Su preocupación por Tofun fue respondida con un discurso que, no iba a mentir, en lo más profundo de su mente consiguió hacerle un poco de gracia. Era como pasar una tarde con el abuelo querido de la familia. Hacía ver al Tontatta cervecero como un estricto veterano cascarrabias que te esperaba de pie a las 7 de la mañana sin falta para organizar los artículos de su tienda de la cual era dueño desde que había dejado la guerra. ¡Hasta le había recordado al veterano de la Marina que se había encontrado en Oykot! "Que recuerdos aquellos" es lo que hubiera pensado si no fuera porque habían salido del reino liberado hace solamente menos de unos cuantos días.
Con lo vivaz y enérgico que era el hombre, a veces se hacía una tarea difícil recordar que era el mayor en edad de todos los presentes. Quien más años había vivido de su larga vida, y quien más años de experiencia llevaba a cuestas de su pequeña pero fuerte espalda.
Fue por ese recordatorio que Alistair pudo sacudir la mano del hombre como se merecía: Un apretón firme de manos mientras, por un momento, su propia sonrisa se agrandó. Aún tenía sus dudas con respecto a lo que podía suceder en medio del entrenamiento, era difícil pelear contra instintos tan básicos como el de querer proteger por encima de herir, pero también era cierto que estaba mostrando un deje de irrespeto al Tontatta con su falta de disposición hacia la actividad. En vez de intercambiar tantas palabras que al final no hablarían mas que sus acciones, lo mejor que el Lunarian podía hacer era invertir esa misma energía en cuidar de no hacer un desastre. — Te tomaré la palabra en eso. Que sea como un agradecimiento por lo que hiciste en Oykot. — Le respondió, risueño. El emplumado no olvidaba, tenía buena memoria que era aún mejor para los actos que merecían su gratitud.
El combate inició con un aviso irregular, uno que se avergonzaba de admitir que le tomó desprevenido. Intentó levantar una de sus katanas en respuesta a la ofensiva del Tontatta, pero no iba a mentir: Incluso si todos sus sentidos hubiesen estado preparados para la onda de viento que venía en su dirección, no habría sido capaz de salir ileso.
El choque de la onda contra su katana provocó tal presión que sintió todo su cuerpo estremecerse y perder su balance, haciéndolo retroceder mientras sus dientes hacían presión contra sí mismos y fruncía el ceño en una mueca de esfuerzo que surgió como respuesta a intentar empujar la onda de vuelta, o siquiera desviarla. No lo consiguió, y el resultado fue un desagradable sonido de Crack que vino de su brazo derecho, acompañado de una sensación que imitaba un millar de agujas bajo piel y carne. Descuadrado o fracturado, lo que sea que hubiera pasado, le quitó casi toda capacidad de manipular correctamente su extremidad. Apenas suficiente para moverla lentamente, pero completamente deshabilitada para blandir una katana por un tiempo. Siquiera le dio tiempo de soltar un quejido de dolor antes de experimentar el resto de consecuencias.
Su katana salió a rodar por los suelos hasta finalmente detenerse unos segundos después, mientras que el cuerpo de Alistair saldría volando hacia atrás 13 metros hasta chocar con... ¿Unas cajas? Cualesquiera que fuera el bulto de madera rota sobre el cual se sentaba tras el choque, ya solo existía en una memoria.
Se hubiese quejado del dolor en su brazo si no fuera porque el dolor ahora abarcaba todo su cuerpo. ¡Era como si un barco hubiese aprendido a andar por tierra y lo hubiese embestido por delante! Pero lejos de una mueca de dolor, o quejidos de dolor del Lunarian, lo único que se vería era una sonrisa desafiante de su parte, a juego con una risa entre dientes que poco llegó a escucharse. Ya había experimentado ese subidón de adrenalina antes, en su combate contra quien ahora era su aliado en combate: Lemon. Solo que, ahora mismo, la montaña que observaba de frente había crecido diez pisos más de altura.
Alistair se levantaría de la pila de escombros débilmente en un inicio, removiéndose el cinturón blanco que vestía y que sujetaba las fundas de las katanas a su cintura, provocando que éstas cayeran al suelo con la tercera de sus armas desenfundada; rodeó su torso con él pasándolo por encima de un hombro y, una vez consiguiera colocar la mano detrás del trozo de cuero blanco, apretó fuerte para hacer un improvisado cabestrillo que le tendría la extremidad en su sitio, encontrando el punto ideal en que la retenía firme sin presionarla demasiado para no acabar de desalinear el hueso.
