Juuken
Juuken
29-10-2024, 01:52 PM
Día 50 de Verano del año 724
Isla Demontooth
Isla Demontooth
Al fin podíamos tener algo de tranquilidad. El día no estaba siendo el mejor, pero tampoco resultaba excesivamente malo. El viento matutino había soplado con fuerza, las velas recogidas goteaban del rocío que se había extendido por la noche, dejando la cubierta llena de pequeñísimos charcos por todas partes. En alta mar siempre había algo de agua que acababa regando, pero por las noches era más común encontrarse la embarcación así. Si no fuera porque dormimos a resguardo, amaneceríamos empapados y calados de arriba abajo.
Me volví mirando a Gretta, por suerte para ella había un compartimento lo suficientemente grande para ella, o eso pensaba, pues siempre estaba entrando a la bodega, pero estaba seguro que, de no tener, ya nos habriamos encargado que Qazan lograse habilitar algo para ella. Parecía que a veces esos dos se llevaban bien, aunque otras veces parecía que se querían matar. Sin ir mas lejos, le había dicho hacia escasos instantes que molestaba, que se apartase. Me pareció entrever una expresión que mezclaba un odio atroz con algún tipo de rencor que desconocía. Nunca estaba seguro si esos dos iban a darse un abrazo o a destrozarse a puñetazos.
Lance se había marchado, todavía no sabía donde ni si se había ido a solas o acompañado. Le gustaba ver el pueblo, conocer las calles y saber de los posibles problemas. Dada la naturaleza de nuestras ultimas aventuras, ya no quiere dejar nada al azar. O eso entendí de su actitud. Había días que se volvía una persona poco habladora, tal vez porque debido a los problemas que tuvimos en Momobami sienta algo más de responsabilidad de cara a nosotros. Ese día Goku llegó bastante maltrecho de esa pequeña excursión que acabó de una forma un poco abrupta, pero fue de agradecer el lograr emerger de aquella montaña, aunque hubiera sido de esa forma. También tuvimos problemas con Shiro, aunque no se si problemas sería el término correcto.
Nuestro compañero peliblanco sintió que debía continuar él solo su viaje. Nos opusimos todos, salvo Goku que todavía no había llegado, no obstante decidimos respetar su deseo y permitirle proseguir su búsqueda en solitario, con la condición de que nos volvieramos a encontrar lo antes posible. Mi intención era simple, cuando pase un tiempo, probablemente en la próxima estación, o tal vez a la siguiente, dependiendo de lo que quiera la tripulación, propondría volver a la isla, ir a Momobami de nuevo y buscarle. Por lo menos si no sabíamos nada de él por entonces. No pensaba dejar abandonado a un compañero, sobre todo si temiese que estuviera en peligro.
Habíamos llegado a esta nueva isla hacia unos pocos días, y habíamos conocido también a alguien. Se trataba de un ser con un gran pelaje, similar a Gretta, pero mucho más pequeño y negro, y sin esos colmillos en la boca. Este más bien era como esos gatos callejeros que iban por las calles de los pueblos. Se hacia llamar Teruyoshi, y era uno de esos humanoides animal. En un principio sentí que no quería que estuviera con nosotros, mi primer impulso fue pensar que estábamos sustituyendo a Shiro como Teruyoshi, y me negaba a aceptar ese hecho como si fuese real, no obstante comprendí que podía no tener nada que ver. Sencillamente resultó ser un mink agradable, aunque a mi parecer era más gracioso que agradable. Pero intentaba que no se me notase.
De pronto noté un sonido peculiar, el mar se movía con un suave oleaje, pero se notaba que se intensificaba el sonido de las olas golpeando contra el casco. Cuando la mar se encuentra en calma, cualquier pequeña perturbación puede provocar que se llame bastante la atención, y eso desde luego indicaba que había algo, o alguien, cerca. Me acerqué a la barandilla del casco y pude ver a una persona en un bote pasando cerca de nosotros. Ese hombre parecía estar intentando llamar nuestra atención, y tan pronto como me vio, observando hacia su dirección, comenzó a hablar.
-¡Oíd chicos, si venís por el rumor del tesoro será mejor que lo penséis dos veces, últimamente la jungla se ha vuelto muy peligrosa e incluso buenos discípulas de nuestros dojos no han vuelto investigando los rumores, será mejor que no intentéis imprudencias y atraquéis en el puerto de la aldea!
-¡Gracias por el consejo! -Respondí a ese hombre saludando con la mano.- No tema por nosotros.
Pensé que igual esas palabras no serían bien recibidas. Sabía que Gretta todavía se pasaba refunfuñando sobre lo ocurrido en la isla de Momobami, y el pretexto para acudir a ese lugar fue ese precisamente el mismo, una búsqueda de tesoro. Había corrido el rumor de que un gran tesoro descansaba allí, y al final sí que lo hubo, pero fue toda una odisea, al poco de entrar ya estábamos queriendo salir de allí a toda costa. Nos encontramos con gente muy variada, obtuvimos una buena cantidad de dinero, eso debía de ser lo que se consideraba el tesoro. Sinceramente, era la primera vez que veía algo así, tan llamativo y tan brillante.
Llevé la mano a mi bolsillo, extrayendo una de esas pequeñas piedras que me quedaban, había estado examinándola, el tacto me decía que era exactamente el mismo material del que cubría mi cuerpo, pero seguía sin saber de qué se trataba. Me giré hacia mis compañeros, igual ellos podían saber que era. Sería una situación un tanto extraña, les preguntaría por si sabían que era aquello con lo que cubría mi cuerpo. Deberían pensar que soy estúpido, aunque probablemente la mayoría ya lo piense. No era mi culpa haber desconocido todo lo que el mundo podía llegar a ofrecer hasta hacia relativamente poco.
