Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
28-10-2024, 02:00 AM
KENB601
KENBUNSHOKU
Haki intermedio
Tier 6
No Aprendida
9
2
Permite al usuario percibir con precisión la presencia de otros seres vivos en un área, siendo capaz de apreciar las emociones que exterioricen y de forma superficial las hostilidades que realmente tienen. Así como estimar de forma general quién es alguien más fuerte o más débil que él. Si lo activa puede anticiparse a un ataque obteniendo para ello un bono de +10 [Reflejos].
Área: [VOLx15] metros | +10 [REF]
BUSO401
BUSOSHOKU
Haki básico
Tier 4
No Aprendida
8
2
Permite al usuario recubrir hasta dos extremidades o dos armas con haki, tornándose estas de un color oscuro y brillante como el metal, siendo capaz de golpear los cuerpos de todo tipo de Akumas. Obteniendo un bono de +15 en los daños que aplique el Haki y +5 [Resistencia] ante daños y efectos. (En caso de querer recubrir solo pequeñas zonas del cuerpo, inferiores a la mitad del recubrimiento máximo, el coste bajará a la mitad)
+15 en los daños físicos con Haki imbuido y +5 [Resistencia] ante daños y efectos en el área.
ARM401
ARTISTA MARCIAL
Utilidad Mantenida
Tier 4
No Aprendida
58
43
2
El usuario comenzara a Canalizar a lo largo de 1 Turno en lo que activa y tensa todos sus músculos, adquiriendo un estado de concentración absoluta sobre sus movimientos y los de sus adversarios. Moviéndose y atacando con más fluidez y potencia incrementando el Daño que causa en +10.
+8 [Agilidad] / +8 [Fuerza]
El ambiente hostil iba siendo cada vez más notorio en aquella explanada rocosa donde, el viento que galopaba sin prisión era el único testigo de la situación que se estaba dando, la cual no resultaba sencilla en absoluto. El joven Tao y yo por fin llegamos hasta el sagrado santuario que se alzaba 2 metros por encima de unas grises y arcaicas escaleras, mantenía el brillante y oscuro Haki oculto bajo la ropa para proteger mi torso. Las enormes figuras de los lunarian mercenarios nos esperaban intimidantes aguardando que ambos fuéramos un trámite para conseguir su propósito, pero ya veríamos si era realmente así.
Debía de ser sincero, en primera instancia un pensamiento intrusivo aparecería en mi mente, con la firme intención de liarme a golpes con el tipo de mi quinta. Su apariencia me decía que era el más experimentado de ambos, y dada las distancias que nos separaban al llegar de ellos, con una simple explosión de mis piernas, podría llegar hasta él para hundir en su esternón mi puño. Debería de lidiar después con su acompañante, poniendo en riesgo también a Tao y quizá exponiéndome también a ella, por eso era una opción arriesgada, tanto como para tenerla como un último recurso, aun así, estaría atento ante lo que pudieran hacernos.
El valeroso calvito demostró una determinación sin igual cuando sin dudar por un segundo ascendió por los escalones custodiado por aquel hombre de cabellos blancos, el joven monje parecía no estar para nada impresionado ante la diferencia de tamaño entre ambos, y sin titubear tampoco de mis palabras para el plan, se internaría en el templo tras abrir sus puertas, dejando ver en su interior una caja de importante volumen rodeada de cuerdas. Conmigo estaba la otra, la cual parecía ser una espadachín debido al arma que la acompañaba, e intentando amedrentarme de alguna insignificante forma, pues mi ser y mi mente, estaban muy por encima de su existencia.
Era momentos de tensión ante lo que podía suceder, no mostré movimiento alguno para no inquietar a ambos, pero noté como mi pulso se aceleraba. Mi experiencia me decía que aquel santuario se remontaba a tiempos inmemoriales, aquello que contenía debía de ser una reliquia antiquísima, por lo que el sistema de protección que tuviera escapaba a toda concepción actual. Para nuestro detrimento, el experimentado solarian no entró y se mantuvo a un costado de la puerta para ver que sucedía con Tao dentro, el plan falló pues pasara lo que pasara, el enemigo saldría indemne.
Aunque no vi con exactitud el gesto desde abajo, seguí detenidamente todo lo que podía ver frente a mí. Pero desgraciadamente, tras interactuar con una de las cuerdas que vislumbré, unos rayos negros lo atravesaron provenientes del propio interior del templo, esparciéndose hasta el exterior alcanzándonos pero disipándose seguidamente. Lo primero que mi mente procesó es que sin lugar a dudas, como momentos antes sucedió en mi lucha contra el pescador, eran relámpagos originarios de Haki, pues eran prácticamente similares a los que se produjeron en nuestro choque.
A continuación tuve una experiencia tras ser alcanzado, algo cercano a lo paranormal, y aunque no era contrario a la mística del mundo, aquella visión me sobrecogió. Pues pude presenciar dentro de una escena etérea un recuerdo, una atmósfera, unas palabras, el estado del templo me indicaría que estaba en un tiempo anterior, pero yo era un simple espectador sin capacidad de interceder, pero mi percepción se intensificó ante eso y los detalles en ese lapso de tiempo se quedaron grabados en mí a fuego. Tras eso, volví a la realidad, como si nada hubiera transcurrido, pero había pasado mucho dentro de esos segundos en los que mi consciencia viajó, pero tenía esa información en mí, información que aplacaría aquel impetuoso fuego de violencia que antes contemplaba. Ahora, tenía esa fijación en mí.