Ser presuntuoso sacó en él un exceso de confianza sin fundamento, algo por lo que se encargaría de disculparse con el Tontatta; Tofun podía ser pequeño, y podía ir un poco ebrio, pero los años de diferencia en experiencia se notaban. No tenía que preocuparse por el Tontatta, sino por sí mismo.
La mano buena que sostenía una katana la colocaría ahora entre sus dientes, firmemente sujeta, y de las fundas que permanecían en el suelo desenfundaría la tercer arma para blandirla con la mano que aún estaba intacta -sosteniendo la funda con el pie a falta de otra mano-. Era un método impráctico, pues el Nitoryu siempre era mejor con una espada en cada mano, pero en esta situación no tenía mas opciones.
Realmente estaba bien no contenerse si pretendía intentar siquiera hacerle sentir amenaza al Tontatta. — ¡Tienes toda la razón! ¡Que empiece la fiesta! — Alzó la katana en su zurda por encima de su cabeza, una posición que Tofun quizá reconocería del enfrentamiento con los Galácticos. Esperó un único segundo para reunir más fuerzas y, con un brusco movimiento circular que acompaño con sus dos katanas, una onda de aire cortante saldría disparada y avanzaría como un tirabuzón, dispuesta a poner a prueba los reflejos de Tofun. Había una pega: Dado que la postura era irregular a la acostumbrada, la onda era aún mas errática que su ejecución anterior, más difícil de predecir y aún más de reaccionar en contra. Al final había salido bien que le inutilizaran la mano: Aprendió un nuevo truco.
Al demonio con contenerse. Si ya estaban condenados a ser colgados del mástil por el desastre que estaban a punto de causar, que como mínimo se fuesen con un momento de gloria.
Con lo vivaz y enérgico que era el hombre, a veces se hacía una tarea difícil recordar que era el mayor en edad de todos los presentes. Quien más años había vivido de su larga vida, y quien más años de experiencia llevaba a cuestas de su pequeña pero fuerte espalda.
Fue por ese recordatorio que Alistair pudo sacudir la mano del hombre como se merecía: Un apretón firme de manos mientras, por un momento, su propia sonrisa se agrandó. Aún tenía sus dudas con respecto a lo que podía suceder en medio del entrenamiento, era difícil pelear contra instintos tan básicos como el de querer proteger por encima de herir, pero también era cierto que estaba mostrando un deje de irrespeto al Tontatta con su falta de disposición hacia la actividad. En vez de intercambiar tantas palabras que al final no hablarían mas que sus acciones, lo mejor que el Lunarian podía hacer era invertir esa misma energía en cuidar de no hacer un desastre. — Te tomaré la palabra en eso. Que sea como un agradecimiento por lo que hiciste en Oykot. — Le respondió, risueño. El emplumado no olvidaba, tenía buena memoria que era aún mejor para los actos que merecían su gratitud.
El combate inició con un aviso irregular, uno que se avergonzaba de admitir que le tomó desprevenido. Intentó levantar una de sus katanas en respuesta a la ofensiva del Tontatta, pero no iba a mentir: Incluso si todos sus sentidos hubiesen estado preparados para la onda de viento que venía en su dirección, no habría sido capaz de salir ileso.
El choque de la onda contra su katana provocó tal presión que sintió todo su cuerpo estremecerse y perder su balance, haciéndolo retroceder mientras sus dientes hacían presión contra sí mismos y fruncía el ceño en una mueca de esfuerzo que surgió como respuesta a intentar empujar la onda de vuelta, o siquiera desviarla. No lo consiguió, y el resultado fue un desagradable sonido de Crack que vino de su brazo derecho, acompañado de una sensación que imitaba un millar de agujas bajo piel y carne. Descuadrado o fracturado, lo que sea que hubiera pasado, le quitó casi toda capacidad de manipular correctamente su extremidad. Apenas suficiente para moverla lentamente, pero completamente deshabilitada para blandir una katana por un tiempo. Siquiera le dio tiempo de soltar un quejido de dolor antes de experimentar el resto de consecuencias.
Su katana salió a rodar por los suelos hasta finalmente detenerse unos segundos después, mientras que el cuerpo de Alistair saldría volando hacia atrás 13 metros hasta chocar con... ¿Unas cajas? Cualesquiera que fuera el bulto de madera rota sobre el cual se sentaba tras el choque, ya solo existía en una memoria.
