Henry
El Tirano Carmesí
27-10-2024, 11:16 PM
Verano del año 724
Habían pasado casi dos años desde que acepté unirme a las filas de la marina. A pesar de todo no habrían muchos cambios en mi vida, pues pasé de ser el limpiador número uno de todo el cuartel a ser el ayudante del chef debido a mis habilidades en la cocina. Aunque no se me hubiera dado ninguna oportunidad de mostrar mi valía hasta el momento, si que se me asignaron horas de patrullas debido a mi físico intimidante.
Aquél día de verano me encontraba cortando los vegetales para hacer varios estofados qué pudieran alimentar a cientos de marines estacionados en aquél cuartel. Al terminar con la mayor parte de la preparación de los estofados, el chef Gravy se ausentó ya que se lo requería el sargento. Al ver esto, no pude evitar emocionarme al recordar que tenía mi katana en la parte tracera de la cocina, pues un buen marine siempre debía tener su arma cerca.
- Estos momentos si que son raros, así que no hay tiempo que desperdiciar -
Tomé mi katana y la saqué de su vaina mientras observaba su hermoso filo brillar. Al mirar a todos lados y asegurarme de que nadie viera, empecé a lanzar cortes al aire simulando el entrenamiento de los soldados en el patio.
- Algún día... Algún día llevaré la justicia a cada rincón de este mundo, librando a los más pobres de sus ataduras -
Decía mientras sudaba la gota gorda con aquél entrenamiento. Luego de unos buenos minutos de prácticas, escuché como los grandes calderos en los que se preparaban el estofado hacían cada vez más ruido, pues a pesar de que estaba casi listos estos no paraban de hervir. Al segundo de darme cuenta coloqué mi katana en una mesa cercana y corrí para bajarle al fuego.
Afortunadamente no había nadie por allí viendo todo aquél show, por lo que al asegurarme de que todo estuviera bajo control fuí directamente a la parte tracera de la cocina a guardar mi arma y olvidarme de entrenar en la cocina... por lo menos por aquél día.