Anko
Médica Despiadada
02-08-2024, 07:17 AM
La emoción en el ambiente producto de la plática entre ambas Marine se podía notar, incluso a distancia. Anko estaba emocionada por contar su gusto por las armas de filo con su hermana Mitsu. Por su parte, la otra joven expresó un gusto intenso por los caramelos y la sonrisa de los niños cuando recibían uno, una sonrisa tan inocente que iluminaba a cualquiera, pues todo es mejor cuando el mundo es observado desde los ojos de un niño.
— Ya veo… La felicidad de los niños debe ser algo hermoso de ver… —. Pero había algo que Anko no ignoró, el hecho de que la Jujin recibía órdenes de Koshiro, y aparentemente, era algo que a Mitsu no le terminaba de agradar. — ¿Quieres mi recomendación? Ignóralo… Mira, lo admiro, pero eso es una estupidez —. Dijo la peli marrón con una sonrisa en su rostro. La mano que sostenía su cigarro se acercó nuevamente hasta sus labios para dar una calada más de su vicio, sintiendo como el humo entraba y luego era expulsado por su boca.
— Sí… La música es… divertida… genera un ambiente agradable —. Los ojos oscuros de Anko se movían de lado a lado, explorando nuevamente la taberna, la música que empezó a sonar hizo que el ambiente se hiciera muchísimo más amigable, ahora, todos los presentes se encontraban más animados y sonriendo, compartiendo de experiencias agradables aun cuando esa taberna no era la mejor del lugar. La mira de la Marine nuevamente se fijó en la joven con orejas de gato. — Dijiste que… haces dulces ¿Eres cocinera? O… ¿Cocinas para los Marines de la base? —. El interés por el pasa tiempo de su hermana por parte de Anko era palpable. En parte, le hacía recordar a su madre, quien también sabía cocinar.
En ese momento, un leve suspiro salió de la chica, los recuerdos de los platillos de su madre fallecida la hacían sentirse extraña, más bien, triste. De pronto, aquellos pensamientos llegaron de nuevo hasta su cabeza, hubiera pasado más tiempo con su madre, talvez hubiera sido menos grosera con ella. Desde pequeña siempre fue muy apegada a Koshiro, y si bien no es mala persona, siempre compartió el carácter de él, siendo aveces mala con su madre, pero claramente estaba arrepentida de aquello. Por esa razón, decidió honrar la memoria de la mujer, convirtiéndose en médico, tal cual como lo era su madre, incluso, minutos antes de morir.
— Ya veo… La felicidad de los niños debe ser algo hermoso de ver… —. Pero había algo que Anko no ignoró, el hecho de que la Jujin recibía órdenes de Koshiro, y aparentemente, era algo que a Mitsu no le terminaba de agradar. — ¿Quieres mi recomendación? Ignóralo… Mira, lo admiro, pero eso es una estupidez —. Dijo la peli marrón con una sonrisa en su rostro. La mano que sostenía su cigarro se acercó nuevamente hasta sus labios para dar una calada más de su vicio, sintiendo como el humo entraba y luego era expulsado por su boca.
— Sí… La música es… divertida… genera un ambiente agradable —. Los ojos oscuros de Anko se movían de lado a lado, explorando nuevamente la taberna, la música que empezó a sonar hizo que el ambiente se hiciera muchísimo más amigable, ahora, todos los presentes se encontraban más animados y sonriendo, compartiendo de experiencias agradables aun cuando esa taberna no era la mejor del lugar. La mira de la Marine nuevamente se fijó en la joven con orejas de gato. — Dijiste que… haces dulces ¿Eres cocinera? O… ¿Cocinas para los Marines de la base? —. El interés por el pasa tiempo de su hermana por parte de Anko era palpable. En parte, le hacía recordar a su madre, quien también sabía cocinar.
En ese momento, un leve suspiro salió de la chica, los recuerdos de los platillos de su madre fallecida la hacían sentirse extraña, más bien, triste. De pronto, aquellos pensamientos llegaron de nuevo hasta su cabeza, hubiera pasado más tiempo con su madre, talvez hubiera sido menos grosera con ella. Desde pequeña siempre fue muy apegada a Koshiro, y si bien no es mala persona, siempre compartió el carácter de él, siendo aveces mala con su madre, pero claramente estaba arrepentida de aquello. Por esa razón, decidió honrar la memoria de la mujer, convirtiéndose en médico, tal cual como lo era su madre, incluso, minutos antes de morir.