Teruyoshi
Teru
25-10-2024, 04:28 AM
Tras varias estaciones viajando por todo el East Blue, Teruyoshi al final había conseguido un grupo con el que quedarse. El encuentro con los Piratas de Shirogami había sido de lo más peculiar, pero al final no solo había terminado entendiéndose con ellos, sino que había encontrado una nueva manada con la que vivir y viajar por todo el extenso mar. Porque sí, se les podía denominar más una manada que una banda per se.
El más normal de todos era Lance, el capitán, quien a pesar de tener un carácter despreocupado y tranquilo también poseía un aura y carisma magnético. El peliblanco tenía la capacidad de que cualquiera se sintiera tranquilo y agusto a su lado… Toda una novedad para Teruyoshi.
Luego estaba el subcapitán, Juuken, quien a pesar de aparentar ser un niñito inocente que no se enteraba de la misa a la mitad, escondía en realidad un jodido sádico. A Teruyoshi le encantaba cuando perdía los papeles, ya que siempre había algún herido cuando eso pasaba.
También estaba Goku, el cual aseguraba ser un mink como Teruyoshi a pesar de estar prácticamente pelado. El gato pensaba que simplemente era un humano raro con dos colas y que simplemente no lo sabía, pero a base de conversaciones sin sentido había aprendido a no hacerle mucho caso y dejarlo a su bola… lo cual parecía ser el tono general de la banda. Si hasta mandaba cartas con palomas. Todo un personaje.
Y por último, pero no menos importante, su pareja favorita. El gyojin y la daimink. La Devoradespensas y el Destrozabarcos. Gretta y Qazan… Un par de bestias impredecibles, siempre dispuestas a un buen robo o pelea. Ellos sí que sabían hacer sentirse a Teruyoshi en casa… aunque si tenía que elegir un favorito, esa era la daimink. La enorme jabalí estaba recubierta de un grueso pelaje de lo más irresistible. Teruyoshi ronroneaba con solo pensar en amasarla.
Todos ellos formaban la nueva familia disfuncional de Teruyoshi. Rara como ninguna otra, pero de él a partir de ahora. El mink era muy celoso con sus pertenencias… y cada uno de sus nakamas acababa de pasar a ser posesión del gato sin ellos saberlo, por lo que cuando el grupo decidió desembarcar en la zona para investigar los rumores que habían escuchado no dudó un instante en apuntarse. No solo porque la palabra tesoro fuese una de las palabras mágicas favoritas de Teruyoshi, sino porque no iba a permitir que les pasara nada a su nueva familia. Ya había perdido una y no iba a consentir que pasase lo mismo otra vez. No pensaba volver a quedarse atrás nunca más.
El grupo incluso había recibido una advertencia de un hombre que pasaba con su barca pesquera, el cual tras unas pocas palabras se perdió en el horizonte como vino. Aquellas palabras obviamente no valieron de nada, ya que a pesar del aviso del tipo, parte de la banda no dudó en desembarcar para ir en busca del tesoro escondido.
Goku, para variar, fue el primero en desembarcar. Se lanzó a la selva para emular a los monos como tanto le gustaba, mientras que Juuken, Gretta y Teruyoshi bajaron más calmados. Lance y el resto tenían otros asuntos que atender, por lo que la banda iba bajo el mando del niño loco. El día prometía y Teruyoshi no pensaba separarse de su Gretta, por lo que en cuanto la vio, dio un ligero salto y se subió a sus hombros, buscando acomodarse en lo que se había transformado en uno de sus sitios favoritos. Gracias al tamaño de la daimink, Teruyoshi se podía echar en ellos y acomodar su cabeza al lado de la jabalí para poder charlar con ella cómodamente sin tener que levantar la voz.
- Rrreina - comenzó a hablar en un medio ronroneo cuando notó el calorcito que emanaba su compañera. - ¿Qué crees que pasará antes? ¿Qué el mono falso nos busque un problema o que Juuken apuñale al tipo que anda secuestrando gente? - preguntó divertido mientras se chupaba una zarpa y se la pasaba por la oreja en un acto inconsciente.
El grupo siguió los pasos de Goku, adentrándose en la isla en busca de un nuevo tesoro que saquear… o al menos esa era la idea hasta que el mono sin pelo apareció de golpe diciendo que lo querían matar. La verdad es que no era de extrañar, Teruyoshi lo conocía desde no hacía mucho tiempo y también quería matarlo de vez en cuando… pero eso, él, no nadie más.
- Que lo intente si se atreve - respondió automáticamente el mink sin dar tiempo a nadie a contestar. La lengua del mink solía ser la más rápida de todos los mares y no fue una excepción. - Si osa a tocarte un solo pelo… lo troceamos y hago un estofado con él - aseguró el mink mientras meneaba el rabo de lado a lado de forma brusca en señal de malestar.
Teruyoshi no sabía como Goku sabía que había allí nadie que quisiera matarlo, aunque tampoco le importaba. Si era verdad y no era una de sus muchas locuras, no pensaba dejar que nadie le hiciera daño, mientras que si sí era una de sus flipadas, tampoco le haría daño que alguien la siguiese. Aún así, Teruyoshi, consciente de que la decisión recae sobre Juuken, dirigió toda su atención a él, esperando a ver qué decisión tomaba al respecto.