Cita:- Puede que no sea la mejor de las opciones, pero podemos coger la vía obvia y dejarnos de peligros... al de arriba le hundimos el pecho de la primera palma que le demos... y esta no sé que piensa, pero podríamos haberle volado la cabeza si hubiéramos querido, quizá sea a la que le tengamos más ganas ¿Qué se cree mirándonos así? por todos los rezos... es una cría prepotente con una espadita -
- Si siempre te hiciéramos caso, probablemente no estaríamos aquí. -
- Ego siempre es ego. -
- ¿Acaso puede un escorpión rehuir de su condición? -
- En Cozia también quisiste reventar a aquel muchacho, y a día de hoy nos concedió su más íntima confianza para cuidar de su hermana... ves como no tienes cabida por donde quiera que quieras participar. -
- Algún día lamentaremos el haberme relegado a donde estoy, y hoy puede ser ese día... ¿En serio que pretendemos hacer eso? En serio, me necesitáis para subsistir, necesitamos actuar con contundencia, al menos en esta ocasión tan clara, partamos en 2 a esta de una vez, nos está poniendo malo con esa mirada soberbia, después vamos a por ese. -
- Somos inmunes al. veneno de tu palabra y a tus oscuros susurros, y haremos lo que venimos haciendo desde hace décadas, descubrir, crecer, aprender, arriesgar, vivir, como también hicimos en Cozia... Ego, la vida y sus designios quedará por encima de todo, y aunque no quita que debamos de defendernos de los males que nos encontremos y que asolan este mundo, rebajarnos a ellos, y no anteponer todos los valores que nos hemos forjado a lo largo de estos años, sería echar a perder el proyecto más apreciado y precioso que tenemos, así como el legado que queremos dejar a los demás, sea como sea y sea lo que sea, debemos de alcanzarlo, tocarlo y sentirlo por nosotros mismos, si surgen adversidades con esos 2, lidiaremos con ello, pero nuestro objetivo va más allá de una vanal confrontación bélica, estamos aquí para -
- ¿Vamos? -
- Sin dudarlo, vamos. -
- .... vamos. -
En mi interior, el debate que removió aquel suceso vivido, así como la difícil situación que contemplaba, me llevaron de nuevo a optar por el camino más arriesgado, y así como hice en Cozia, la particularidad de mis decisiones me definió una vez más. En silencio, di un paso al frente a pesar de estar flanqueado por la muchacha alada, seguía con las palmas pegadas a la altura del pecho, un acto también que me otorgaba una mayor capacidad de reacción en el caso de que tuviera que defenderme. No dudé ante la petición de aquel curtido tipo, y comencé a subir las escaleras.
Tenía la intuición de que si tras aquella acción a mí había llegado esa visión, no podía negar la naturaleza entusiasta y el fervor de descubrir y aprender que me recorría por dentro. Por otra parte, uní cabos con lo poco que me pudo desvelar Tao en su lectura, y el trasfondo de aquella escena ¿Quién aguarda ahí dentro? ¿Quién era aquel que podía guiar? ¿Guiar el qué? ¿Quién era Karma? Todo un abanico de interrogantes se dibujaban en mi mente mientras ascendía decidido, con el [Carisma] que también me constituía para hacerme notar, pues a pesar de la orden del tipo, mi presencia allí comenzaba a tener un aura especial, un resplandor que solo aquellos que estuvieran apegados a su verdadero ser, y hayan despojado su ego y malicia de sí mismos podían percibir, un viejo anciano apostaba por lo que muchos podrían haber obviado, sabía que podía descubrir algo más allá de lo terrenal, y de entre todos los presente, nada detendría la convicción de sus pasos ni nada quebrantaría ni su silencio ni su destino.
Pasé por al lado de aquel matón lunarian, aceptando su petición, sabiendo también que en cualquier momento podría desatarse entre ambos una pelea que probablemente acabaría mal. Pero en mi interior, el fulgor de mi alma latía mandando al compás de mi corazón oleadas de mi voluntad, siendo que desde el umbral, vi la misma caja en la que aquella persona se encerró, y las cuedas la rodeaban con algunos nudos aquí y allá. Podía notar las miradas a mis espaldas, pero en mí no había sitio para otra cosa más que lo que sentía dentro de aquel santuario.
Accedí llegando hasta unos grabados en el suelo previo a aquel altar, recogiendo con profundo pesar a Tao entre mis brazos para arrecostarlo en uno de los pilares laterales, su pulso aún latía, por lo que sencillamente tan solo estaba sin conocimiento. Volví solemne hacia el altar, cerré los ojos por unos segundos, aceptando lo que había elegido. Tenía cierta la certeza en mi interior de que si ya lo había vivido una vez, podría volver hacerlo, aquel sacrificio del joven monje, no pasaría en vano para mí.
- Jindagee yahee chaahatee thee. -
La vida así lo quiso. En aquel momento, ningún voto tenía hueco ni importancia ya, el eco de mi imponente voz retumbaría por las cavidades del santuario, y acto seguido, levante mi brazo derecho. Mi acelerado pulso se hizo notar en mi mano, temblorosa pero a la vez firme, y era por que no estaba guiada por la razón, o por la mente traicionera, pues había un motor mucho más trascendente para mí que lo hizo, que hacía mover el mundo y mi mundo, mi voluntad.
Y así fue como la voluntad de un hombre con una convicción inquebrantable tiró de la cuerda.