Juuken
Juuken
27-10-2024, 10:01 AM
Día 39 de Verano del año 724
Isla Kilombo, pueblo de Rostock
Isla Kilombo, pueblo de Rostock
El día había salido maravilloso el día de hoy, un imponente sol deslumbraba desde lo alto de su apogeo, con una cálida brisa que amenizaba el día. Las inexistentes nubes habían dejado paso a un gran calor que tal vez pronto comenzaría a ser sofocante. Sumada a la situación general de la isla, probablemente pronto se volvería una situación bastante tensa y complicada. El dia había amanecido bastante turbio. Los rumores iban en aumento y cada vez había más vigilancia y guardias marines patrullando por todas partes. Especialmente en el pueblo de Rostock.
Hacia un tiempo que Lance y yo habíamos llegado a esta isla, en aquel entonces yo no sabía ni cómo se llamaba el lugar, y pensaba que jamás lograría que se me quedase. Sin embargo sucedieron muchos acontecimientos, hemos pasado bastantes días y me he acabado familiarizado con las calles y los nombres de este lugar. Tuve algunos contratiempos e imprevistos, me vi envuelto en alguna pelea en la que ayude a una niña que había sido secuestrada, después el superviviente de aquellos tipos me buscó, y esa fue su perdición. Aún recuerdo cómo la marina me ayudó a salir de allí bajo la atenta mirada del farero de la isla.
Ese hombre me había visto acabar con la vida de ese señor que me había capturado, o que se creía haberme capturado, no obstante yo me encontraba justamente en el lugar que quería estar. A solas con él. Sin testigos a la vista. O por lo menos eso pensaba, pues cuando los marines me escoltaron de vuelta al pueblo me di cuenta de que aquel farero estaba asomado desde lo alto. Temí entonces que me hubiera podido delatar, decir a los marines que yo maté al otro tipo, sin embargo parece ser que tuve suerte, pues ese hombre no llegó a decir nada al respecto.
En cierto modo me sentía agradecido con él, quería ir a conocerle, saber sus razones para cubrirme, había pensado en hacerlo hacía unos días. De no haber sido por su silencio, seguramente habría podido causarle problemas a Lance y a los demás. Me hizo sentir alivio y respeto hacia ese hombre. Sin embargo, no todo podía ser tan fácil y sencillo. Hacia unos días había tenido lugar una gran batalla en el propio faro, este había sido destruido. El hombre del faro murió. Sentí algo de remordimientos al no haber podido agradecer a ese hombre su gesto.
Los piratas atacaron, pero la marina pudo estar atenta y logró acabar con ellos. Por lo menos ese hombre fue vengado, aunque no se si todos los piratas sucumbieron, pero sí se dijo que Broco Lee, el capitán, había sido derrotado y habían acabado extinguiendo su vida. Lo merecería por sus actos, pero no podíamos terminar de justificarlo, podría tener sus razones para matar al hombre del faro. Yo mismo acabé con la vida de algunos bandidos y secuestradores por la zona. Nunca podemos estar seguros, pero lo que sí sabía, era que me había sentido en deuda con ese hombre, y sin embargo no pude ser capaz de agradecerle como se merecía.
Aquel ataque trajo peores consecuencias de lo que podía imaginar. Los rumores corrían de que, por la ciudad de Rostock, todavía había algunos piratas, motivo por el cual, las patrullas se habían intensificado. Eso nos ponía en un gran aprieto. Lance, mi capitán, estaba convencido de que quería que nos dedicásemos a la piratería. En aquel entonces no estaba seguro de lo que significaban esas palabras, poco después comprendí que los piratas son vistos como criminales en gran parte del mundo. Si no hubiera sido por la explicación de Lance, que me dijo que había dos tipos de piratas, no habría estado de acuerdo con convertirme en un pirata.
Había estado toda mi vida encerrado, tan solo quería encontrar ese tipo de gente que secuestraba a las personas para sus propios fines y beneficios. No quería ser perseguido por hacer el bien. Pero mi amigo, y capitán, me dijo que ser un pirata no implicaba ser un criminal, se podía hacer el bien siendo pirata, pues serlo solamente significa ser libre, vivir tu propia vida y que nada ni nadie marque tu camino. Esas fueron las conclusiones que entendí de sus palabras, las cuales no recuerdo exactamente cuales fueron, aunque en mi cabeza, esa fue la explicación que me dio. Era justo el estilo de vida que estaba buscando, y deseando. Ayudaría a todos aquellos que parecieran estar en problemas, y acabaría con esos pobres infelices que tan solo buscaban el sufrimiento de gente inocente. Les devolvería el pago con su propia moneda, pues no pretendía que las muertes de esas personas fuesen rápidas e indoloras.
Debido a la cacería pirata que se estaba dando esos días, Lance mandó prepararlo todo y emprender rumbo hacia la próxima isla, corrían rumores sobre algún tipo de tesoro y el capitán quería ir a comprobarlo. Durante la mañana estuvimos cargando el barco, todos en la tripulación estábamos aportando como podíamos. Aproximándonos al mediodía, el capitán se acercó a mí y me dijo que fuéramos al pueblo, para asegurarnos que todos aquellos que habíamos conocido estuvieran bien. Probablemente para despedirnos. Inevitablemente vino a mi mente aquella muchacha a la que ayudé en las cuevas de esos bandidos. Lo cierto es que todavía no me había vuelto a cruzar con ella, tal vez se quedó un tiempo bajo la atenta tutela de sus padres, hasta asegurarse de que ya no estaban esos malhechores. Tal vez volviera a encontrarme con ella.
