Sowon
Luna Sangrienta
25-10-2024, 06:25 PM
La respuesta pareció satisfacer su intriga inicial, asintió con la cabeza al escuchar la historia. Si el fundador del lugar era alguien que viajaba por el mundo, muy probablemente pudo visitar su hogar del cual las leyendas hablaban era la cuna de la forja de armas así como donde habían nacido los estilos mas tradicionales de cada rama antes de expandirse por el mundo. En especial los referidos a las armas de filo, embadurnó el atún en la salsa, con algo de miedo al principio pero tras el primer bocado y viendo que la reacción alérgica inmediata no se producía comenzó a comer con más entusiasmo. Siempre cuidando de no equivocarse de salsa, lejos de un enfoque refinado la mujer comía a grandes cantidades, como un fiero guerrero que regresa tras una larga campaña a saborear algo de comida.
—No diría que hago un bien, simplemente no me gusta deberle nada a nadie, ellos me indicaron donde divertirme y yo solo les devuelvo el favor. A lo mejor esa chica pueda armarse de valor viendo a personas como Yui, como otros estudiantes y reclamar lo que le pertenece. Después de todo, el viejo no parece tener ganas de seguir ahí y creo que busca desesperadamente que alguien tome su lugar pero la chica por respeto o inseguridad se niega a dar ese paso.—
Comentó mientras tragaba otro bocado, no entendía mucho sobre los negocios o como se manejaban estos en la isla pero intuía que solo era cuestión de tiempo. Si lograba inspirarse y dejar esos miedos atrás, la Isla recuperaría una posada necesaria y además las buenas lenguas podrían traer a más sujetos dispuestos a instruirse en ese dojo para impresionar a tan amable señorita.
—¡Pero si es mi amigo momia! No se te ven mal los vendajes, la que debo agradecer soy yo, me has mostrado que me queda mucho por aprender y estoy segura que tendré tu imágen en mente la próxima vez que derrote a alguien.—
Bromeó riendo mientras estrechaba la mano de Yui, esta vez con menor cuidado al verle recuperado y ante la promesa de un futuro combate. La rubia mostró su sonrisa, los colmillos adornando una mirada cálida pero desafiante, como aquel felino que contempla un rival digno para futuras cazerías.
—¡Bwahahaha! Me gusta ese tono, temía que pudieras sentirte humillado pero veo que ambos terminamos motivados. La verdad es que actualmente no tengo un rumbo fijo, viajo buscando trabajos y desafíos que conlleven la emoción que mi inquieto cuerpo necesita. Perfeccionando cada día mi propio estilo y buscando saciar la emoción de mi espada. A lo mejor pueda regresar, algún día y tomar cada combate desde un nuevo punto de vista. Yo no pienso dejarme estar y también entrenaré muy duro para que no reconozcas mi fuerza. A lo mejor, en nuestro reencuentro terminemos peleando codo a codo, frente a un oponente mucho más poderoso. Si cruzar espadas ha sido divertido, prestar mi fuerza para complementar tu destreza puede ser incluso mejor.—
La vida de la mujer era un enigma, viajaba y se desplazaba buscando nuevos retos a menudo. Así como se había quedado varios días en Kilombo, podría ser una rutina de menos de diez días lo que le ataba a esa isla. Sin embargo, deseaba regresar en un futuro solo para enfrentarse a esos estudiantes poderosos que le estarían esperando.
—Si me disculpan creo que el doc quiere chequear que mi cabeza siga en su sitio. ¡Bwahahaha! Tus cortes fueron muy buenos, me vendría bien una miradita. Apuesto a que por momentos así te has hecho doctor.—
Bromeó con su actitud risueña de siempre pero siguiendo las indicaciones del doctor a la hora de ser revisada. Pese a sentir algún dolor al ser tratada, la rubia se limitaba a chasquear la lengua si algo le dolía. Sus raspones y magulladuras podían resultar intimidantes para un humano promedio. Era probable que uno de los cortes de Yui, en especial sus ondas cortantes fueran capaces de partir humanos por la mitad e incluso el doctor parecía fascinado por la notable resistencia de la Oni.
