Gavyn Peregrino
Rose/Ícaro
28-10-2024, 04:23 PM
Una de mis cejas se elevó cuando vi que el muchacho a mi lado levantó su cabeza de forma progresiva y parsimoniosa, tenía la sensación de que estaba intentando ser intimidante, sin embargo, en lo que a mí respectaba, el movimiento fue… Gracioso. Mantuve la sonrisa despreocupada en mis labios, evitando a toda costa que me tiemblen por la risa contenida, evidentemente él no quería que la gente se le acerque, por el motivo que fuera, quizás por su apariencia, pero no era el caso, incliné la cabeza, analizándolo con un brillo desenfadado en mis iris dorados, tenía una idea de porqué había escondido su aspecto en las sombras del escenario, además de esa vena dramática que obviamente parecía caracterizarlo.
Crucé los tobillos con toda la calma que pude reunir, esperando su respuesta, debía estar sopesando porque un desconocido le estaba sugiriendo intercambiar comida por bebida y, por la cautela con la que se escondía y movía por el bar, probablemente pensaría que tenía la intención de pedirle algo. En realidad sí tenía la intención de pedirle algo, pero probablemente no se trataba de lo que él creía, claro que estas eran suposiciones y teorías mías fundamentadas en lo que había observado desde que entré en el establecimiento. Él tenía un aire… Familiar. Los ojos azules era una de las características que había ocultado en la tarima mal iluminada, me preguntaba porque, si bien él no era precisamente la persona más bonita que había conocido, tenía unos ojos… Electrizantes.
Me llevé una raba a la boca, masticando lentamente y tragué el pez, el azul eléctrico y profundo de sus iris se posó sobre mi rostro, luego mis alas, imaginé que iría directamente al plumaje, después de todo eran más grandes de lo que se solía ver en los Skypeian, realmente mucho más grandes. Las comisuras de mis labios se crisparon suavemente, y cuando su mirada se volvió hacia la botella de ron que sostenía, me limpié la punta de los dedos con una servilleta antes de acomodar algunas de las plumas que se encontraban fuera de lugar, acicalándome. Tenía una buena cantidad de paciencia cuando lo deseaba, por supuesto que conocía mis límites, pero en este momento me encontraba lo suficientemente relajado como para darle el margen de tiempo que necesitaba para pensar en la respuesta. Debía ser una persona muy reservada y precavida como para que la decisión de compartir un poco de ron lo lleve a hacer cortocircuito.
No es como si lo fuese a envenenar… ¿Cierto?
. – Depende ¿Trabajas hasta la noche aquí? Asumo que al dueño o la dueña del lugar no les importa que su músico beba desde temprano. –Para matar las penas probablemente, porque con ese aire melancólico no había forma de que estuviera consumiendo alcohol, como quien consume el último vaso de agua que tiene en un desierto, solo por diversión– Eso, o no te molesta contraer, a futuro, una posible enfermedad hepática alcohólica.
Su estudio poco sutil me dijo que no era una persona discreta, definitivamente no le importaba ocultar que estaba siendo deliberadamente esquivo con las personas en general, o selectivamente ¿Por conveniencia? Si, tal vez esto último. El sentimiento de fastidio que irradiaba de él era bastante evidente, no sabía si era por lo que sentía emocionalmente o físicamente, los dos era una opción más segura, porque así suelen lucir las personas que ahogan sus penas a través del alcohol, matándose lentamente… Por… ¡Ah! Pero eso es algo que tendrás que adivinar, ya expongo muchos de mis pensamientos ¿No crees? La cadencia de su voz era agradable para mis oídos, baja, áspera, poco amigable, en el momento que me extendió la botella, parpadeé al saber que había tomado su decisión.
Por fin, la espera se estaba volviendo eterna.
Aunque no era del tipo que comenzaba la mañana bebiendo, no tenía problema en compartir un poco de mi comida para obtener un trago a cambio, después de todo un buen trago no viene mal cuando pega la vida con tanta sed. Tomé la botella de sus manos, escuchándolo decir que era un trato justo, por supuesto que lo era, siempre que me compartiera la mitad de la botella, considerando que tenía tres comidas en la mesa, era lo menos que podíamos hacer el uno por el otro. Le pedí un vaso a la mesera, para cuando lo trajo me serví un poco de ron, bebiendo lentamente, lo suficiente para seguir el ritmo de mi precavido compañero de bar. Me llamaron la atención sus palabras, esta vez sí mostré una expresión de genuina sorpresa, dudaba que pudiera verme rondando por la ciudad, a menos que hubiese otro de mi especie, con lo cual también podría marcar la casilla de “inusual” el día de hoy.
. – Poco posible, porque llegué el día de hoy, de hecho, y recién es de mañana. –Bajé la botella de ron sobre la mesa, bebiendo del vaso, pensativo– Extraño sería que me veas de forma regular, considerando que esta es mi primera parada después de venir del puerto: Soy un incansable navegante y un biólogo curioso.
Expliqué con detalle, mirándolo directamente a los ojos, sin perder el ritmo de la conversación y al punto al que quería llegar, ya que el tono de su voz se volvió algo lacónico, mientras que la pregunta que hizo tenía realmente segundas intenciones. Me giré ligeramente hacia él con el mismo aire despreocupado con el cual había comenzado esta conversación, pero permitiendo que un brillo de curiosidad transite mis ojos, mientras que mi sonrisa se volvió un tanto más mordaz, más juguetona en el momento en que apoyé el antebrazo derecho en la mesa.