Partimos rumbo hacia el pueblo, el resto de los compañeros continuaron, terminarían los preparativos cargando el barco con lo necesario para nuestro próximo viaje. Había visto el mapa, que había conseguido hacia ya unos días en el pueblo, no cogía excesivamente lejos, y con eso en mente se había estado cargando el barco con los recursos necesarios. Aunque probablemente no hubiéramos excedido de suministros, pero por eso nunca había problema. Sobre todo con Gretta en el barco, ella se encargaría de que no hubiera sobras.
-La situación está peor de lo que pensábamos, Juuken
El capitán tenía razón. No parábamos de recibir miradas sospechosas por todas partes, como si todo el mundo supiera que somos piratas y estuvieran buscando el momento apropiado para echarnos a los marines encima. La palabra "pirata" ya era suficiente excusa para que lo hicieran, no se fijarán en qué tipo de piratas somos. Para ellos no hay diferencia. Por suerte nadie decía nada. Aunque ya llevaba unos tiempo allí, continuabamos siendo forasteros.
-No podemos permitir que nos vean como una amenaza. No todavía.
-Seremos discretos, capitán. No hemos hecho nada para que piensen que somos criminales.
La gente pasaba apresurada por nuestros lados. La situación era muy tensa fueras donde fueses, pero el capitán quería que obtuvieramos información sobre lo que estaba pasando, quería más concreción. Por mi parte, tal vez si me encontraba con alguno de esos piratas le agradeciese por su gesto hacia los piratas que destruyeron el faro. Pero eso tal vez implicaría llamar la atención, y era lo último que queríamos Lance y yo. Había que ser discreto.
Algo terriblemente veloz pasó por delante nuestro, era muy veloz y extraño, y no paraba de correr hacia un lado y hacia otro. Parecía algún tipo de animal que tenía bastante pelo, pero no había sido capaz de identificarlo. Me sobresaltó un poco y me costó seguirlo con la mirada, pero me puse alerta. Toda la isla estaba sumida en caos por unos piratas que probablemente ya no estaban, por lo que sentí peligro inminente de que algo o alguien nos atacase.
-¿Qué diablos fue eso? -Preguntó Lance en un tono bastante bajo
-No lo sé, pero no me gusta nada.
Esa criatura continuó pasando de un lado a otro, lance y yo intercambiamos miradas, no sabíamos ni que decir ni como reaccionar. Estaba tan cerca nuestro que, seguramente, muchos ojos ya estarían posados sobre nosotros. La discreción ya se había roto, posiblemente. Aunque siempre podríamos seguir nuestro camino, alejándonos de ese ser, el cual se detuvo finalmente y pude verlo más claramente.
-¡Oh, claro! Desde el cielo podré ver mejor -dijo ese tipo.
Me había parecido un animal, pero debía ser algo como Gretta, uno de esos humanoides que se parecen a animales, aunque este no parecía tan animal, ahora que se había detenido en su carrera, se veía como un hombre corriente. Cuando pegó un gran salto me quedé mirándole, tal vez algo boquiabierto. Había hecho un salto increíblemente alto, nunca había visto nada parecido. Parecía que estaba buscando algo, pues se puso a mirar a la lejanía. Había hablado de un barco que había desaparecido, y que supuestamente era suyo.
Lo que pasó a continuación me dio a entender que había algo que no me cuadraba. Había saltado muy alto, pero ahora estaba bramando un grito diciendo que se caía. Yo desconocía muchas cosas de este mundo, pero estaba claro que en algún momento caería de nuevo. Parece ser que esa criatura no pensaba lo mismo. Lance suspiró tras esa reacción, pero lo peor era que ese ser, estaba cayendo directamente hacia nosotros. Nuevamente, mi mirada y la de Lance se cruzaron. Se podía notar el cansancio y la resignación en su cara
-Siempre nos encontramos con los más raros, ¿no?
-Creo que ellos vienen a nosotros, capitán -dije encogiéndome de hombros.
Entonces me di cuenta que cada vez caía más rápido. Llevé las manos a las empuñaduras de las armas, iba como un proyectil, cada vez más rápido hacia nosotros. Venía directo a por Lance y a por mí, debía de hacer algo, desviar su trayectoria o lo que fuera, pero no iba a dejar que hiriese a Lance. Estaba preparado para atacar directamente a ese ser, aguardando el momento que estuviera lo suficientemente cerca. Cuando de pronto.
-¡Juuken! ¡Aparta!
Lance me gritó y me pegó un empujón que me desplazó un poco hacia el lateral. Tropecé pero solo perdí un poco el equilibrio sin llegar a caer. No me esperaba eso de parte de él, por lo que me dejó sorprendido. Me había apartado a la vez que él hacía lo propio. Con un gran golpe y un sonido de crujir del suelo, ese ser golpeó contra el suelo directamente, levantando una pequeña polvareda que me impidió comprobar si Lance estaba bien o si ese tipo saltarín había muerto en el momento.
-¡Lance! ¿Estás bien?