King Kazma
Shiromimi
26-10-2024, 06:04 AM
Volvía a estar en casa. Metido en su cómoda cama, tapado con suaves mantas limpias y con espacio para moverse si así lo quería además de una almohada decente, su cuello lo agradecía. Ese tipo de comodidades se daban por hechas en el día a día, pero no se sabía lo mucho que se podían echar en falta hasta que se perdían. Entonces uno comenzaba a apreciar ese tipo de pequeños detalles, pequeños lujos que hacían la vida un poco más cómoda y agradable, más soportable. Probablemente él no habría aguantado tanto en el pueblo sin pelearse con nadie de no ser por todos esos detalles que iban contrarrestando las malas vivencias del día. Comodidad como la de una buena cama, cariño como el de su madre cuando enfermaba, enseñanzas vitales como las de su padre… Sí, no es que su padre fuera un ejemplo a seguir en cuanto a la crianza de un hijo. Pero sí le enseñó habilidades básicas para sobrevivir por su cuenta como: hacer fuego, preparar una trampa, purificar agua, improvisar un refugio… No es que King fuera un prodigio a la hora de aprender todo eso, alguna cosa se le daba mal, como lo del refugio, prefería encontrar uno ya hecho, como una cueva.
Lo de la cueva le recordó algo… Allí estaba, tumbado en su cama sin moverse, sin necesidad de hacerlo. Pero temblaba de frío, y por la ventana no veía el cielo, sólo rocas. Se estaba quedando dormido, y con cada parpadeo los detalles de su habitación se difuminaban más y más. Primero la mesita de noche desapareció, luego las paredes pasaron a ser del color de la piedra desnuda y, finalmente, con el último parpadeo la habitación perdió su forma rectangular por una más curva. King abrió los ojos de golpe cuando su cerebro hubo procesado esa información, incorporándose.
Lo de la cueva le recordó algo… Allí estaba, tumbado en su cama sin moverse, sin necesidad de hacerlo. Pero temblaba de frío, y por la ventana no veía el cielo, sólo rocas. Se estaba quedando dormido, y con cada parpadeo los detalles de su habitación se difuminaban más y más. Primero la mesita de noche desapareció, luego las paredes pasaron a ser del color de la piedra desnuda y, finalmente, con el último parpadeo la habitación perdió su forma rectangular por una más curva. King abrió los ojos de golpe cuando su cerebro hubo procesado esa información, incorporándose.