Tras lanzar mi barrido me di cuenta que las otras dos presencias que aún no había hecho acto de presencia se habían desplazado por el bosque hasta colocarse a mis espaldas. Mi golpe dejó en fura de juego a uno de los tigres mientras que al otro parecía que le había causado daños severos, ya que cuando apoyaba la pata parecía tener cojera. Luego de aquello me di media vuelta aún utilizando mi Haki de observación, sin duda este par iban a ser un buen reto aunque no podía despistarme con el que parecía cojear. Sin bajar la guardia un solo segundo y sin quitarles el ojo de encima me preparaba para afrontar a un par de nuevos enemigos. No me fiaba de ese par e hice bien pues de pronto comenzaros a soltar unos rugidos que tenían pinta de ser de enfado y cabreo. -No os ha hecho gracia eh-. Dije mientras pronto se me ocurrió un muy buen plan para combatir a estos tres.
Primero debía acercarme a los dos nuevos tigres que habían hecho acto de presencia pues, el tercero al tener cojera tardaría un pelín más en llegar hasta mi si decidía atacarme nuevamente. Con ese pensamiento en mente me lancé contra ese par utilizando toda mi potencia de salto para recortar la distancia de golpe, de esta manera pude aplicar una técnica mi particular de mi arsenal. Manteniendo aún el Haki Armadura activo, les golpeé con las palmas de mis manos justo de bajo de sus mandíbulas conseguí que cerrasen de golpe la boca provocándoles así un golpe bastante doloroso aplicando su propia fuerza en su contra. En ese momento lo que se podía ver era que había detenido a ambos tigres y que de mi propia resistencia junto con su brutal acometida, los había elevado un par de centímetros en el aire.
-Me toca mamones-. Les grité al ver que había conseguido detener totalmente su ofensiva aunque del impacto tenía doloridas las palmas de las manos. Era momento de mi ofensiva aprovechando esa apertura. Les propiné un poderoso gancho ascendente a la altura donde les había bloqueado su mordedura para lanzarlos varios metros por los aires. Nada más mandarlos a volar y gracias al Haki de observación pude detectar que el tigre malherido estaba a nada de atacarme por la espalda. Como pude, me giré contra él colocando mi pierna contra su hocico para seguidamente desencadenar mi furia contra él. - ¿¡Te quieres morir de una vez!?-. Le dije mientras encadenada un golpe directo con mucha potencia seguido de otros dos puñetazos más tratando de rematarle.
Los otros dos habían salido volando por los aires varios metros luego de mi golpe, así que tenía algo de ventaja hasta que cayesen y se recompusieran. La situación se me hacía esta arriba, así que era hora de recurrir a trucos y artimañas para salir bien parado de aquella situación. En un principio parecían más débiles de lo que parecían pero ahora me estaban suponiendo un reto bastante complicado.
Primero debía acercarme a los dos nuevos tigres que habían hecho acto de presencia pues, el tercero al tener cojera tardaría un pelín más en llegar hasta mi si decidía atacarme nuevamente. Con ese pensamiento en mente me lancé contra ese par utilizando toda mi potencia de salto para recortar la distancia de golpe, de esta manera pude aplicar una técnica mi particular de mi arsenal. Manteniendo aún el Haki Armadura activo, les golpeé con las palmas de mis manos justo de bajo de sus mandíbulas conseguí que cerrasen de golpe la boca provocándoles así un golpe bastante doloroso aplicando su propia fuerza en su contra. En ese momento lo que se podía ver era que había detenido a ambos tigres y que de mi propia resistencia junto con su brutal acometida, los había elevado un par de centímetros en el aire.
-Me toca mamones-. Les grité al ver que había conseguido detener totalmente su ofensiva aunque del impacto tenía doloridas las palmas de las manos. Era momento de mi ofensiva aprovechando esa apertura. Les propiné un poderoso gancho ascendente a la altura donde les había bloqueado su mordedura para lanzarlos varios metros por los aires. Nada más mandarlos a volar y gracias al Haki de observación pude detectar que el tigre malherido estaba a nada de atacarme por la espalda. Como pude, me giré contra él colocando mi pierna contra su hocico para seguidamente desencadenar mi furia contra él. - ¿¡Te quieres morir de una vez!?-. Le dije mientras encadenada un golpe directo con mucha potencia seguido de otros dos puñetazos más tratando de rematarle.
Los otros dos habían salido volando por los aires varios metros luego de mi golpe, así que tenía algo de ventaja hasta que cayesen y se recompusieran. La situación se me hacía esta arriba, así que era hora de recurrir a trucos y artimañas para salir bien parado de aquella situación. En un principio parecían más débiles de lo que parecían pero ahora me estaban suponiendo un reto bastante complicado.