así se pensaba un tanto las consecuencias.
— Eso no es... — Asradi negó con la cabeza. — Mejor déjalo. Al menos has entendido que no es un beso al uso. — Y claro que no había habido pasión. No le había hecho el boca a boca para aprovechase de él, ni mucho menos, sino para que volviese a respirar. De todas maneras, la sirena sonrió suavemente cuando aceptó la mano que le enmascarado le ofrecía y se irguió, moviendo ligeramente la aleta caudal para retirarse cualquier exceso de arena al estar en dicho lugar.
Una vez en pie, como quien dice, acompañó a Lemon en su caminata, vigilándole al ver que había decidido emprender la marcha por la orilla del mar. Le miró de reojo un segundo, antes de bajar un tanto la guardia al respecto. Si solo se mojaba los pies, a lo mejor no era tanto problema, asi que le dejó hacer.
— A nadie le gusta admitir eso. Mucho menos cuando la pobreza, en ocasiones, es por causas ajenas a ellos. — Contestó la pelinegra en lo que iban acortando distancias donde, a lo lejos, se veía un edificio que, presumía, era el restaurante o bar del que Caretas le había hablado. — Es por eso por lo que luchamos, ¿no? Para que estas personas tengan una vida digna, y puedan decidir libremente como vivir, sin que nadie les presione o les amenace.
Poco a poco, a medida que se acercaban, Asradi pudo escuchar también el tumulto de voces, así como el sonido de los tambores. Y según se fijaba, por las vestimentas que portaban, parecían ser trabajadores del lugar. O, al menos, iban vestidos de cocineros o camareros.
— Espera... ¡Caretas! — Pero ya era tarde, el enmascarado de los Revolucionarios ya se había adelantado, muy animado, para unirse a la protesta que estaba teniendo lugar. ¿Pero sería una protesta realmente? A primera vista sí lo parecía pero no podia dar nada por hecho. Además, lo suyo sería enterarse, primeramente, a qué era debido.
Así que, un poco por detrás de su camarada, Asradi se aproximó al grupo de personas. Se percataba ahora, de que no se había cubierto la cola con ninguna prenda de ropa, y eso hizo que envarase un poco la espalda sintiendo esa misma sensación de desasosiego. Pero, al menos en cuanto a los balleneros, ya la habían visto antes y por ahora todo había salido bien.
— Disculpe... — Se aproximó a una de las mujeres que también se encontraban, aparentemente, protestando. — ¿Qué es lo que está pasando?
La verdad es que no sabía demasiado de ese manual en sí, pero las pocas veces que había visto o escuchado, parecía ser un objeto importante para Lemon. Quizás si tiraba un poco de ese hilo, lograría hacerle reflexionar un poco. O eso esperaba. Fuese como fuese, al final todo había salido bien y Lemon parecía estar entero. Le sorprendía un tanto lo enérgico que estaba después de casi haberse muerto ahogado, pero era mejor eso a que estuviese paniqueando. O quizás lo último hubiese sido mejor, así se pensaba un tanto las consecuencias.
— Eso no es... — Asradi negó con la cabeza. — Mejor déjalo. Al menos has entendido que no es un beso al uso. — Y claro que no había habido pasión. No le había hecho el boca a boca para aprovechase de él, ni mucho menos, sino para que volviese a respirar. De todas maneras, la sirena sonrió suavemente cuando aceptó la mano que le enmascarado le ofrecía y se irguió, moviendo ligeramente la aleta caudal para retirarse cualquier exceso de arena al estar en dicho lugar.
Una vez en pie, como quien dice, acompañó a Lemon en su caminata, vigilándole al ver que había decidido emprender la marcha por la orilla del mar. Le miró de reojo un segundo, antes de bajar un tanto la guardia al respecto. Si solo se mojaba los pies, a lo mejor no era tanto problema, asi que le dejó hacer.
— A nadie le gusta admitir eso. Mucho menos cuando la pobreza, en ocasiones, es por causas ajenas a ellos. — Contestó la pelinegra en lo que iban acortando distancias donde, a lo lejos, se veía un edificio que, presumía, era el restaurante o bar del que Caretas le había hablado. — Es por eso por lo que luchamos, ¿no? Para que estas personas tengan una vida digna, y puedan decidir libremente como vivir, sin que nadie les presione o les amenace.
Poco a poco, a medida que se acercaban, Asradi pudo escuchar también el tumulto de voces, así como el sonido de los tambores. Y según se fijaba, por las vestimentas que portaban, parecían ser trabajadores del lugar. O, al menos, iban vestidos de cocineros o camareros.
— Espera... ¡Caretas! — Pero ya era tarde, el enmascarado de los Revolucionarios ya se había adelantado, muy animado, para unirse a la protesta que estaba teniendo lugar. ¿Pero sería una protesta realmente? A primera vista sí lo parecía pero no podia dar nada por hecho. Además, lo suyo sería enterarse, primeramente, a qué era debido.
Así que, un poco por detrás de su camarada, Asradi se aproximó al grupo de personas. Se percataba ahora, de que no se había cubierto la cola con ninguna prenda de ropa, y eso hizo que envarase un poco la espalda sintiendo esa misma sensación de desasosiego. Pero, al menos en cuanto a los balleneros, ya la habían visto antes y por ahora todo había salido bien.
— Disculpe... — Se aproximó a una de las mujeres que también se encontraban, aparentemente, protestando. — ¿Qué es lo que está pasando?