Se hubiese quejado del dolor en su brazo si no fuera porque el dolor ahora abarcaba todo su cuerpo. ¡Era como si un barco hubiese aprendido a andar por tierra y lo hubiese embestido por delante! Pero lejos de una mueca de dolor, o quejidos de dolor del Lunarian, lo único que se vería era una sonrisa desafiante de su parte, a juego con una risa entre dientes que poco llegó a escucharse. Ya había experimentado ese subidón de adrenalina antes, en su combate contra quien ahora era su aliado en combate: Lemon. Solo que, ahora mismo, la montaña que observaba de frente había crecido diez pisos más de altura.
Alistair se levantaría de la pila de escombros débilmente en un inicio, removiéndose el cinturón blanco que vestía y que sujetaba las fundas de las katanas a su cintura, provocando que éstas cayeran al suelo con la tercera de sus armas desenfundada; rodeó su torso con él pasándolo por encima de un hombro y, una vez consiguiera colocar la mano detrás del trozo de cuero blanco, apretó fuerte para hacer un improvisado cabestrillo que le tendría la extremidad en su sitio, encontrando el punto ideal en que la retenía firme sin presionarla demasiado para no acabar de desalinear el hueso.
Ser presuntuoso sacó en él un exceso de confianza sin fundamento, algo por lo que se encargaría de disculparse con el Tontatta; Tofun podía ser pequeño, y podía ir un poco ebrio, pero los años de diferencia en experiencia se notaban. No tenía que preocuparse por el Tontatta, sino por sí mismo.
La mano buena que sostenía una katana la colocaría ahora entre sus dientes, firmemente sujeta, y de las fundas que permanecían en el suelo desenfundaría la tercer arma para blandirla con la mano que aún estaba intacta -sosteniendo la funda con el pie a falta de otra mano-. Era un método impráctico, pues el Nitoryu siempre era mejor con una espada en cada mano, pero en esta situación no tenía mas opciones.
Realmente estaba bien no contenerse si pretendía intentar siquiera hacerle sentir amenaza al Tontatta. — ¡Tienes toda la razón! ¡Que empiece la fiesta! — Alzó la katana en su zurda por encima de su cabeza, una posición que Tofun quizá reconocería del enfrentamiento con los Galácticos. Esperó un único segundo para reunir más fuerzas y, con un brusco movimiento circular que acompaño con sus dos katanas, una onda de aire cortante saldría disparada y avanzaría como un tirabuzón, dispuesta a poner a prueba los reflejos de Tofun. Había una pega: Dado que la postura era irregular a la acostumbrada, la onda era aún mas errática que su ejecución anterior, más difícil de predecir y aún más de reaccionar en contra. Al final había salido bien que le inutilizaran la mano: Aprendió un nuevo truco.
san401
SANTORYU
Ofensiva Activa
Tier 4
No Aprendida
48
2
Empuñando con fuerza sus tres espadas, el usuario trazara un poderoso golpe circular con todas ellas liberando una rafaga de aire a presión ondulante que avanzara dando tirabuzones hasta un alcance de 20 metros, golpeando a todos los objetivos en el camino. Ittōryū: El tamaño del tajo será de unos 40 cm. Viajará a +5 [Tasa de Acierto]. Nitōryū: El tamaño del tajo será de unos 80cm. Contará con 5 metros más de alcance, causará una [Hemorragia leve] y su multiplicador aumentara [+0,2], Santōryū: El tamaño del tajo será de 160cm. Contará con 10 metros más de alcance y su multiplicador aumentara [+0,4],
Golpe Básico + [FUEx2,6] de [Daño cortante]
sam301
SAMURAI
Utilidad Activa
Tier 3
No Aprendida
36
1
Tomando la empuñadura de su arma sin desenfundar o posicionando en la misma pose aunque este desenfundada. El usuario tomará una postura muy habitual para iniciar un duelo de espadachines para concentrar sus fuerzas en un primer movimiento ofensivo, ya sea un básico o una tecnica, junto al veloz desenfunde del arma obteniendo un incremento de [Destreza] y de daño a una ofensiva que se ejecute junto a esta postura.
+5 [Destreza] y +25 de [Daño]
Al demonio con contenerse. Si ya estaban condenados a ser colgados del mástil por el desastre que estaban a punto de causar, que como mínimo se fuesen con un momento de gloria.