Juri Han
Vega
02-08-2024, 10:40 AM
El One Piece no era solo un tesoro, era una posibilidad, un destino glorioso que prometía la libertad y el reconocimiento que siempre había ansiado. Las noches en el circo se llenaban de conversaciones susurradas alrededor de la hoguera, mientras los artistas compartían historias de piratas legendarios y mares desconocidos. Kazuo, el viejo acróbata, solía decirle: — El mar es inmenso, Juri. Más grande de lo que puedes imaginar. Allí fuera, puedes ser quien quieras ser. Solo tienes que tener el coraje de tomar lo que deseas. — Estas palabras resonaban en su mente una y otra vez, cada vez que practicaba un salto imposible o aprendía un nuevo truco. El mundo más allá del circo la llamaba, y su deseo de aventura crecía día a día.
La vida en el circo era dura, pero también gratificante. Juri se levantaba con el amanecer, sus músculos se sentian adoloridos de la intensa práctica del día anterior. El entrenamiento comenzaba temprano, con estiramientos y ejercicios que desafiaban sus límites físicos. Kazuo la empujaba constantemente, instándole a superar sus miedos y a perfeccionar cada movimiento. — La precisión es la clave — le decía. — Un pequeño error puede costarte la vida allá arriba. — Juri se hizo amiga de otros artistas del circo, cada uno con su propia historia y sueños. Había Mei, una contorsionista que podía doblarse de maneras inimaginables; Riku, un malabarista que podía mantener en el aire cualquier cantidad de objetos; y Hana, una equilibrista que caminaba por la cuerda floja como si estuviera paseando por un sendero. Cada uno de ellos la inspiraba a ser mejor, a esforzarse más.
La vida en el circo era dura, pero también gratificante. Juri se levantaba con el amanecer, sus músculos se sentian adoloridos de la intensa práctica del día anterior. El entrenamiento comenzaba temprano, con estiramientos y ejercicios que desafiaban sus límites físicos. Kazuo la empujaba constantemente, instándole a superar sus miedos y a perfeccionar cada movimiento. — La precisión es la clave — le decía. — Un pequeño error puede costarte la vida allá arriba. — Juri se hizo amiga de otros artistas del circo, cada uno con su propia historia y sueños. Había Mei, una contorsionista que podía doblarse de maneras inimaginables; Riku, un malabarista que podía mantener en el aire cualquier cantidad de objetos; y Hana, una equilibrista que caminaba por la cuerda floja como si estuviera paseando por un sendero. Cada uno de ellos la inspiraba a ser mejor, a esforzarse más.