Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
27-10-2024, 08:47 AM
La mañana en el barco avanzaba, y Ragn se mantuvo absorto en sus pensamientos mientras el cielo aclaraba y el movimiento a bordo iba en aumento. Las risas y sonidos familiares le sacaron una sonrisa, los muchachos, cada uno a su estilo, despertaban y tomaban la cubierta a su modo. Asradi ya estaba en el agua, sumergiéndose en las profundidades con esa facilidad y gracia que casi envidiaba. Ubben, como era usual, había comenzado su día con una canción, su voz profunda y algo rasposa resonando mientras acariciaba a su salmón revolucionario, un fiel amigo y camarada que tenía una historia como para escribir un libro. Verlos siempre le arrancaba una risa, pues Ubben trataba al pez con una devoción que resultaba contagiosa. ¿Pero como juzgarlo? Ragn tenía a Pepe todo el día detrás, ladrando, mirándole. No es que le tuviera un cariño especial (el vikingo al chucho) pero el animal si estaba un poco obsesionado con la presencia del Buccaneer. Ragn miraba el horizonte, con su caña aún fija en el agua, cuando un escalofrío le recorrió la espalda. Sintió una ligera presencia a su lado, pero no alcanzó a reaccionar antes de que unos labios suaves y tersos se posaron en su cuerpo. Fue como cuando a un mosquito le sale de los cojones transformarse en un avión y que su pista de aterrizaje sea tu oído. El susto fue real. El cuerpo del vikingo daría un saltito que lo lanzó por la borda. Su cuerpo se materializó en gas a pocos centímetros del agua, elevándose rápidamente.
¿Pedir perdón? Que va hombre. La chavala se fue tan pancha, sin saber que había estado a punto de matarlo. Pepe ladraba como un descosido. — Shh ... — Le chistaba, pero no se callaba. Estaba sentado, mirando fijamente la acción, con una chuleta de ayer en el suelo. Se estiró, pero siguió mirando y ladrando cada poco tiempo. Iba con un flequillo muy ochentero esa mañana, seguramente por culpa de Tofun, que tenía el tamaño perfecto para peinarle. Se repuso, ya que mientras estaba cayendo al mar, algo tiró de su caña. Al recogerlo se daría cuenta de que se trataba de un gran pez Molvid, un tipo de pescado que tenía altas dosis de veneno, pero que era muy jugoso cocinado a la plancha y después a fuego lento. No era la primera vez, ni sería la última que alguien le llamaba la atención por preparar comidas tan ... Peligrosas. ¡Pero cómo se iban a perder ese bocado! Solo por un poquito de veneno. Muy betas esta gente.
Mientras los demás comenzaban a alistar sus cosas para la visita al Baratie, Ragn sentía que había encontrado el equilibrio justo entre su vida pasada de batallas y la vida sencilla y profunda del mar. Estaba rodeado de gente que no solo lo respetaba, sino que compartía esas raíces, esos valores que iban más allá de la fama. De hecho, parecía que ninguno apreciara mucho la fama que les había llegado. Allí, entre el mar y sus amigos, Ragn era mucho más que un hombre de Elbaf,era parte de una hermandad que entendía el verdadero valor de la lucha y el significado de un instante de calma antes de la siguiente aventura. Recogió la caña y se sentó en la húmeda madera. Después rebuscó en el interior de uno de sus bolsillos y de ellos sacó lo que parecía un diario viejo, gastado, maltrecho. Después de un gran momento, tocaba recordarlo.
Y empezó a escribir.
¿Pedir perdón? Que va hombre. La chavala se fue tan pancha, sin saber que había estado a punto de matarlo. Pepe ladraba como un descosido. — Shh ... — Le chistaba, pero no se callaba. Estaba sentado, mirando fijamente la acción, con una chuleta de ayer en el suelo. Se estiró, pero siguió mirando y ladrando cada poco tiempo. Iba con un flequillo muy ochentero esa mañana, seguramente por culpa de Tofun, que tenía el tamaño perfecto para peinarle. Se repuso, ya que mientras estaba cayendo al mar, algo tiró de su caña. Al recogerlo se daría cuenta de que se trataba de un gran pez Molvid, un tipo de pescado que tenía altas dosis de veneno, pero que era muy jugoso cocinado a la plancha y después a fuego lento. No era la primera vez, ni sería la última que alguien le llamaba la atención por preparar comidas tan ... Peligrosas. ¡Pero cómo se iban a perder ese bocado! Solo por un poquito de veneno. Muy betas esta gente.
Mientras los demás comenzaban a alistar sus cosas para la visita al Baratie, Ragn sentía que había encontrado el equilibrio justo entre su vida pasada de batallas y la vida sencilla y profunda del mar. Estaba rodeado de gente que no solo lo respetaba, sino que compartía esas raíces, esos valores que iban más allá de la fama. De hecho, parecía que ninguno apreciara mucho la fama que les había llegado. Allí, entre el mar y sus amigos, Ragn era mucho más que un hombre de Elbaf,era parte de una hermandad que entendía el verdadero valor de la lucha y el significado de un instante de calma antes de la siguiente aventura. Recogió la caña y se sentó en la húmeda madera. Después rebuscó en el interior de uno de sus bolsillos y de ellos sacó lo que parecía un diario viejo, gastado, maltrecho. Después de un gran momento, tocaba recordarlo.
Y empezó a escribir.
Cita:Det er en stund siden jeg har skrevet noe her. Nosha er et vitne. Men jeg må gjøre det. For bare noen sekunder siden kastet kvinnen jeg elsker meg nesten i sjøen. I det mest privilegerte området av skipet er det en fyr jeg ydmykt kaller "helten" som oppfylte en drøm for meg og forlot Kilombo. Den fyren er en engel. Og i havets helvete svømmer havfruen som reddet livet mitt. Pepe følger meg overalt, og jeg vet ikke hvorfor. Som Asradi sier, det er nødmat, og det er sjelden at mat snakker så insisterende til deg.
Så er det Tofun, Ubi og de andre. De gjør alle denne turen til en galskap som er en Elbaf-kriger verdig. Alt jeg gjør er for Nosha, men jeg kan ikke nekte for at de får meg til å glemme min tvilsomme vei. Jeg vet at slutten venter på meg i Elbaf, men hver dag glemmer jeg mer om det målet, og jeg venter med å våkne opp dagen etter for å se hva som venter meg, hvilket eventyr som ligger foran meg i dag.
Jeg tror jeg har funnet plassen min nú.