Byron
Que me lo otorguen
25-10-2024, 01:24 PM
Byron, habiendo impregnado su misma alma con el ambiente codicioso y extrañamente infantil, esperaba que la resplandeciente mujer rubia levantase el cubilete sobre el que reposaba su mano, con los ojos totalmente fijados en captar el número de aquellos dados que ocultaba la tirada, como si estos fuese incluso capaces de ver a través de sólidos y opacos objetos. La bella mujer con vertiginosas curvas no quiso hacer esperar y mantener el misterio, posiblemente porque ella era la más ansiosa en conocer el resultado, y mostró su tirada al resto escondiendo su tenso pero juguetón rostro con el humo de su pipa.
- Joder tch...- Murmuró el joven pirata chasqueando la lengua, notándose visiblemente molesto de aquel resultado, no por perder dinero, sino por perder en general. - Es igual, falta la mía...- Dijo mientras arrastraba al centro las fichas que había perdido con la tirada de aquella mujer con sumo cuidado y delicadeza.
Hecho esto, se recostó sobre su banqueta, mucho más relajado que cuando pasó por aquella puerta, la personalidad de aquellos cuatro resultaba bastante distendida a pesar de los continuos comentarios cargados de doble sentido y las puyas. Se dio hasta el lujo de sacar su propia pipa, para acompañar a la hermosura que tenía delante, que debido a la primera impresión y tensión, no había asimilado lo delicioso que sería intimar con semejante hembra.
Exhaló la primera calada mientras con un movimiento de su mano apagaba la cerilla con la que había encendido esta, mirando a los presentes y empapándose de cada uno de sus gestos para analizarlos más y más. Hasta que uno de ellos, la mujer bajita y con toda, se despidió de los presentes tras haber perdido sus últimas fichas en la jugada anterior, aunque no le dedicó ninguna palabra al joven capitán. Más fue curiosa la forma en la que se despidió del resto, mostrando distinto trato, a Komula y Sorvolo por su nombre, a la deliciosa rubia por lo que parecía ser un apodo o título. Por el momento, no tenía que darle importancia, así, no interrumpió sus lentos pasos con bastón.
Al marcharse, el resto pareció prestar atención a la tirada que el muchacho había hecho, no sin antes haberse repartido cada uno de los presentes la fichas correspondientes. El más confiado el canoso vaquero, quien amasaba una buena cantidad de fichas y había ganado la anterior apuesta, quien miraba con atención el cubilete posado sobre la mesa caoba junto al resto de los presentes, ante esto Byron se hacía el interesante disfrutando su pipa y escuchando las distintas apuestas de los intrépidos apostadores. Por lo menos hasta que el perfecto, redondo y esponjoso escote de la rubia entró a escena, de golpe, haciendo que el joven de cabello violeta fijase su mirada en estos deleitándose con todos los detalles y fotografiando mentalmente aquel encuadre, buscando algún travieso lunar que recordar. Aun así, no podía dejarse llevar, y cerró los ojos, carraspeando la voz, como gesto de paso para salir de una situación "incómoda" y escuchó finalmente la última apuesta por parte del vaquero que por su anterior "la casa siempre gana" parecía ser el dueño del lugar.
- Ya os dije, era par...- Y levantó aquello que ocultaba su suerte, desvelando un 5 y un 4. El rostro de Byron se quedó pálido, y esa confianza que mostraba en sus ojos se quebraba cada vez más. - Ey ey ey...- Dijo llamando la atención del koala y la rubia, buscando una complicidad burlona. - Ha ganado las dos tiradas, ¿estáis seguros de que este no os tima? - Por el tono de su voz, era algo que revelaba más bien su mal perder a una crítica real. - En fin... Otro millón fuera. - Dijo volviendo a lanzar lo perdido.
Y así, escuchó la propuesta de Komula, duplicar la apuesta. Echó cálculos y vio que de ser así, solo le quedaría para una tirada más, una imagen por su mente de él viajando de isla a isla a nado, pues no tendría barco pasó por su mente, Drake lo iba a matar. Pero, había algo que el joven no podía negar, se estaba divirtiendo, y echarse atrás a estas alturas, no era una opción. Un extraño valor invadió su cuerpo, devolviéndole esa llama competitiva, y terminó de escuchar las apuestas, dándole paso en aquel vaquero con brazos metálicos.
- Esta vez, parece que te ha fallado un ojo, efectivamente hay un uno, pero en el otro dado hay un dos.- Dijo calmado, mirándolo sonriente sin negar la facción a la que pertenecía, quizás, Belmonte acostumbraba a hacer este tipo de encargos a piratas primerizos. - No es la primera vez que hace esto, vaya.- Dijo como un comentario al aire y que entendiese quien pudiese entender.