—Supongo que deberé volver a la posada y decirles como ha acabado todo esto, aunque alguno ya pudo haberse adelantado. Es probable que regrese a entrenar o combatir solo por diversión mientras siga por aquí. ¡Ha sido todo un placer!—
La oni se despidió tras ser atendida, ajustando su mochila y espadón antes de realizar una reverencia ante el dojo, era evidente que regresaría muy a menudo a pasar el tiempo o solo para entrenar su cuerpo siguiendo otra disciplina. Mientras avanzaba, su rostro brillaba con la promesa de nuevos desafíos en el horizonte.
—No diría que hago un bien, simplemente no me gusta deberle nada a nadie, ellos me indicaron donde divertirme y yo solo les devuelvo el favor. A lo mejor esa chica pueda armarse de valor viendo a personas como Yui, como otros estudiantes y reclamar lo que le pertenece. Después de todo, el viejo no parece tener ganas de seguir ahí y creo que busca desesperadamente que alguien tome su lugar pero la chica por respeto o inseguridad se niega a dar ese paso.—
Comentó mientras tragaba otro bocado, no entendía mucho sobre los negocios o como se manejaban estos en la isla pero intuía que solo era cuestión de tiempo. Si lograba inspirarse y dejar esos miedos atrás, la Isla recuperaría una posada necesaria y además las buenas lenguas podrían traer a más sujetos dispuestos a instruirse en ese dojo para impresionar a tan amable señorita.
—¡Pero si es mi amigo momia! No se te ven mal los vendajes, la que debo agradecer soy yo, me has mostrado que me queda mucho por aprender y estoy segura que tendré tu imágen en mente la próxima vez que derrote a alguien.—
Bromeó riendo mientras estrechaba la mano de Yui, esta vez con menor cuidado al verle recuperado y ante la promesa de un futuro combate. La rubia mostró su sonrisa, los colmillos adornando una mirada cálida pero desafiante, como aquel felino que contempla un rival digno para futuras cazerías.
—¡Bwahahaha! Me gusta ese tono, temía que pudieras sentirte humillado pero veo que ambos terminamos motivados. La verdad es que actualmente no tengo un rumbo fijo, viajo buscando trabajos y desafíos que conlleven la emoción que mi inquieto cuerpo necesita. Perfeccionando cada día mi propio estilo y buscando saciar la emoción de mi espada. A lo mejor pueda regresar, algún día y tomar cada combate desde un nuevo punto de vista. Yo no pienso dejarme estar y también entrenaré muy duro para que no reconozcas mi fuerza. A lo mejor, en nuestro reencuentro terminemos peleando codo a codo, frente a un oponente mucho más poderoso. Si cruzar espadas ha sido divertido, prestar mi fuerza para complementar tu destreza puede ser incluso mejor.—
La vida de la mujer era un enigma, viajaba y se desplazaba buscando nuevos retos a menudo. Así como se había quedado varios días en Kilombo, podría ser una rutina de menos de diez días lo que le ataba a esa isla. Sin embargo, deseaba regresar en un futuro solo para enfrentarse a esos estudiantes poderosos que le estarían esperando.
—Si me disculpan creo que el doc quiere chequear que mi cabeza siga en su sitio. ¡Bwahahaha! Tus cortes fueron muy buenos, me vendría bien una miradita. Apuesto a que por momentos así te has hecho doctor.—
Bromeó con su actitud risueña de siempre pero siguiendo las indicaciones del doctor a la hora de ser revisada. Pese a sentir algún dolor al ser tratada, la rubia se limitaba a chasquear la lengua si algo le dolía. Sus raspones y magulladuras podían resultar intimidantes para un humano promedio. Era probable que uno de los cortes de Yui, en especial sus ondas cortantes fueran capaces de partir humanos por la mitad e incluso el doctor parecía fascinado por la notable resistencia de la Oni.
—Supongo que deberé volver a la posada y decirles como ha acabado todo esto, aunque alguno ya pudo haberse adelantado. Es probable que regrese a entrenar o combatir solo por diversión mientras siga por aquí. ¡Ha sido todo un placer!—
La oni se despidió tras ser atendida, ajustando su mochila y espadón antes de realizar una reverencia ante el dojo, era evidente que regresaría muy a menudo a pasar el tiempo o solo para entrenar su cuerpo siguiendo otra disciplina. Mientras avanzaba, su rostro brillaba con la promesa de nuevos desafíos en el horizonte.