Miras con intriga a esa criatura que está agazapada en los matojos. En el momento que tiras a acercarte notas su mirada posada directamente en tí. Conforme te vas acercándote y hablándole, notas su tensión asomar, esa criatura si parece ser más hostil que la anterior, notas su agresividad, sobre todo cuando la ves ponerse a la defensiva.
Le tratas de calmar lanzándole el filete que te quedaba en la mano, la criatura da un salto hacia atrás y gruñe. Cuando hace eso notas movimiento a tu espalda, donde estaba esa cría comiendo, ves que se asoma por tu lado olisqueando, está justo a tu lado, mirando al frente, como un cachorrito del cual te has ganado su confianza y se siente cómodo contigo a su lado.
Cuando ese tigre blanco ve lo que hay más allá, agacha las orejas, sus tres colas se esconden y comienza a retroceder muy lentamente. El ambiente cambia, percibes el miedo en el tigre blanco que no para de retroceder, ya no te da la sensación de que se sienta cómodo, de hecho te da la impresión incluso de que está casi llorando. Notas que te mira de reojo, pero de golpe vuelve la mirada hacia esa bestia.
Parece que llega el momento que la criatura entra en pánico, dándose la vuelta rápidamente. Momento en el cual aquella bestia aprovecha y, con un sonoro rugido se lanza directamente hacia ese tigre blanco. Tú estás a salvo, al menos de momento, aunque estás cerca, esa bestia parece tener cierta agresividad solamente contra el tigre blanco.
Si quisieras podrías intervenir en ese ataque, aunque realmente tú había ido allí para otra cosa. Recuerda que tu labor era averiguar qué ocurria, e incluso hacer lo posible para que no continuase ocurriendo. Si esa bestia de tonos oscuros que se abalanzaba sobre la blanca, te ahorraba el trabajo, pues igual se solucionaba solo el asunto y tú tan solo podrías echarte a comer ese trozo de carne que el tigre atacante no ha querido comerse.
No obstante, si interfieres en el combate podrás detener a ese tigre, pero cuando quieras darte cuenta podrás ver que el tigre blanco está en el suelo, con otro tigre echando encima de él. Sus fauces están abiertas y listas para atacar directamente a la yugular de esa criatura blanca. Indefensa. El tigre blanco emite un gemido lo más alto que puede, como un grito, pero pobre. ¿Qué harás? No puedo esperar para averiguaro.
Le tratas de calmar lanzándole el filete que te quedaba en la mano, la criatura da un salto hacia atrás y gruñe. Cuando hace eso notas movimiento a tu espalda, donde estaba esa cría comiendo, ves que se asoma por tu lado olisqueando, está justo a tu lado, mirando al frente, como un cachorrito del cual te has ganado su confianza y se siente cómodo contigo a su lado.
Cuando ese tigre blanco ve lo que hay más allá, agacha las orejas, sus tres colas se esconden y comienza a retroceder muy lentamente. El ambiente cambia, percibes el miedo en el tigre blanco que no para de retroceder, ya no te da la sensación de que se sienta cómodo, de hecho te da la impresión incluso de que está casi llorando. Notas que te mira de reojo, pero de golpe vuelve la mirada hacia esa bestia.
Parece que llega el momento que la criatura entra en pánico, dándose la vuelta rápidamente. Momento en el cual aquella bestia aprovecha y, con un sonoro rugido se lanza directamente hacia ese tigre blanco. Tú estás a salvo, al menos de momento, aunque estás cerca, esa bestia parece tener cierta agresividad solamente contra el tigre blanco.
Si quisieras podrías intervenir en ese ataque, aunque realmente tú había ido allí para otra cosa. Recuerda que tu labor era averiguar qué ocurria, e incluso hacer lo posible para que no continuase ocurriendo. Si esa bestia de tonos oscuros que se abalanzaba sobre la blanca, te ahorraba el trabajo, pues igual se solucionaba solo el asunto y tú tan solo podrías echarte a comer ese trozo de carne que el tigre atacante no ha querido comerse.
No obstante, si interfieres en el combate podrás detener a ese tigre, pero cuando quieras darte cuenta podrás ver que el tigre blanco está en el suelo, con otro tigre echando encima de él. Sus fauces están abiertas y listas para atacar directamente a la yugular de esa criatura blanca. Indefensa. El tigre blanco emite un gemido lo más alto que puede, como un grito, pero pobre. ¿Qué harás? No puedo esperar para averiguaro.