Silver D. Syxel
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28-10-2024, 09:59 PM
(Última modificación: 28-10-2024, 11:30 PM por Silver D. Syxel.)
La atmósfera en la bodega era tan sofocante que parecía intensificarse con cada crujido de los tablones. A medida que avanzaba, el capitán percibía cómo el aire enrarecido y el eco de las botellas golpeándose al ritmo de sus pasos hacían que el espacio se sintiera cada vez más cerrado. Cuando el fino hilo de una trampa improvisada se reflejó entre las sombras, y tras desmontarla con cautela, un dial apareció. Un artefacto rudimentario, sin etiquetas ni pistas sobre su funcionamiento. El capitán lo guardó, reconociendo que quizá fuese útil en el inminente enfrentamiento.
A medida que se internaban en la oscura bodega, el capitán pudo ver mejor las figuras en medio de la penumbra, humanas en apariencia, pero deformes; parecían estatuas de transición entre formas de pez y humano, un extraño y macabro tributo al cambio y la evolución, supuso. Su repulsión hacia aquellos a quienes enfrentaban crecía, pero algo entre las sombras llamó aún más su atención. Oculta entre barriles, una sirena los observaba, aterrada. Con el rostro manchado de tinta y manos ensangrentadas, se aferraba a una botella como si de su última esperanza se tratara. Era evidente que había luchado desesperadamente, y que cada segundo en ese oscuro y frío calabozo la había acercado a la rendición. El pirata comprendió con claridad que no era solo una cautiva; para sus captores, era un objeto, un exótico tesoro destinado a quienes solo valoran lo que pueden comprar.
Con pasos mesurados y una voz firme, el capitán se acercó a la sirena, intentando calmar el miedo que aún reflejaban sus ojos.
—Tranquila, no te haremos daño. Soy Silver, capitán de esta tripulación —se presentó en un tono bajo y seguro. Con la intención de ganar su confianza, mostrarle que estaba ahí para ayudar. La neutralidad de su voz no ocultaba el profundo desprecio que sentía por quienes la habían reducido a un simple trofeo—. Dime, ¿quién eres? ¿Qué te han hecho?
De pronto, una intensa vibración recorrió su cuerpo, como si una presencia mucho más oscura y poderosa hubiese entrado en escena. El aura que se desplegaba ahora desde la cubierta era imponente, de una intensidad amenazante que superaba cualquier otra fuerza que hubiesen enfrentado hasta entonces. Dirigió una mirada a sus compañeros, y sus palabras fueron tan resueltas como el desafío que los esperaba.
—Hay alguien más en el barco, y no tardará en alcanzarnos. Su presencia es... peligrosa —no se extendió mucho en detalles, pues no quería perder tiempo y confiaba en que sus compañeros le entendiesen sin necesidad de muchas palabas—. Balagus, Marvolath, aseguraos de vigilar las escaleras. Revisad cada rincón de esta sala; cualquier cosa pueda servirnos. —indicó, entregando a continuación el dial a Marvolath—. Échale un vistazo a esto; tus conocimientos quizá nos den una ventaja.
Mientras sus compañeros seguían las instrucciones, el capitán volvió dirigirse a la sirena. Las heridas en sus nudillos y el temblor de sus manos le revelaban la brutalidad de su cautiverio. Silver tomó aire y, manteniendo la vista fija en ella, insistió con firmeza.
—Te sacaremos de aquí —su voz fue más suave, aunque con una preocupación sincera—. ¿Que llevas en esa botella?
Se arrodilló lentamente, mientras en su mente la cuenta regresiva para el encuentro con el recién llegado resonaba con fuerza, obligándolo a mantenerse listo y alerta a cada movimiento y cada palabra.
A medida que se internaban en la oscura bodega, el capitán pudo ver mejor las figuras en medio de la penumbra, humanas en apariencia, pero deformes; parecían estatuas de transición entre formas de pez y humano, un extraño y macabro tributo al cambio y la evolución, supuso. Su repulsión hacia aquellos a quienes enfrentaban crecía, pero algo entre las sombras llamó aún más su atención. Oculta entre barriles, una sirena los observaba, aterrada. Con el rostro manchado de tinta y manos ensangrentadas, se aferraba a una botella como si de su última esperanza se tratara. Era evidente que había luchado desesperadamente, y que cada segundo en ese oscuro y frío calabozo la había acercado a la rendición. El pirata comprendió con claridad que no era solo una cautiva; para sus captores, era un objeto, un exótico tesoro destinado a quienes solo valoran lo que pueden comprar.
Con pasos mesurados y una voz firme, el capitán se acercó a la sirena, intentando calmar el miedo que aún reflejaban sus ojos.
—Tranquila, no te haremos daño. Soy Silver, capitán de esta tripulación —se presentó en un tono bajo y seguro. Con la intención de ganar su confianza, mostrarle que estaba ahí para ayudar. La neutralidad de su voz no ocultaba el profundo desprecio que sentía por quienes la habían reducido a un simple trofeo—. Dime, ¿quién eres? ¿Qué te han hecho?
De pronto, una intensa vibración recorrió su cuerpo, como si una presencia mucho más oscura y poderosa hubiese entrado en escena. El aura que se desplegaba ahora desde la cubierta era imponente, de una intensidad amenazante que superaba cualquier otra fuerza que hubiesen enfrentado hasta entonces. Dirigió una mirada a sus compañeros, y sus palabras fueron tan resueltas como el desafío que los esperaba.
—Hay alguien más en el barco, y no tardará en alcanzarnos. Su presencia es... peligrosa —no se extendió mucho en detalles, pues no quería perder tiempo y confiaba en que sus compañeros le entendiesen sin necesidad de muchas palabas—. Balagus, Marvolath, aseguraos de vigilar las escaleras. Revisad cada rincón de esta sala; cualquier cosa pueda servirnos. —indicó, entregando a continuación el dial a Marvolath—. Échale un vistazo a esto; tus conocimientos quizá nos den una ventaja.
Mientras sus compañeros seguían las instrucciones, el capitán volvió dirigirse a la sirena. Las heridas en sus nudillos y el temblor de sus manos le revelaban la brutalidad de su cautiverio. Silver tomó aire y, manteniendo la vista fija en ella, insistió con firmeza.
—Te sacaremos de aquí —su voz fue más suave, aunque con una preocupación sincera—. ¿Que llevas en esa botella?
Se arrodilló lentamente, mientras en su mente la cuenta regresiva para el encuentro con el recién llegado resonaba con fuerza, obligándolo a mantenerse listo y alerta a cada movimiento y cada palabra.
KENB401
KENBUNSHOKU
Haki básico
Tier 4
No Aprendida
7
2
Permite al usuario percibir con precisión la presencia de otros seres vivos en un área, siendo capaz de apreciar las emociones muy fuertes que exterioricen como un sufrimiento fuerte o un gran instinto asesino, etc. Si lo activa puede anticiparse a un ataque obteniendo para ello un bono de +5 [Reflejos].
Área: [VOLx12] metros. +5 [REF]