Hay rumores sobre…
... una plaga de ratas infectadas por un extraño virus en el Refugio de Goat.
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[Común] [C-Presente] Mareas de cambio / Octojin
Octojin
El terror blanco
Octojin, con la mirada perdida en el rostro de Asradi, dejó que sus palabras resonaran en su mente. Sentía una mezcla de emoción y nerviosismo, sabiendo que ambos estaban a punto de emprender caminos diferentes. De separarse después de todo lo vivido. Llegaba el momento triste que nadie quería. Cuando ella le dio aquel beso suave y cálido en los labios, su corazón, duro como la roca en tantas batallas, se estremeció. Para un guerrero del mar como él, siempre acostumbrado a la soledad y a la crudeza de la vida, era un sentimiento extraño, pero poderoso. Estaba dispuesto a esperar lo que fuera necesario para poder volver a verla. Pero tenía claro que ese momento llegaría. Estaba seguro.

Mientras el gyojin mantuvo los ojos cerrados, buscando calma y recordando cada instante que había pasado con Asradi, una leve sonrisa se dibujó en su rostro. No quería perder ni un solo detalle de esos recuerdos. Notó la mirada de ella sobre él, y cuando volvió a abrir los ojos, se encontró con esa sonrisa cariñosa que le desarmaba. Aquella era una extraña sensación con la que deseó despertar cada día. Pero no era posible, al menos por el momento. La sirena parecía iluminada por una luz especial, como si el simple hecho de mirarla pudiera hacer desaparecer sus temores.

La voz de Asradi rompió el silencio, en un tono suave pero divertido. Cuestionó la manera en la que tenía que llamarle la siguiente vez que se viesen, con esa risa melodiosa que tanto le gustaba.

Él se inclinó hacia ella, esbozando una sonrisa tímida. Quiso seguirle el juego.

—Bueno, la marina tiene sus jerarquías —respondió—. Al principio, solo seré un simple soldado raso. Uno más entre muchos. Pero, si me esfuerzo lo suficiente, ojalá la próxima vez que nos encontremos ya haya ascendido a sargento. Sería una buena señal de que estoy avanzando, ¿no crees? —Sus palabras eran sinceras. Sabía que el camino en la marina sería duro, pero quería lograrlo. Y si eso significaba que Asradi pudiera sentirse orgullosa de él, entonces todo valdría la pena.

—Eso sí —añadió—, ojalá mi destino quede cerca de Loguetown. Si es así, podrías venir a verme cuando todo esté arreglado. Sería un increíble momento para celebrar. Te aseguro que si me avisas, tendré una mesa reservada para nosotros en esta misma taberna. O pediré el traslado si te has asentado en otro sitio. Lo que sea por estar juntos —La idea de un reencuentro en el mismo lugar, con las mismas risas y miradas, le llenaba de esperanza.

Justo en ese momento, llegó la comida. Octojin sintió el aroma de los platos, que llenaba el aire con una mezcla de especias y sabores intensos. Sonrió con complicidad a Asradi y, antes de que ella empezara, le acercó su plato para que probara.

—Anda, prueba esto. Es especial de la casa, y seguro que te va a gustar. No es tanto el sabor de la carne en sí, sino las especias que usan. Es una explosión de sabores en la boca —Esperó a ver su reacción, con una chispa de emoción en sus ojos, esperando que fuera de su agrado.

Octojin se sentiría satisfecho si lo probaba. Quería compartir ese momento de alegría simple, de comida y compañía, sin prisas ni preocupaciones. Levantó su jarra de cerveza, invitándola a hacer lo mismo. Aunque el motivo fuese triste en parte, también estarían celebrando todo lo ocurrido. Así que no se le ocurría un mejor motivo por el cual chocar sus jarras.

—Un brindis, Asradi, por nosotros —dijo con un tono solemne—. Y por el día en que volvamos a encontrarnos. —Chocarían las jarras tras ello si la sirena no tenía nada más que añadir, y Octojin bebería un largo trago, saboreando el amargo y refrescante sabor de la cerveza.

El tiburón comenzó a comer de manera pausada, degustando cada bocado con calma, como si quisiera prolongar ese instante. Más por la compañía que por el sabor en sí. Sabía que al final de ese día, ambos tendrían que seguir sus propios caminos, pero mientras comía junto a Asradi, se permitió olvidar por un momento las dificultades que les aguardaban, a cada uno por separado.

—Nunca pensé que desearía que un día no se acabara nunca —murmuró, más para sí mismo que para ella. Pero sabía que Asradi lo había oído.

Comieron en silencio durante un rato, ambos absortos en sus propios pensamientos, disfrutando de cada instante. Con la boca llena tampoco era fácil hablar. Cada vez que levantaba la vista, el escualo veía el reflejo de una sonrisa en el rostro de Asradi, una expresión tranquila, como si también quisiera aferrarse a ese momento. El bullicio de la taberna y el ruido de la gente a su alrededor parecían desvanecerse, dejando solo una burbuja de paz y serenidad entre ellos.

Finalmente, cuando terminaron de comer, Octojin apoyó sus codos en la mesa y miró a Asradi con una mezcla de cariño y determinación. Cada minuto que pasaba estaban más cerca de decirse adiós. Y el tiburón juraría que el tiempo estaba pasando más rápido que de costumbre.

—Sé que ambos tenemos caminos difíciles por delante, y que esto no será fácil —dijo, con la voz cargada de sinceridad—. Pero pase lo que pase, recordaré este día. Y lucharé para que nos reencontremos.

Sus ojos brillaban con una mezcla de emoción y resolución. No necesitaban muchas palabras para comprender que ambos estaban dispuestos a hacer cualquier cosa por volver a verse. El tiburón tomó una respiración profunda y dejó que sus pensamientos vagaran hacia el futuro, hacia ese día en el que pudiera recibirla como alguien más que un simple soldado raso, como alguien que había crecido y se había fortalecido. Como aquél hombre que la sirena merecía.
#58
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[C-Presente] Mareas de cambio / Octojin - por Asradi - 24-09-2024, 06:24 PM
RE: [C-Presente] Mareas de cambio / Octojin - por Octojin - 29-10-2024, 11:05 AM

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