Volvió a coger el cubo, haciendo una nueva tirada, pero esta vez tirándolos hacia el techo, para agarrarlos con su mano y finalmente ocultar el resultado estampando la palma contra la mesa.
- En parte, estoy apostando mi vida aquí, veamos si también os la podéis jugar tanto... Todo o nada...- Dijo haciendo referencia a sus últimas fichas. - Esta vez, la suma de estos dados es par.
- Joder tch...- Murmuró el joven pirata chasqueando la lengua, notándose visiblemente molesto de aquel resultado, no por perder dinero, sino por perder en general. - Es igual, falta la mía...- Dijo mientras arrastraba al centro las fichas que había perdido con la tirada de aquella mujer con sumo cuidado y delicadeza.
Hecho esto, se recostó sobre su banqueta, mucho más relajado que cuando pasó por aquella puerta, la personalidad de aquellos cuatro resultaba bastante distendida a pesar de los continuos comentarios cargados de doble sentido y las puyas. Se dio hasta el lujo de sacar su propia pipa, para acompañar a la hermosura que tenía delante, que debido a la primera impresión y tensión, no había asimilado lo delicioso que sería intimar con semejante hembra.
Exhaló la primera calada mientras con un movimiento de su mano apagaba la cerilla con la que había encendido esta, mirando a los presentes y empapándose de cada uno de sus gestos para analizarlos más y más. Hasta que uno de ellos, la mujer bajita y con toda, se despidió de los presentes tras haber perdido sus últimas fichas en la jugada anterior, aunque no le dedicó ninguna palabra al joven capitán. Más fue curiosa la forma en la que se despidió del resto, mostrando distinto trato, a Komula y Sorvolo por su nombre, a la deliciosa rubia por lo que parecía ser un apodo o título. Por el momento, no tenía que darle importancia, así, no interrumpió sus lentos pasos con bastón.
Al marcharse, el resto pareció prestar atención a la tirada que el muchacho había hecho, no sin antes haberse repartido cada uno de los presentes la fichas correspondientes. El más confiado el canoso vaquero, quien amasaba una buena cantidad de fichas y había ganado la anterior apuesta, quien miraba con atención el cubilete posado sobre la mesa caoba junto al resto de los presentes, ante esto Byron se hacía el interesante disfrutando su pipa y escuchando las distintas apuestas de los intrépidos apostadores. Por lo menos hasta que el perfecto, redondo y esponjoso escote de la rubia entró a escena, de golpe, haciendo que el joven de cabello violeta fijase su mirada en estos deleitándose con todos los detalles y fotografiando mentalmente aquel encuadre, buscando algún travieso lunar que recordar. Aun así, no podía dejarse llevar, y cerró los ojos, carraspeando la voz, como gesto de paso para salir de una situación "incómoda" y escuchó finalmente la última apuesta por parte del vaquero que por su anterior "la casa siempre gana" parecía ser el dueño del lugar.
Cita:
- Ya os dije, era par...- Y levantó aquello que ocultaba su suerte, desvelando un 5 y un 4. El rostro de Byron se quedó pálido, y esa confianza que mostraba en sus ojos se quebraba cada vez más. - Ey ey ey...- Dijo llamando la atención del koala y la rubia, buscando una complicidad burlona. - Ha ganado las dos tiradas, ¿estáis seguros de que este no os tima? - Por el tono de su voz, era algo que revelaba más bien su mal perder a una crítica real. - En fin... Otro millón fuera. - Dijo volviendo a lanzar lo perdido.
Y así, escuchó la propuesta de Komula, duplicar la apuesta. Echó cálculos y vio que de ser así, solo le quedaría para una tirada más, una imagen por su mente de él viajando de isla a isla a nado, pues no tendría barco pasó por su mente, Drake lo iba a matar. Pero, había algo que el joven no podía negar, se estaba divirtiendo, y echarse atrás a estas alturas, no era una opción. Un extraño valor invadió su cuerpo, devolviéndole esa llama competitiva, y terminó de escuchar las apuestas, dándole paso en aquel vaquero con brazos metálicos.
- Esta vez, parece que te ha fallado un ojo, efectivamente hay un uno, pero en el otro dado hay un dos.- Dijo calmado, mirándolo sonriente sin negar la facción a la que pertenecía, quizás, Belmonte acostumbraba a hacer este tipo de encargos a piratas primerizos. - No es la primera vez que hace esto, vaya.- Dijo como un comentario al aire y que entendiese quien pudiese entender.
Volvió a coger el cubo, haciendo una nueva tirada, pero esta vez tirándolos hacia el techo, para agarrarlos con su mano y finalmente ocultar el resultado estampando la palma contra la mesa.
- En parte, estoy apostando mi vida aquí, veamos si también os la podéis jugar tanto... Todo o nada...- Dijo haciendo referencia a sus últimas fichas. - Esta vez, la suma de estos dados es par.