Dharkel
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24-10-2024, 08:48 PM
Observó la situación desde el tejado bajo al que había subido para tener una mejor visión del puerto. Una mueca mezcla entre asco y odio se dibujó en su rostro al ver a dos pequeños humanoides con alas negras, encadenados. No eran de su misma especie y probablemente correrían más suerte que él mismo, pero nadie merecía ser privado de su libertad y mucho menos llevar una vida al servicio forzoso de aquel a quien le sobraban las monedas.
Escupió a un lado y apretó el puño con fuerza al recordar con impotencia las cadenas y la tortura a la que fue sometido bajo el pretexto de la búsqueda de la inmortalidad, grilletes que por suerte no estuvieron mucho tiempo en sus brazos, pero sí el suficiente como para haber dejado una profunda marca, tanto física como emocional. Unas marcas que probablemente nunca sanarían.
No sabía qué le causaba más ira en su fuero interno, si la indiferencia con la que trataban a aquellos niños como si tan solo fuesen un par de barricas de vino barato, o el hecho de que apenas hubiesen vivido unos pocos inviernos. Ser privado de la infancia era algo altamente cruel e injusto, algo con lo que Dharkel había fantaseado en innumerables ocasiones pues nunca tuvo una.
Tuvo un leve impulso de saltar de aquel tejado y emprender una carga, dejando a un lado cualquier plan que hubiese podido llegar a trazar. Apretó esta vez los dientes, sin haber liberado la tensión que ejercía sobre el puño, reprimiéndolo con toda la fuerza de voluntad que pudo reunir. Si había una subasta potencialmente podrían liberar a más esclavos, hacerse con los nombres de los compradores, contactos en el inframundo e incluso dar aviso a los revolucionarios que había conocido los días anteriores para que les ayudasen en su causa, reuniendo todo el músculo posible, pues en la subasta seguramente habría mayor vigilancia.
Pero el corazón le había ganado la batalla a Silver, quien se lanzó a la carga con gran velocidad. En su rostro, contenido por la ira y el odio se dibujó una leve sonrisa, recordando uno de los motivos por los que había decidido seguirle. En muchas ocasiones le había juzgado de ser temerario e irresponsable, e incluso en esta situación lo estaba siendo, pero Dharkel esta vez podía entender sus razones.
Saltó del tejado y cayó al suelo sobre sus rodillas flexionadas. Sabiendo que no podría alcanzar a su capitán comenzó a correr detrás de él, siguiéndole, desenrollando el sheng biao y manteniendo la cuerda en corto comenzó a girarlo con fuerza. Cuando el capitán finalmente hizo su ataque, el espadachín reconvertido ahora en especialista se frenó en seco con ayuda de sus talones sin dejar de girar su arma. Acto seguido liberó la cuerda hacia el frente, hacia el aire, sin nadie a quien impactar de forma inmediata y generando una violenta onda comprimida que salió despedida contra las personas, si es que se les podía calificar de aquella manera, que más alejadas estaban de los niños, intentando así evitar impactarles a ellos.
Escupió a un lado y apretó el puño con fuerza al recordar con impotencia las cadenas y la tortura a la que fue sometido bajo el pretexto de la búsqueda de la inmortalidad, grilletes que por suerte no estuvieron mucho tiempo en sus brazos, pero sí el suficiente como para haber dejado una profunda marca, tanto física como emocional. Unas marcas que probablemente nunca sanarían.
No sabía qué le causaba más ira en su fuero interno, si la indiferencia con la que trataban a aquellos niños como si tan solo fuesen un par de barricas de vino barato, o el hecho de que apenas hubiesen vivido unos pocos inviernos. Ser privado de la infancia era algo altamente cruel e injusto, algo con lo que Dharkel había fantaseado en innumerables ocasiones pues nunca tuvo una.
Tuvo un leve impulso de saltar de aquel tejado y emprender una carga, dejando a un lado cualquier plan que hubiese podido llegar a trazar. Apretó esta vez los dientes, sin haber liberado la tensión que ejercía sobre el puño, reprimiéndolo con toda la fuerza de voluntad que pudo reunir. Si había una subasta potencialmente podrían liberar a más esclavos, hacerse con los nombres de los compradores, contactos en el inframundo e incluso dar aviso a los revolucionarios que había conocido los días anteriores para que les ayudasen en su causa, reuniendo todo el músculo posible, pues en la subasta seguramente habría mayor vigilancia.
Pero el corazón le había ganado la batalla a Silver, quien se lanzó a la carga con gran velocidad. En su rostro, contenido por la ira y el odio se dibujó una leve sonrisa, recordando uno de los motivos por los que había decidido seguirle. En muchas ocasiones le había juzgado de ser temerario e irresponsable, e incluso en esta situación lo estaba siendo, pero Dharkel esta vez podía entender sus razones.
Saltó del tejado y cayó al suelo sobre sus rodillas flexionadas. Sabiendo que no podría alcanzar a su capitán comenzó a correr detrás de él, siguiéndole, desenrollando el sheng biao y manteniendo la cuerda en corto comenzó a girarlo con fuerza. Cuando el capitán finalmente hizo su ataque, el espadachín reconvertido ahora en especialista se frenó en seco con ayuda de sus talones sin dejar de girar su arma. Acto seguido liberó la cuerda hacia el frente, hacia el aire, sin nadie a quien impactar de forma inmediata y generando una violenta onda comprimida que salió despedida contra las personas, si es que se les podía calificar de aquella manera, que más alejadas estaban de los niños, intentando así evitar impactarles a ellos.
DIL302
DILETANTE
Ofensiva Activa
Tier 3
No Aprendida
35
2
El usuario es capaz de manejar cualquier arma de forma de que con un poderoso impacto aprovechando los puntos fuertes de cada una de ellas se libere una onda de aire a presión de 5 metros de ancho que puede alcanzar hasta los 20 metros de distancia adicionales al alcance regular del arma.
Golpe Básico + [FUEx2,6] de [Daño contundente]