Masao Toduro
El niño de los lloros
29-10-2024, 01:30 AM
(Última modificación: 31-10-2024, 12:02 AM por Masao Toduro.)
—Ojalá que llueva café— canturreaba en la cocina mientras ultimaba de preparar la bandeja de metal —Ojalá que llueva café en el campo… Peinar un alto cerro 'e trigo y mapuey… Baja' po' la colina de arroz graneado… Y continua' el arado con tu quere'— y es que no había nada que entrará tan bien como cafelito, o una taza de chocolate calentito con menta en el caso del “arranque”, ya fuera un día de lluvia gorda o para una buena sobremesa con unos buenos cantes.
Entonces con una bandeja de con seis cafés y un chocolatito, una botella con un “güisqui” irlandés, “pa quien quisiera desinfectar la cucharilla del azúcar”, como solía decir su abuelo en la tasca de la esquina.
Yo todavía no tenía muy claro por qué estaban allí, al parecer había unos tíos que traficaban con peces, pero no tenía del todo claro porque los detenían, les había caducado la licencia, ¿Había que montar semejante cirio por unos pescadores? ¿Desde luego ahí había algo que apestaba y no era el pescado, ni tampoco el chocolate con menta? ¿Tal vez traficarán con chocolate del malo? ¿O sería fariña? ¿O tal vez maría de la que no era la virgen? En fin, no estaba muy puesto en las tendencias narcóticas de aquellos mares, y tampoco le interesaba mucho más allá de lo estrictamente profesional, ya no estaba en el negocio después de todo. Pero bueno fijo que sería como en aquellas pelis de polis que tanto le gustaban, investigar, zurrar a un tío malo con un parche en el ojo y a otra isla mariposa, y así hasta que acabará la primera temporada y les dijeran si sacaban una segunda.
—Buenas noches, con su permiso- dijo mientras evitaba a un par de marines que iban por el pasillo, los cuales se quedaron extrañados, tal vez fuera por lo andares o tal vez era por la canción que tarareaba.
—Señores con permis— arrancó mientras dejaba la bandeja en la mesa de la reunión y una lámpara traicionera le terminará de dar una colleja, dándole una buena hostia.
La conversación ya estaba empezada, y estaban todos, así que como de costumbre tuvo que hacer uso de sus grandes dotes detectivescas para enterar de lo que discutía la unidad especial a la que pertenecía ¿Eso lo convertía en el Special One? Posiblemente. Bueno, ya estaba otra vez desviándose del tema, al parecer el grupo estaba discutiendo el hecho de hacer una incursión nocturna, yo por mi parte no tenía mucho problema, durante su juventud había estado acostumbrado a colar contrabando en su barrio de tres hermanas a altas horas de la noche, tanto por mar como por tierra, por lo que su cuerpo estaba atenuado a ese tipo de operaciones.
—Bueno, picha, con tu cara no te tieneh que esforzar muzo, monstruo— le replicó al moro antes de comenzar a descojonarse —Yo poh mi parte me da igua, así que lo que decidai vosotros que pa algo habéis estudiao— finalizó muy convencido de su argumento, mientras se sentaba y se levaba la mano a la zona del golpe, palpándose la zona, en fin, tan cabeza hueca no sería si le dolía tanto —Yo he preparado unas rasiones y un picoteo por si se nos alarga la cosa— comentó haciendo referencia a los petates que había preparado y que tenía listo en la cocina, no era gran cosa, unos termos con un buen caldito de cocido reposado varias noches pa que chupara bien el sabor del hueso de jamón, unas raciones de migas con condimentos variados acordes a los gustos de cada miembro de la brigada, y una variedad de frutos secos y fruta por si necesitaban algún picoteo así rápido.
Mientras se tomaba cayó en una cosa, aunque lo mismo sus compañeros lo habían mencionado antes.
—A tooooh esto, lo mismo nos rentaba esconder el barco en alguna cala o algo así escondida, máh que nada por no perder el factor sorpresa, aunque no se si con la tormenta se podrá aser mucho, yo cuando traficaba con cachis uzábamos una barquita chiquita azín— decía mientras hacia un gesto con las manos con su caracteristico acento cerrado del sur —Y ezo se escondía en cualquieh lao, no ze, habéis visto que ha dicho el tio del tiempo, por sabeh si la tormenta no va a ocultar un par de día mah— finalizó antes de comenzar a hurgarse en la nariz, hostia aquella pelotilla era gorda.
