Anissa Marr
Nissa
02-08-2024, 06:20 AM
Una sensación congelante recorrió mi espina dorsal cuando me percaté de que el hombre que me estaba tratando de detener me perseguía por órdenes del hombre del que me estaba escondiendo. Si su influencia llegaba tan lejos entonces debía cuidarme en todas las islas que visitara; no estaría a salvo hasta que saldara mi deuda y tal vez mucho más por haberse tomado la molestia de enviar hombres a buscarme. Me encontraba en una posición desfavorable ya que no podría tomar mi rifle y dispararle a aquel hombre, si lo intentase probablemente fallara e incluso podría llegar a herir a un inocente que no hubiera sido lo suficientemente sensato como para largarse de ahí. Además de que después de cada disparo debía desplazar el cerrojo así que no tendría una segunda oportunidad, de ahí en más no sería difícil para él superarme en fuerza bruta y llevarme devuelta con su jefe o peor aún, acabar conmigo ahí mismo para mandar un mensaje a todos los que se consideraran más listos que el prestamista.
Para mi suerte alguien alzó la voz para defenderme, un muchacho de cabello blanco que escondía sus ojos detrás de unos googles tomó la mano del malviviente que intentaba intimidarme. –En efecto, me está molestando.- alcancé a decir mientras atrapaba la fruta que el peliblanco había lanzado en mi dirección. No le tomó mucho tiempo el lograr que me dejara libre y con tan solo un acercamiento a su rostro y algunas palabras le fueron suficiente como para que el matón se retirara de ahí aunque no muy contento al respecto así que aun cabía la posibilidad de que, si me separaba del peliblanco, se cruzara nuevamente en mi camino. –Vaya, si es tan evidente que no pertenezco a este lado de la isla entonces algo de estar haciendo bien.- le dije soltando después un pequeño suspiro de alivio por haber salido de una situación tan desfavorable. –Aunque realmente dudo que alguien pagara una buena cantidad de berries para hacerme daño, no soy de las que van por ahí buscando problemas y menos con alguien que tiene el suficiente dinero como para mandar a alguien en vez de confrontarme ella o él mismo.- continué, obviamente mintiendo ya que tenía bien en claro quien le había puesto precio a mi cabeza.
El peliblanco que ahora se había presentado como Muzen ahora se ofrecía a llevarme a un lugar en donde podría descansar sin preocuparme de que alguien quisiera clavarme una cuchilla en la espalda. A decir verdad sonaba demasiado bueno para ser verdad, y extrañamente conveniente que se apareciera justo en el momento en el que me encontraba en problemas, pero de momento Muzen no había hecho nada más que ayudarme así que por lo menos le debía otorgar el beneficio de la duda. – Puedes llamarme Nissa, la mayoría de mis amigos así lo hacen.- le dije a sabiendas de que no existía a nadie en el mundo a quien consideraba mi amigo y que ese apodo había surgido por mi hermano; aunque la sonrisa cálida pero fingida no faltó.
-Este lugar que mencionas, ¿qué tan costoso es? Honestamente vine a la isla desafiando a la suerte ya que mi bolsillo ha estado ligero durante un tiempo. No creo tener tanta suerte, pero si también conoces a alguien que necesita a una skypean con ganas de trabajar agradecería que me lo presentaras.- le dije mientras íbamos en camino a la dichosa taberna, en primera porque mis berries estaban completamente agotados y en segunda para evitar caminar con un silencio incómodo entre nosotros.
Para mi suerte alguien alzó la voz para defenderme, un muchacho de cabello blanco que escondía sus ojos detrás de unos googles tomó la mano del malviviente que intentaba intimidarme. –En efecto, me está molestando.- alcancé a decir mientras atrapaba la fruta que el peliblanco había lanzado en mi dirección. No le tomó mucho tiempo el lograr que me dejara libre y con tan solo un acercamiento a su rostro y algunas palabras le fueron suficiente como para que el matón se retirara de ahí aunque no muy contento al respecto así que aun cabía la posibilidad de que, si me separaba del peliblanco, se cruzara nuevamente en mi camino. –Vaya, si es tan evidente que no pertenezco a este lado de la isla entonces algo de estar haciendo bien.- le dije soltando después un pequeño suspiro de alivio por haber salido de una situación tan desfavorable. –Aunque realmente dudo que alguien pagara una buena cantidad de berries para hacerme daño, no soy de las que van por ahí buscando problemas y menos con alguien que tiene el suficiente dinero como para mandar a alguien en vez de confrontarme ella o él mismo.- continué, obviamente mintiendo ya que tenía bien en claro quien le había puesto precio a mi cabeza.
El peliblanco que ahora se había presentado como Muzen ahora se ofrecía a llevarme a un lugar en donde podría descansar sin preocuparme de que alguien quisiera clavarme una cuchilla en la espalda. A decir verdad sonaba demasiado bueno para ser verdad, y extrañamente conveniente que se apareciera justo en el momento en el que me encontraba en problemas, pero de momento Muzen no había hecho nada más que ayudarme así que por lo menos le debía otorgar el beneficio de la duda. – Puedes llamarme Nissa, la mayoría de mis amigos así lo hacen.- le dije a sabiendas de que no existía a nadie en el mundo a quien consideraba mi amigo y que ese apodo había surgido por mi hermano; aunque la sonrisa cálida pero fingida no faltó.
-Este lugar que mencionas, ¿qué tan costoso es? Honestamente vine a la isla desafiando a la suerte ya que mi bolsillo ha estado ligero durante un tiempo. No creo tener tanta suerte, pero si también conoces a alguien que necesita a una skypean con ganas de trabajar agradecería que me lo presentaras.- le dije mientras íbamos en camino a la dichosa taberna, en primera porque mis berries estaban completamente agotados y en segunda para evitar caminar con un silencio incómodo entre nosotros.