[Autonarrada] Juegos curiosos (T2)

Verano, Dia 35

El mundo de las apuestas puede ser algo curioso si realmente te pones a pensarlo. Una infinidad de juegos dispuestos a hacerte ganar o perder cosas. Desde mucho dinero hasta propiedades. Normalmente llevados a cabo en lugares donde las vistas de los curiosos no pueden llegar, al igual que los de la ley. Pero eso no quiere decir que no se puedan llevar a cabo en lugares un poco más clandestinos. En este caso, sería cierto bar que se encuentra a lo profundo y más recóndito de isla Kilombo. Tú te encuentras en un bar lleno de un montón de gente que se encuentra en sus respectivas mesas jugando en silencio. Desde dados mentirosos hasta carta mentirosas y un poco más.

Tú eres uno de ellos, joven pirata.

Aunque hoy te encuentras en una mesa compartiéndola con tres personas más. De hecho, eran tres minks. Una mink zorra, un mink toro y un mink de perro. Hoy no estabas jugando a las cartas, sino al dado mentiroso. Bueno… de mentiroso no tenía nada la verdad. Tenías que tratar de predecir la cantidad de dados que había en la mesa luego de haberlos barajado en un vaso. Tenía lo suyo, ya que claramente alguien te podría estar haciendo pensar que está mintiendo para  que le dijeras mentiroso y luego hacerte perder. Este juego tenia lo suyo, en verdad. Te tenía ciertamente fascinado su mecánica y complejidad que aún era simple.

-Cuatro… tres.- Indica la zorra que se encuentra a tu derecha. Tú ojeas un momento tus dados y verificas tus números. Un cinco, dos cuatros, dos unos y un seis. Te encuentras ladeando la cabeza de un lado a otro. Sin saber que te esta mintiendo o está tratando de hacerte pensar que lo hace para que tu simplemente falles. En tu caso, prefieres seguir el juego con más calma y es momento de hacer tu turno.

- Tres cincos. – Dices. Si muy bien no es que tengas los cincos en su totalidad, crees que la suma de todos los cincos en la mesa dan tres o más. El perro que es el siguiente en jugar, te mira con cuidado mientras tu solo sonríes y te quedas tranquilo. El hace su jugada y decide seguir con el juego tranquilamente antes de llamarte mentiroso.

Y así dura por bastante rato.

He de decir, que resulta bastante curioso lo que la gente suele llegar a hacer por culpa de la ludopatía. Es algo que tu no logras comprender, pero aun así te parece más que nada divertido el hecho de poder jugar cosas con mecánicas tan únicas. Pero en un mundo donde los mentirosos quieren ocultar la verdad. Tú… peleas desde la honestidad. Por qué muchos jamás se creerían que alguien fuera tan exageradamente honesto. Eso es un hecho. En un mundo donde tienes que jugar con mentiras para lograr sus objetivos, tu estas demostrando que jugando con astucia y buen criterio, puedes pasar esa muralla de falsedad y superarlos. Porque tu mejor carta es hacerlos creer que mientes cuando claramente estas diciendo la verdad. Eso es lo mejor que puedes hacer.

Por cierto, para los curiosos, aparte de dinero, se están apostando la vida.

-Pues creo que solo quedamos tu y yo, mi querido amigo. – Le dices al mink toro que se encuentra enfrente de ti. Ha pasado ya un rato desde que el juego a comenzado y, los otros dos no han logrado llegar hasta el final. Ambos se encuentras muertos con una fuerte herida en el pecho, ambas hechas por tu lanza. El toro esta frente a ti con una pistola en la mesa. Estaba sudando mientras que tú conservabas totalmente la calma.

-Nada mal para un novato. Pero necesitas un poco más que simplemente suerte para poder sobrevivir a este juego, mocoso. – Responde con soberbia a pesar de estar sudando por la tensión. Ambos barajan los dados y chocan con firmeza el vaso contra la mesa. Comienzas tú, joven pirata. Miras con tranquilidad tus dados mientras que el hace lo mismo. Luego de aquello, ves tu números y, solo sonríes para luego mirar a tu oponente.

- Cinco cincos. – El hombre abre los ojos de par en par y se da cuenta que ya ha perdido. Si te llama mentiroso con una jugada tan obvia, se revelaran los dados y se revelara todos tus dados dando la cantidad que indicas. Por reglamento, él no puede indicar una cantidad menor de números a lo que has llamado. Y lo mejor que el tiene en su arsenal son tres cuatros. Por otro lado, tu tienes cuatro cincos y un uno el tiene dos cincos aparte de los tres cuatros. 

El juego… ha terminado.

- La verdad que lo has hecho bien joven. – Te dice mientras coge la pistola- ¿Me dejaras morir con honor?

- Eres libre de hacerlo, los otros dos los he atravesado por que quisieron engañarme con tomar un veneno que claramente era falso. Pero usted ha dado una gran pelea.

-No creo que tenga oportunidad de sobrevivir si me enfrento a ti, así que prefiero hacer lo más correcto ¡Oh! Casi lo olvidaba. – El toro coloca una bolsa con el dinero que todos habían apostado. Luego sin pensarlo mucho, se coloca la pistola en la sien. - Aqui esta el dinero. 

- Ah sido un placer. Espero encontrarte en una próxima vida.

Y con un último adiós… se termina una gran partida y una vida más aquí, en este curioso lugar que se encuentra escondido entre las sombras de la isla Kilombo. Un lugar donde la gente no teme venir y apostar su dinero. Otros, quizás apostando un poco más. Pero en esta ocasión, has topado con un pequeño grupo de curioso que ha decidido apostar dándolo todo hasta el final. Digamos… que es una manera muy curiosa de luchar a final de cuentas.

Tomas el dinero y te levantas. Observas como el encargado del lugar deja la barra para ponerse a limpiar el desastre de tu mesa. – Las otras mesas siguen en sus juegos, pero pronto habrán más cuerpos que limpiar. – Se trataba de un hombre muy grande quien te decía aquellas palabras. Observabas algunas personas jugar la ruleta rusa con las cartas o a tomar veneno si fallaban a los dados.

- ¿Es normal esto en este local?

- Pues mucha gente ludópata apuestan muchas cosas, incluyendo la vida. Aunque otros no son tan valientes.

- Si, la verdad es que tiene razón.

Después de todo, solo es una noche más, en un bar de algún lugar.