Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
26-10-2024, 09:47 PM
Mayura mantenía una expresión serena mientras avanzaba junto al variopinto grupo de piratas. Cada uno de ellos parecía sacado de un cuento de fantasía; el extravagante Yua'n Mark, con su cabello hecho de tentáculos, le intrigaba particularmente. Al escuchar su nombre, Mayura asintió con una sonrisa perfectamente calculada. — Mayura Pavone, pero pueden llamarme el Pavo Real del Océano, si les agrada más. — respondió en tono melódico haciendo una reverencia como si estuviera en un teatro, permitiendo que su apodo flotara en el aire como si fuera un título oficial. Procedió a observar con detenimiento el modo en que Yua'n le sonreía amistosamente, como si nada en el mundo le preocupara.
Aquel pirata con trenza de tentáculos parecía ser un hombre relajado y el grupo se sentía igual, pero Mayura podía leer entre líneas y le quedaba claro que estos piratas no eran tan inocentes como parecían. Cuando el grandote de andar pesado y apático, habló temeroso sobre la payasa, Mayura lo miró con un leve interés. Había algo en su timidez y sencillez que contrastaba con su tamaño, era como si el gigante no estaba acostumbrado a la violencia, y eso lo hacía parecer vulnerable. Mientras continuaban, Mayura observaba cada detalle de la dinámica del grupo, disfrutando de los intercambios despreocupados entre los otros piratas. Las mujeres reían y bromeaban, esquivando con agilidad los intentos de coqueteo de los jóvenes, y Yua'n se mantenía como una especie de líder informal, relajado pero atento a sus compañeros.
Parecía que Mayura había logrado ganarse cierta confianza entre ellos, y aunque mantenía su compostura, interiormente evaluaba la utilidad de cada uno. En un momento, durante la pausa para el almuerzo, Mayura decidió interactuar un poco más con Yua'n para obtener más información. — Así que, Yua'n, dime… — comenzó, con una sonrisa amistosa mientras se sentaba en una roca cercana — ¿Siempre ha sido así? ¿O acaso antes era un lugar más… respetable? — La pregunta era ambigua a propósito, un intento de obtener algún dato interesante sin sonar demasiado curioso.
Yua'n soltó una risa baja, acariciando uno de sus tentáculos como si fuera su cabello. — Respetable no creo que haya sido nunca. — respondió con una sonrisa — Pero sí, hubo tiempos en que la banda era más temida. Ahora, bueno… algunos de nosotros buscamos solo un lugar donde ser nosotros mismos, sin preguntas ni miradas raras. — añadió, encogiéndose de hombros con una expresión despreocupada. Asintiendo con comprensión, Mayura dejó el tema ahí. Era evidente que Yua'n, aunque amigable, sabía cuándo guardar silencio. Tras un rato de conversación y risas, el grupo retomó el camino, y el ambiente volvió a llenarse de expectativas y planes sobre la misión que los aguardaba.
Goor, que se había vuelto aún más afable, caminaba al lado del elegante pirata, compartiendo de vez en cuando comentarios sobre lo emocionado que estaba por la aventura. Mayura, manteniendo su carisma, respondía con frases enigmáticas, disfrutando de la atención que le brindaba el gigante. Del mismo modo, el Pavo Real del Océano se mantuvo entre comentarios y conversaciones a lo largo de todo el trayecto y del día, creando vínculos con los desconocidos que le habían brindado un lugar en su banda. ¿Lazos de nuevos amigos? En ocasiones es imposible evitar crearlos, todos eran personajes pintorescos, tenían ese factor común que no les permitía encajar en una sociedad normal, compartir esos traumas o trasfondos creaba conexiones irrompibles en poco tiempo, conexiones que el pirata podría lamentar al momento de ejecutar su plan.
Mientras el sol descendía y el grupo se acercaba a su destino, Mayura observando a Groor quien a pesar de parecer emocionado también incrementaba como reflejaba su timidez. — Si que eres interesante querido Groor. No te preocupes por nada, juntos podremos con este trabajo. — Sabía que la verdadera prueba llegaría pronto, y se mantenía alerta, sin dejar de sonreír. Después de todo, él solo estaba de paso, y si las cosas se torcían, ya tenía claro que su prioridad… prioridad que empezaba a nublarse.
