Drake Longspan
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28-10-2024, 02:47 PM
(Última modificación: 28-10-2024, 02:54 PM por Drake Longspan.)
Dharkel vuelve sobre sus pasos para recoger unos cigarros, sin dejar que el ambiente tétrico le distraiga. Al notar una advertencia en una nota en un maniquí, alerta a los demás sobre la posibilidad de otra trampa. Su comportamiento relajado contrasta con la situación, aunque su experiencia se vuelve útil para identificar posibles peligros, cuando recoge el tabaco, percibe un extraño ruido en cubierta... Como si un pequeño bote chocase contra la madera.
El capitán Syxel avanza al frente con ambas espadas en llamas, usando su luz para revelar los detalles de los maniquíes de madera en la bodega y descubrir una trampa. Un dial bien colocado el cuál podría recoger con sumo cuidado si así lo desea, la trampa parece preparada de forma rudimentaria e improvisada, como si no hubiese estado planificado. El pirata no sabía que clase de Dial era, pero parecía seguir en funcionamiento, por lo qué era más que utilizable. Gracias a la luz, se da cuenta de que los maniquíes, en sus piernas deformes, parecen explicar de manera extraña y evolutiva el paso de pez a humano.
Aunque sigue recuperándose del veneno, lidera con determinación, concentrado en la amenaza que percibe al fondo y preparado para enfrentarse a lo que sea que les aguarda.
Mostrando frustración digna de un Oni, Balagus ironiza sobre el ambiente siniestro, intentando continuar hacía delante. A pesar de su enfado, apoya a sus compañeros manteniendo una actitud alerta.
Desde la retaguardia, el médico de la tripulación, Marvolath, estudia la escena con cautela, analizando los detalles de los maniquíes, el veneno, y los patrones en la distribución de la bodega. Su intuición y preparación lo llevan a buscar rutas alternativas para esquivar trampas. Aunque tampoco logra descifrar por completo el mensaje de la nota, permanece atento a señales que puedan revelar más sobre el propósito del veneno y de la trampa... Gracias a su percepción, encuentra una granada de humo junto a restos de dos ya explosionadas, dando a entender la causa de la humareda previa. Junto a ella, un hombre con apariencia similar a sus antiguos enemigos yace sobre sobre el suelo, parece seguir con vida, pero está completamente inconsciente.
¿Era una trampa, o un accidente?
El grupo, a excepción de Dharkel que se encontraba un poco más atrás, continúa en dirección final de la bodega. Mientras corría en dirección inferior escuchó unos gritos de auxilio.
— ¡SEÑOR K! ¡AYÚDENOS POR FAVOR! ¡UNOS PIRATAS NOS HAN ATACADO!
Dharkel discernió la voz, era uno de aquellos bribones que habían mandado a volar hace escasos minutos.
El capitán Syxel avanza al frente con ambas espadas en llamas, usando su luz para revelar los detalles de los maniquíes de madera en la bodega y descubrir una trampa. Un dial bien colocado el cuál podría recoger con sumo cuidado si así lo desea, la trampa parece preparada de forma rudimentaria e improvisada, como si no hubiese estado planificado. El pirata no sabía que clase de Dial era, pero parecía seguir en funcionamiento, por lo qué era más que utilizable. Gracias a la luz, se da cuenta de que los maniquíes, en sus piernas deformes, parecen explicar de manera extraña y evolutiva el paso de pez a humano.
Aunque sigue recuperándose del veneno, lidera con determinación, concentrado en la amenaza que percibe al fondo y preparado para enfrentarse a lo que sea que les aguarda.
Mostrando frustración digna de un Oni, Balagus ironiza sobre el ambiente siniestro, intentando continuar hacía delante. A pesar de su enfado, apoya a sus compañeros manteniendo una actitud alerta.
Desde la retaguardia, el médico de la tripulación, Marvolath, estudia la escena con cautela, analizando los detalles de los maniquíes, el veneno, y los patrones en la distribución de la bodega. Su intuición y preparación lo llevan a buscar rutas alternativas para esquivar trampas. Aunque tampoco logra descifrar por completo el mensaje de la nota, permanece atento a señales que puedan revelar más sobre el propósito del veneno y de la trampa... Gracias a su percepción, encuentra una granada de humo junto a restos de dos ya explosionadas, dando a entender la causa de la humareda previa. Junto a ella, un hombre con apariencia similar a sus antiguos enemigos yace sobre sobre el suelo, parece seguir con vida, pero está completamente inconsciente.
¿Era una trampa, o un accidente?
El grupo, a excepción de Dharkel que se encontraba un poco más atrás, continúa en dirección final de la bodega. Mientras corría en dirección inferior escuchó unos gritos de auxilio.
— ¡SEÑOR K! ¡AYÚDENOS POR FAVOR! ¡UNOS PIRATAS NOS HAN ATACADO!
Dharkel discernió la voz, era uno de aquellos bribones que habían mandado a volar hace escasos minutos.
Mientras tanto, en la bodega...
El grupo consigue llegar hasta el final de la sala de la bodega sin mayor contratiempo que lo mencionado con anterioridad. En el momento en el cuál Syxel acompañado por Balagus y seguidos por el doctor atisban las grietas de la pared de la bodega, el fuego de las espadas iluminan un rostro azulado dentro de uno de los barriles, los cuales también parecen contener más botellas de vino Flamingo.
Agarrada a una red de pesca que sostiene una botella cristalina con un papel en su interior. Sus nudillos estaban dañados, como si hubiera golpeado la pared que se agrietaba frente a vosotros, intentando escapar. Por culpa del ruido, había intentado esconderse de vosotros sin éxito, sus escamas estaban manchadas de un pringue extraño, similar al mensaje que vieron en la entrada. ¿Tinta de calamar? ¿De dónde la...? Mejor no preguntar.
Unos ojos desesperados, como quien sabe que está a punto de morir, se clavan en el capitán, el cuál, gracias a su haki de observación, reconocería esa aura tan fuerte y emocional que había percibido antes de subirse al barco. Sus palabras, de terror absoluto resonaron en los oídos del trío que llegaba primero...
— El saqueador... ya viene...
Silver D. Syxel no pudo percibir nada con su haki de observación, pero un escalofrío recorrió su espalda. Como si, de alguna manera, comprendiese las emociones de esa sirena, su terror en parte era el suyo ahora. No muchas veces un aura se podía escapar de un poder como el suyo, por lo que pudo intuir algo: Era exponencialmente mucho más poderoso que cualquiera de los que estaban ahí abajo.
Dharkel bajaba de nuevo por las escaleras cuando escuchó algo aterrador.
— N-No puede ser... Señor K, lo sentimos señor K, lo- ¡GYAAAAAAAAAA!
Un golpeo de cadenas chapoteó el agua, seguidos de ruidos de ahogamiento y asfixia.
— Idiotas. ¿Cómo permiten qué cuatro basuras sin fuerza toquen la mercancía de la Familia? Escuálido inútil... ¿Es qué tengo que hacerlo todo yo?
Frente al grupo, una pared agrietada, cajas de botellas de vino envenenado, una sirena y una botella de sueños.
Arriba, una posible muerte, abajo, el vasto fondo marino.
Tocaba mover ficha.