Una vez que se terminará el café y dieran por finalizada la reunión, recogería los bártulos, pasaría por su camarote, haría una serie de "burpees", se lavaría e iría a cargar las raciones preparadas en la mochila y se reuniría con el grupo.
Entonces con una bandeja de con seis cafés y un chocolatito, una botella con un “güisqui” irlandés, “pa quien quisiera desinfectar la cucharilla del azúcar”, como solía decir su abuelo en la tasca de la esquina.
Yo todavía no tenía muy claro por qué estaban allí, al parecer había unos tíos que traficaban con peces, pero no tenía del todo claro porque los detenían, les había caducado la licencia, ¿Había que montar semejante cirio por unos pescadores? ¿Desde luego ahí había algo que apestaba y no era el pescado, ni tampoco el chocolate con menta? ¿Tal vez traficarán con chocolate del malo? ¿O sería fariña? ¿O tal vez maría de la que no era la virgen? En fin, no estaba muy puesto en las tendencias narcóticas de aquellos mares, y tampoco le interesaba mucho más allá de lo estrictamente profesional, ya no estaba en el negocio después de todo. Pero bueno fijo que sería como en aquellas pelis de polis que tanto le gustaban, investigar, zurrar a un tío malo con un parche en el ojo y a otra isla mariposa, y así hasta que acabará la primera temporada y les dijeran si sacaban una segunda.
—Buenas noches, con su permiso- dijo mientras evitaba a un par de marines que iban por el pasillo, los cuales se quedaron extrañados, tal vez fuera por lo andares o tal vez era por la canción que tarareaba.
—Señores con permis— arrancó mientras dejaba la bandeja en la mesa de la reunión y una lámpara traicionera le terminará de dar una colleja, dándole una buena hostia.
La conversación ya estaba empezada, y estaban todos, así que como de costumbre tuvo que hacer uso de sus grandes dotes detectivescas para enterar de lo que discutía la unidad especial a la que pertenecía ¿Eso lo convertía en el Special One? Posiblemente. Bueno, ya estaba otra vez desviándose del tema, al parecer el grupo estaba discutiendo el hecho de hacer una incursión nocturna, yo por mi parte no tenía mucho problema, durante su juventud había estado acostumbrado a colar contrabando en su barrio de tres hermanas a altas horas de la noche, tanto por mar como por tierra, por lo que su cuerpo estaba atenuado a ese tipo de operaciones.
—Bueno, picha, con tu cara no te tieneh que esforzar muzo, monstruo— le replicó al moro antes de comenzar a descojonarse —Yo poh mi parte me da igua, así que lo que decidai vosotros que pa algo habéis estudiao— finalizó muy convencido de su argumento, mientras se sentaba y se levaba la mano a la zona del golpe, palpándose la zona, en fin, tan cabeza hueca no sería si le dolía tanto —Yo he preparado unas rasiones y un picoteo por si se nos alarga la cosa— comentó haciendo referencia a los petates que había preparado y que tenía listo en la cocina, no era gran cosa, unos termos con un buen caldito de cocido reposado varias noches pa que chupara bien el sabor del hueso de jamón, unas raciones de migas con condimentos variados acordes a los gustos de cada miembro de la brigada, y una variedad de frutos secos y fruta por si necesitaban algún picoteo así rápido.
Mientras se tomaba cayó en una cosa, aunque lo mismo sus compañeros lo habían mencionado antes.
—A tooooh esto, lo mismo nos rentaba esconder el barco en alguna cala o algo así escondida, máh que nada por no perder el factor sorpresa, aunque no se si con la tormenta se podrá aser mucho, yo cuando traficaba con cachis uzábamos una barquita chiquita azín— decía mientras hacia un gesto con las manos con su caracteristico acento cerrado del sur —Y ezo se escondía en cualquieh lao, no ze, habéis visto que ha dicho el tio del tiempo, por sabeh si la tormenta no va a ocultar un par de día mah— finalizó antes de comenzar a hurgarse en la nariz, hostia aquella pelotilla era gorda.
Una vez que se terminará el café y dieran por finalizada la reunión, recogería los bártulos, pasaría por su camarote, haría una serie de "burpees", se lavaría e iría a cargar las raciones preparadas en la mochila y se reuniría con el grupo.