A medida que el tiempo avanzaba, el recuerdo de la payasa y el gato negro regresaba a su mente. Algo en esos personajes le había dejado una impresión inquietante, y no podía evitar preguntarse si volvería a cruzarse con ellos. Por ahora, Mayura se concentraba en los piratas que lo rodeaban y en la promesa de aventura que se extendía ante ellos en la espesura de la selva.
Aquel pirata con trenza de tentáculos parecía ser un hombre relajado y el grupo se sentía igual, pero Mayura podía leer entre líneas y le quedaba claro que estos piratas no eran tan inocentes como parecían. Cuando el grandote de andar pesado y apático, habló temeroso sobre la payasa, Mayura lo miró con un leve interés. Había algo en su timidez y sencillez que contrastaba con su tamaño, era como si el gigante no estaba acostumbrado a la violencia, y eso lo hacía parecer vulnerable. Mientras continuaban, Mayura observaba cada detalle de la dinámica del grupo, disfrutando de los intercambios despreocupados entre los otros piratas. Las mujeres reían y bromeaban, esquivando con agilidad los intentos de coqueteo de los jóvenes, y Yua'n se mantenía como una especie de líder informal, relajado pero atento a sus compañeros.
Parecía que Mayura había logrado ganarse cierta confianza entre ellos, y aunque mantenía su compostura, interiormente evaluaba la utilidad de cada uno. En un momento, durante la pausa para el almuerzo, Mayura decidió interactuar un poco más con Yua'n para obtener más información. — Así que, Yua'n, dime… — comenzó, con una sonrisa amistosa mientras se sentaba en una roca cercana — ¿Siempre ha sido así? ¿O acaso antes era un lugar más… respetable? — La pregunta era ambigua a propósito, un intento de obtener algún dato interesante sin sonar demasiado curioso.
Yua'n soltó una risa baja, acariciando uno de sus tentáculos como si fuera su cabello. — Respetable no creo que haya sido nunca. — respondió con una sonrisa — Pero sí, hubo tiempos en que la banda era más temida. Ahora, bueno… algunos de nosotros buscamos solo un lugar donde ser nosotros mismos, sin preguntas ni miradas raras. — añadió, encogiéndose de hombros con una expresión despreocupada. Asintiendo con comprensión, Mayura dejó el tema ahí. Era evidente que Yua'n, aunque amigable, sabía cuándo guardar silencio. Tras un rato de conversación y risas, el grupo retomó el camino, y el ambiente volvió a llenarse de expectativas y planes sobre la misión que los aguardaba.
Goor, que se había vuelto aún más afable, caminaba al lado del elegante pirata, compartiendo de vez en cuando comentarios sobre lo emocionado que estaba por la aventura. Mayura, manteniendo su carisma, respondía con frases enigmáticas, disfrutando de la atención que le brindaba el gigante. Del mismo modo, el Pavo Real del Océano se mantuvo entre comentarios y conversaciones a lo largo de todo el trayecto y del día, creando vínculos con los desconocidos que le habían brindado un lugar en su banda. ¿Lazos de nuevos amigos? En ocasiones es imposible evitar crearlos, todos eran personajes pintorescos, tenían ese factor común que no les permitía encajar en una sociedad normal, compartir esos traumas o trasfondos creaba conexiones irrompibles en poco tiempo, conexiones que el pirata podría lamentar al momento de ejecutar su plan.
Mientras el sol descendía y el grupo se acercaba a su destino, Mayura observando a Groor quien a pesar de parecer emocionado también incrementaba como reflejaba su timidez. — Si que eres interesante querido Groor. No te preocupes por nada, juntos podremos con este trabajo. — Sabía que la verdadera prueba llegaría pronto, y se mantenía alerta, sin dejar de sonreír. Después de todo, él solo estaba de paso, y si las cosas se torcían, ya tenía claro que su prioridad… prioridad que empezaba a nublarse.
A medida que el tiempo avanzaba, el recuerdo de la payasa y el gato negro regresaba a su mente. Algo en esos personajes le había dejado una impresión inquietante, y no podía evitar preguntarse si volvería a cruzarse con ellos. Por ahora, Mayura se concentraba en los piratas que lo rodeaban y en la promesa de aventura que se extendía ante ellos en la espesura de la selva.