Octojin
El terror blanco
25-10-2024, 03:59 PM
(Última modificación: 25-10-2024, 04:29 PM por Octojin.)
El instructor sonríe, atento a tu entusiasmo. Sus ojos reflejan una mezcla de orgullo y respeto por el combate que ha presenciado. Y quizá es por eso que decide responderte con sinceridad.
—Nuestro dojo, conocido aquí como el dojo del Este, lleva décadas enseñando el noble arte de la katana bajo la dirección del maestro Kenji Tanaka. Él es quien ha dado forma a muchos de los mejores espadachines de la isla, que luego emprenden sus viajes en busca de aquello que tanto ansían. Algunos es poder, otros seguir creciendo... Kenji se encuentra de viaje ahora, en busca de nuevos alumnos dignos, aquellos con el potencial para sumarse a nuestras enseñanzas. Es un hombre que nunca cesa en su misión de preservar y expandir nuestra tradición —responde el instructor, mientras hace una pausa y observa tu reacción.
Tras tu ducha, te unes a la mesa, donde él te asegura que la salsa está libre de frutos secos. Te dice que francamente no sabe lo que tiene, pero que él también tiene alergia a los frutos secos y la ha tomado infinidad de veces. Te comenta que tienen más pescados en la cocina, por si no te gusta el atún. Si lo tomas, cada bocado te resultará refrescante y revitalizador tras el esfuerzo del combate. No es que sea el atún de mayor calidad que has tomado, pero te sienta como tal. Seguramente fruto de la energía que ya has gastado.
Entonces, el instructor oye lo que dices de la posada y sonríe. No tarda mucho en negar con la cabeza, y después te mira, empleando un semblante ligeramente confuso. Quizá no sepa muy bien toda la historia que has tenido, pero algo te dice que sabe de qué posada le hablas.
—Esa posada... El viejo la va a terminar llevando a la quiebra. Su hija es la que debería llevar el negocio, sí. Pero hasta que no suceda... No parece que aquello vaya a cambiar. Pero me alegra saber que aún queda buena gente en este mundo. Gente dispuesta a hacer el bien a los demás. Eso te honra, Sowon.
Poco después, Yui aparece. Aunque lleva algunos vendajes que destacan sobre su uniforme oscuro, su paso es firme, y hay una determinación tranquila en su semblante. Parece que le ha sentado bien la ducha. No viene solo, sino que es acompañado de un médico del dojo que, al verte, se ofrece a revisar tus heridas. Aunque ya has hecho algunos cuidados básicos, quizá no está de más que un profesional te ajuste los vendajes que necesites. Siéntete libre de aprovecharte de la hospitalidad de los espadachines.
Si decides aceptar, te llevará a una sala cuando así lo desees donde hay una camilla y empezará a atenderte con delicadeza y profesionalismo, aplicando ungüentos que rápidamente aliviarán cualquier molestia que tengas, al menos por el momento.
Pero antes de que puedas irte, Yui, de pie frente a ti, hace una profunda reverencia. La marca tanto que por un momento puedes llegar a pensar que está de broma.
—Gracias, Sowon, por este combate. Ha sido increíble —dice, con una sonrisa que refleja el respeto que has ganado a lo largo del enfrentamiento. Parece que sus palabras son sinceras, y en ese momento, no hay ni gota de arrogancia en sus actos. Extiende otra vez su mano hacia ti, y al estrecharla, sientes de nuevo esa calidez de un guerrero que ha aprendido tanto como tú en ese intercambio de golpes. Parece que le encanta estrechar la mano, ¿verdad?
—Espero que aceptes quedarte el tiempo que necesites. Si decides volver en el futuro, es probable que encuentres aquí a los nuevos alumnos que el maestro Kenji está buscando. Sería un honor enfrentarte de nuevo algún día. Seguro que somos mejores luchadores y tenemos más técnicas que enseñar el uno al otro. Estoy seguro de que la próxima vez, te lo pondré mucho más difícil. Quién sabe, igual hasta puedo vencerte.