-A mi no amienaces eh, ¡TE MATO!
La amenaza de Gretta al pescador del bote me devolvió a la realidad. Ese hombre se vio algo intimidado, me quedé mirando a Gretta, juraría que no nos había amenazado, no obstante a veces también tenía la sensación de que Gretta se imaginaba las cosas que decía la gente. Tal vez su vida le había llevado a desconfiar naturalmente de las personas, si eso era así, no era quién para decirle nada. En cierto modo la entendía perfectamente. Me acerqué a ella tranquilamente.
-Tampoco creo que se atreva mucho a amenazarte, Gretta. Ni medio manotazo te aguanta un hombre así -dije para tratar que se calmara.
Habíamos acordado en salir y explorar un poco la isla, nos habíamos pasado esos días más relajados, recuperándonos de los hechos en Momobami y asimilando todo lo ocurrido con Shiro y los demás. Ahora estábamos Gretta, Goku, Teruyoshi y yo, que íbamos a salir a explorar un poco la isla. En un principio, yo no iba a marchar junto a ellos, pero al igual que Lance, me sentía responsable de estas gentes también. Puede que mi aspecto hiciera que me tomasen por un simple niño que no es capaz de hacer gran cosa, con un cuerpo débil y hasta de aspecto quebradizo, no obstante creí haberles demostrado lo capaz que podía llegar a ser, de camino a la isla Momobami hice un entrenamiento con Qazan, y aunque todos estaban seguros de que el resultado se decidiría en un momento, la situación fue completamente distinta a lo que esperaban. Pero eso no implicaba que no confiase en la fuerza de mis compañeros, simplemente no quería estar en el barco relajándome, con la posibilidad de que ellos estuvieran en peligro. Prefería arriesgarse y luchar con ellos a que pasaran por graves aprietos.
Goku había bajado del barco y ahora estaría por la zona de los árboles. Gretta dio un salto por la borda, llegando a tierra firme, el barco se zarandeó entero con su salto. Suspiré. Algún día le acabará dando excesivo trabajo a Qazan arreglando el barco. Ahora el gyojin creo que estaba haciendo reparaciones en el propio navío. Me fui a asomar por donde Gretta habia saltado, nuestro nuevo compañero se lanzó también al aire, concretamente a posarse sobre los hombros de Gretta. Sonreí con un deje de alivio. Gretta también parecía haber sido muy cercana a Shiro, tal vez la integración de Teruyoshi a la tripulación sirva para aplacar un poco ese dolor por su pérdida. Esperaba que asi fuera.
Pude escucharles murmurar, escuché mi nombre y al momento Gretta comenzó a reírse a su particular modo. El hombre de la barca nos había dicho que lo mejor sería que atracásemos en el puerto de la aldea. Creo que el capitán había preferido asentarse ahí hasta estar seguros de que no haya peligro. Los dos últimos sitios que hemos estado, nos ha tocado salir rápidamente, en Kilombo y en Momobami acabamos saliendo con prisas de la isla, y me parecía bien asegurarnos antes de hacer nada que pudiera ser imprudente. Solo esperaba que la decisión de atracar donde estábamos no fuese la opción imprudente. Por suerte teníamos a Qazan cuidando del propio barco.
Bajé del barco, llegando a ubicarme al lado de Gretta y Teruyoshi, justamente cuando Goku llegó a decirnos algo que, francamente, me dejó bastante sorprendido. ¿Quién podría tener razones para querer hacer algo así contra Goku? No lo comprendía, pero obviamente no iba a dejar que le hicieran nada a ningún compañero.
-¿Me ayudarían a encontrarlo primero y eliminarlo? Es algo sencillo.
-Que lo intente si se atreve -respondió Teruyoshi sin apenas dar tiempo para analizar lo que nos había pedido-. Si osa a tocarte un solo pelo… lo troceamos y hago un estofado con él.
-Seniala cuando veas y nosotros enquiargamos ah -Gretta también se sumó a la amenaza, tampoco esperaba menos de ella, conociéndola.
-Cuenta con nosotros, Goku.
Con esas comenzamos a avanzar, pero no dejaba de pensar en lo intrigante que me resultaba esto. Sentía mucha curiosidad por saber quién sería el que querría matar a Goku y, sobre todo, cómo lo sabía. Me acerqué a él cuando íbamos más hacia adelante, me esperé a comprobar algún momento que no estuviera tan alto trepando y le pedí que bajara. Cuando estuvo cerca de mí le pregunté sin rodeos.
-Goku. ¿Por qué iban a querer matarte? Quiero decir, eres buena gente. No entiendo por qué alguien querría matarte a tí -hice una pequeña pausa donde aguarde por su respuesta, a lo cual también agregaría después.- Y también. ¿Cómo sabes que ese estará aquí? A ver, se que has tenido tu vida antes de estar con nosotros, de hecho llevamos poco tiempo juntos, pero si ya antes habías estado en esta isla nos lo podías haber dicho y dábamos un rodeo, compañero. Tampoco quiero que nos pongamos en peligro sabiendo que podemos evitarlo. Pero no te preocupes, estamos los tres contigo.
Pare cuando me quise dar cuenta de que igual estaba hablando mucho, mientras decía eso había desconectado por completo, no me había fijado si en mitad de ese monólogo me había dicho algo en concreto. Cosa que ahora me avergonzaría conocer.