Jack D. Agnis
Golden Eyes
27-10-2024, 04:56 AM
—Es un placer —dije mitiendo, aunque tratando que sonara lo mas genuino posible, mientras miraba a cada uno de los tres, uno por uno, antes de volver mi atención al hermano que me había dirigido la palabra. La verdad, sus nombres me importaban una mierda y seguramente se me olvidarían pronto, pero lo que sí me interesaba era cualquier información que pudieran ofrecerme.
—Entonces, si son discípulos de su maestro, podrán contarme un poco sobre los entrenamientos o las técnicas que usan. Tengo entendido que son expertos con katanas, pero, sin ánimo de ofender, prefiero mil veces el sable. Espero que eso no sea un obstáculo para aprender sus habilidades. ¿Creen que, al tener experiencia en espadas de filo, podría avanzar más rápido que los demás? —pregunté, genuinamente intrigado por el método de enseñanza de aquel supuesto maestro de la espada.
Noté una chispa de orgullo en los ojos de los tres mocosos mientras portaban esas espadas y llevaban el estandarte del dojo.
"Buen lavado de cabeza," pensé, divertido, mientras escuchaba al joven hablar con entusiasmo y atención. No quería dejar pasar ningún detalle que pudiera soltar sin darse cuenta.
—Puedo percibir ese orgullo, es palpable en el ambiente. Además, la gente de alrededor parece respetarlos mucho —mentí. No sabía si era cierto, pero sonaba bien y adornaba mis palabras, haciendo que mis intenciones de unirme al dojo parecieran genuinas.
—Mi interés en pertenecer al dojo es personal, pero no quiero mentirles: quiero volverme más fuerte para poder seguir viajando con los míos y, cuando llegue el momento, alcanzar el Grand Line. ¿Creen que su maestro me aceptaría si sabe esto? ¿O tienen reglas estrictas sobre esos temas? —pregunté con calma, tanteando hasta dónde podía llevar mi mentira.
—Y, por último, antes de que puedan contestar estas preguntas ¿cómo es que sabes que me llamo Jack? Nunca te dije mi nombre y la primera vez que lo mencionaste lo dejé pasar, pero a la segunda ya no. Dime, ¿me han estado siguiendo o algo así? —exclamé con una sonrisa un tanto maliciosa, mostrando mis dientes al estilo gyojin. ¿Acaso mi fama había llegado a oídos de estos mocosos? Lo dudaba, porque ni siquiera tenía un cartel de "Se Busca." Aun así, necesitaba saber cómo sabían mi nombre, porque de eso podría depender si seguía jugando con las formalidades o iba directo al grano para no perder tiempo en falsos halagos y buenas vibras.
—Entonces, si son discípulos de su maestro, podrán contarme un poco sobre los entrenamientos o las técnicas que usan. Tengo entendido que son expertos con katanas, pero, sin ánimo de ofender, prefiero mil veces el sable. Espero que eso no sea un obstáculo para aprender sus habilidades. ¿Creen que, al tener experiencia en espadas de filo, podría avanzar más rápido que los demás? —pregunté, genuinamente intrigado por el método de enseñanza de aquel supuesto maestro de la espada.
Noté una chispa de orgullo en los ojos de los tres mocosos mientras portaban esas espadas y llevaban el estandarte del dojo.
"Buen lavado de cabeza," pensé, divertido, mientras escuchaba al joven hablar con entusiasmo y atención. No quería dejar pasar ningún detalle que pudiera soltar sin darse cuenta.
—Puedo percibir ese orgullo, es palpable en el ambiente. Además, la gente de alrededor parece respetarlos mucho —mentí. No sabía si era cierto, pero sonaba bien y adornaba mis palabras, haciendo que mis intenciones de unirme al dojo parecieran genuinas.
—Mi interés en pertenecer al dojo es personal, pero no quiero mentirles: quiero volverme más fuerte para poder seguir viajando con los míos y, cuando llegue el momento, alcanzar el Grand Line. ¿Creen que su maestro me aceptaría si sabe esto? ¿O tienen reglas estrictas sobre esos temas? —pregunté con calma, tanteando hasta dónde podía llevar mi mentira.
—Y, por último, antes de que puedan contestar estas preguntas ¿cómo es que sabes que me llamo Jack? Nunca te dije mi nombre y la primera vez que lo mencionaste lo dejé pasar, pero a la segunda ya no. Dime, ¿me han estado siguiendo o algo así? —exclamé con una sonrisa un tanto maliciosa, mostrando mis dientes al estilo gyojin. ¿Acaso mi fama había llegado a oídos de estos mocosos? Lo dudaba, porque ni siquiera tenía un cartel de "Se Busca." Aun así, necesitaba saber cómo sabían mi nombre, porque de eso podría depender si seguía jugando con las formalidades o iba directo al grano para no perder tiempo en falsos halagos y buenas vibras.