El más normal de todos era Lance, el capitán, quien a pesar de tener un carácter despreocupado y tranquilo también poseía un aura y carisma magnético. El peliblanco tenía la capacidad de que cualquiera se sintiera tranquilo y agusto a su lado… Toda una novedad para Teruyoshi.
Luego estaba el subcapitán, Juuken, quien a pesar de aparentar ser un niñito inocente que no se enteraba de la misa a la mitad, escondía en realidad un jodido sádico. A Teruyoshi le encantaba cuando perdía los papeles, ya que siempre había algún herido cuando eso pasaba.
También estaba Goku, el cual aseguraba ser un mink como Teruyoshi a pesar de estar prácticamente pelado. El gato pensaba que simplemente era un humano raro con dos colas y que simplemente no lo sabía, pero a base de conversaciones sin sentido había aprendido a no hacerle mucho caso y dejarlo a su bola… lo cual parecía ser el tono general de la banda. Si hasta mandaba cartas con palomas. Todo un personaje.
Y por último, pero no menos importante, su pareja favorita. El gyojin y la daimink. La Devoradespensas y el Destrozabarcos. Gretta y Qazan… Un par de bestias impredecibles, siempre dispuestas a un buen robo o pelea. Ellos sí que sabían hacer sentirse a Teruyoshi en casa… aunque si tenía que elegir un favorito, esa era la daimink. La enorme jabalí estaba recubierta de un grueso pelaje de lo más irresistible. Teruyoshi ronroneaba con solo pensar en amasarla.
Todos ellos formaban la nueva familia disfuncional de Teruyoshi. Rara como ninguna otra, pero de él a partir de ahora. El mink era muy celoso con sus pertenencias… y cada uno de sus nakamas acababa de pasar a ser posesión del gato sin ellos saberlo, por lo que cuando el grupo decidió desembarcar en la zona para investigar los rumores que habían escuchado no dudó un instante en apuntarse. No solo porque la palabra tesoro fuese una de las palabras mágicas favoritas de Teruyoshi, sino porque no iba a permitir que les pasara nada a su nueva familia. Ya había perdido una y no iba a consentir que pasase lo mismo otra vez. No pensaba volver a quedarse atrás nunca más.
El grupo incluso había recibido una advertencia de un hombre que pasaba con su barca pesquera, el cual tras unas pocas palabras se perdió en el horizonte como vino. Aquellas palabras obviamente no valieron de nada, ya que a pesar del aviso del tipo, parte de la banda no dudó en desembarcar para ir en busca del tesoro escondido.
Goku, para variar, fue el primero en desembarcar. Se lanzó a la selva para emular a los monos como tanto le gustaba, mientras que Juuken, Gretta y Teruyoshi bajaron más calmados. Lance y el resto tenían otros asuntos que atender, por lo que la banda iba bajo el mando del niño loco. El día prometía y Teruyoshi no pensaba separarse de su Gretta, por lo que en cuanto la vio, dio un ligero salto y se subió a sus hombros, buscando acomodarse en lo que se había transformado en uno de sus sitios favoritos. Gracias al tamaño de la daimink, Teruyoshi se podía echar en ellos y acomodar su cabeza al lado de la jabalí para poder charlar con ella cómodamente sin tener que levantar la voz.
- Rrreina - comenzó a hablar en un medio ronroneo cuando notó el calorcito que emanaba su compañera. - ¿Qué crees que pasará antes? ¿Qué el mono falso nos busque un problema o que Juuken apuñale al tipo que anda secuestrando gente? - preguntó divertido mientras se chupaba una zarpa y se la pasaba por la oreja en un acto inconsciente.
El grupo siguió los pasos de Goku, adentrándose en la isla en busca de un nuevo tesoro que saquear… o al menos esa era la idea hasta que el mono sin pelo apareció de golpe diciendo que lo querían matar. La verdad es que no era de extrañar, Teruyoshi lo conocía desde no hacía mucho tiempo y también quería matarlo de vez en cuando… pero eso, él, no nadie más.
- Que lo intente si se atreve - respondió automáticamente el mink sin dar tiempo a nadie a contestar. La lengua del mink solía ser la más rápida de todos los mares y no fue una excepción. - Si osa a tocarte un solo pelo… lo troceamos y hago un estofado con él - aseguró el mink mientras meneaba el rabo de lado a lado de forma brusca en señal de malestar.
Teruyoshi no sabía como Goku sabía que había allí nadie que quisiera matarlo, aunque tampoco le importaba. Si era verdad y no era una de sus muchas locuras, no pensaba dejar que nadie le hiciera daño, mientras que si sí era una de sus flipadas, tampoco le haría daño que alguien la siguiese. Aún así, Teruyoshi, consciente de que la decisión recae sobre Juuken, dirigió toda su atención a él, esperando a ver qué decisión tomaba al respecto.