. – ¿Por qué? ¿Quieres algo de mí? ¿O esperas que te pida algo? –Me quedé en silencio por un momento– Si te lo preguntas, te escuché hablar con la mujer de la barra, no estabas precisamente susurrando, así que supuse que esperabas que te pida algo, pero tú… ¿Qué
esperas que te pida?
Crucé los tobillos con toda la calma que pude reunir, esperando su respuesta, debía estar sopesando porque un desconocido le estaba sugiriendo intercambiar comida por bebida y, por la cautela con la que se escondía y movía por el bar, probablemente pensaría que tenía la intención de pedirle algo. En realidad sí tenía la intención de pedirle algo, pero probablemente no se trataba de lo que él creía, claro que estas eran suposiciones y teorías mías fundamentadas en lo que había observado desde que entré en el establecimiento. Él tenía un aire… Familiar. Los ojos azules era una de las características que había ocultado en la tarima mal iluminada, me preguntaba porque, si bien él no era precisamente la persona más bonita que había conocido, tenía unos ojos… Electrizantes.
Me llevé una raba a la boca, masticando lentamente y tragué el pez, el azul eléctrico y profundo de sus iris se posó sobre mi rostro, luego mis alas, imaginé que iría directamente al plumaje, después de todo eran más grandes de lo que se solía ver en los Skypeian, realmente mucho más grandes. Las comisuras de mis labios se crisparon suavemente, y cuando su mirada se volvió hacia la botella de ron que sostenía, me limpié la punta de los dedos con una servilleta antes de acomodar algunas de las plumas que se encontraban fuera de lugar, acicalándome. Tenía una buena cantidad de paciencia cuando lo deseaba, por supuesto que conocía mis límites, pero en este momento me encontraba lo suficientemente relajado como para darle el margen de tiempo que necesitaba para pensar en la respuesta. Debía ser una persona muy reservada y precavida como para que la decisión de compartir un poco de ron lo lleve a hacer cortocircuito.
No es como si lo fuese a envenenar… ¿Cierto?
. – Depende ¿Trabajas hasta la noche aquí? Asumo que al dueño o la dueña del lugar no les importa que su músico beba desde temprano. –Para matar las penas probablemente, porque con ese aire melancólico no había forma de que estuviera consumiendo alcohol, como quien consume el último vaso de agua que tiene en un desierto, solo por diversión– Eso, o no te molesta contraer, a futuro, una posible enfermedad hepática alcohólica.
Su estudio poco sutil me dijo que no era una persona discreta, definitivamente no le importaba ocultar que estaba siendo deliberadamente esquivo con las personas en general, o selectivamente ¿Por conveniencia? Si, tal vez esto último. El sentimiento de fastidio que irradiaba de él era bastante evidente, no sabía si era por lo que sentía emocionalmente o físicamente, los dos era una opción más segura, porque así suelen lucir las personas que ahogan sus penas a través del alcohol, matándose lentamente… Por… ¡Ah! Pero eso es algo que tendrás que adivinar, ya expongo muchos de mis pensamientos ¿No crees? La cadencia de su voz era agradable para mis oídos, baja, áspera, poco amigable, en el momento que me extendió la botella, parpadeé al saber que había tomado su decisión.
Por fin, la espera se estaba volviendo eterna.
Aunque no era del tipo que comenzaba la mañana bebiendo, no tenía problema en compartir un poco de mi comida para obtener un trago a cambio, después de todo un buen trago no viene mal cuando pega la vida con tanta sed. Tomé la botella de sus manos, escuchándolo decir que era un trato justo, por supuesto que lo era, siempre que me compartiera la mitad de la botella, considerando que tenía tres comidas en la mesa, era lo menos que podíamos hacer el uno por el otro. Le pedí un vaso a la mesera, para cuando lo trajo me serví un poco de ron, bebiendo lentamente, lo suficiente para seguir el ritmo de mi precavido compañero de bar. Me llamaron la atención sus palabras, esta vez sí mostré una expresión de genuina sorpresa, dudaba que pudiera verme rondando por la ciudad, a menos que hubiese otro de mi especie, con lo cual también podría marcar la casilla de “inusual” el día de hoy.
. – Poco posible, porque llegué el día de hoy, de hecho, y recién es de mañana. –Bajé la botella de ron sobre la mesa, bebiendo del vaso, pensativo– Extraño sería que me veas de forma regular, considerando que esta es mi primera parada después de venir del puerto: Soy un incansable navegante y un biólogo curioso.
Expliqué con detalle, mirándolo directamente a los ojos, sin perder el ritmo de la conversación y al punto al que quería llegar, ya que el tono de su voz se volvió algo lacónico, mientras que la pregunta que hizo tenía realmente segundas intenciones. Me giré ligeramente hacia él con el mismo aire despreocupado con el cual había comenzado esta conversación, pero permitiendo que un brillo de curiosidad transite mis ojos, mientras que mi sonrisa se volvió un tanto más mordaz, más juguetona en el momento en que apoyé el antebrazo derecho en la mesa.
. – ¿Por qué? ¿Quieres algo de mí? ¿O esperas que te pida algo? –Me quedé en silencio por un momento– Si te lo preguntas, te escuché hablar con la mujer de la barra, no estabas precisamente susurrando, así que supuse que esperabas que te pida algo, pero tú… ¿Qué
esperas que te pida?