La perspectiva de un nuevo combate y de más desafíos hace que sus ojos brillen, como buen guerrero. Puede que, al final del todo, sientas que ese dojo pueda convertirse en una parada más habitual en tu viaje.
—Nuestro dojo, conocido aquí como el dojo del Este, lleva décadas enseñando el noble arte de la katana bajo la dirección del maestro Kenji Tanaka. Él es quien ha dado forma a muchos de los mejores espadachines de la isla, que luego emprenden sus viajes en busca de aquello que tanto ansían. Algunos es poder, otros seguir creciendo... Kenji se encuentra de viaje ahora, en busca de nuevos alumnos dignos, aquellos con el potencial para sumarse a nuestras enseñanzas. Es un hombre que nunca cesa en su misión de preservar y expandir nuestra tradición —responde el instructor, mientras hace una pausa y observa tu reacción.
Tras tu ducha, te unes a la mesa, donde él te asegura que la salsa está libre de frutos secos. Te dice que francamente no sabe lo que tiene, pero que él también tiene alergia a los frutos secos y la ha tomado infinidad de veces. Te comenta que tienen más pescados en la cocina, por si no te gusta el atún. Si lo tomas, cada bocado te resultará refrescante y revitalizador tras el esfuerzo del combate. No es que sea el atún de mayor calidad que has tomado, pero te sienta como tal. Seguramente fruto de la energía que ya has gastado.
Entonces, el instructor oye lo que dices de la posada y sonríe. No tarda mucho en negar con la cabeza, y después te mira, empleando un semblante ligeramente confuso. Quizá no sepa muy bien toda la historia que has tenido, pero algo te dice que sabe de qué posada le hablas.
—Esa posada... El viejo la va a terminar llevando a la quiebra. Su hija es la que debería llevar el negocio, sí. Pero hasta que no suceda... No parece que aquello vaya a cambiar. Pero me alegra saber que aún queda buena gente en este mundo. Gente dispuesta a hacer el bien a los demás. Eso te honra, Sowon.
Poco después, Yui aparece. Aunque lleva algunos vendajes que destacan sobre su uniforme oscuro, su paso es firme, y hay una determinación tranquila en su semblante. Parece que le ha sentado bien la ducha. No viene solo, sino que es acompañado de un médico del dojo que, al verte, se ofrece a revisar tus heridas. Aunque ya has hecho algunos cuidados básicos, quizá no está de más que un profesional te ajuste los vendajes que necesites. Siéntete libre de aprovecharte de la hospitalidad de los espadachines.
Si decides aceptar, te llevará a una sala cuando así lo desees donde hay una camilla y empezará a atenderte con delicadeza y profesionalismo, aplicando ungüentos que rápidamente aliviarán cualquier molestia que tengas, al menos por el momento.
Pero antes de que puedas irte, Yui, de pie frente a ti, hace una profunda reverencia. La marca tanto que por un momento puedes llegar a pensar que está de broma.
—Gracias, Sowon, por este combate. Ha sido increíble —dice, con una sonrisa que refleja el respeto que has ganado a lo largo del enfrentamiento. Parece que sus palabras son sinceras, y en ese momento, no hay ni gota de arrogancia en sus actos. Extiende otra vez su mano hacia ti, y al estrecharla, sientes de nuevo esa calidez de un guerrero que ha aprendido tanto como tú en ese intercambio de golpes. Parece que le encanta estrechar la mano, ¿verdad?
—Espero que aceptes quedarte el tiempo que necesites. Si decides volver en el futuro, es probable que encuentres aquí a los nuevos alumnos que el maestro Kenji está buscando. Sería un honor enfrentarte de nuevo algún día. Seguro que somos mejores luchadores y tenemos más técnicas que enseñar el uno al otro. Estoy seguro de que la próxima vez, te lo pondré mucho más difícil. Quién sabe, igual hasta puedo vencerte.
La perspectiva de un nuevo combate y de más desafíos hace que sus ojos brillen, como buen guerrero. Puede que, al final del todo, sientas que ese dojo pueda convertirse en una parada más habitual en tu viaje.