Byron
Hizashi
29-10-2024, 02:40 PM
El muchacho observaba ansioso su mano posada sobre aquella mesa caoba. Los nervios se arremolinaban en su pecho al entender que lo que se encontraba tras aquella mano, era su última oportunidad de conseguir traer de vuelta el preciado Duck Duck Go nº1, al ver como aquellas hienas sedientas de sangre lúdica aumentaban las cifras de su apuesta. El joven espadachín, se encontraba bajo mínimos, era consciente que aquella apuesta podría ser su última jugada, y no le quedaría más remedio que volver con el rabo entre las piernas. Tragó saliva en el momento que una gota de sudor recorrió su frente hasta la punta de su nariz, decidido a desvelar los dados que ocultaba su palma, pero algo le hizo esperar, un detalle sin importancia que le hizo ver el posible peligro inminente y hacerlo más consciente de donde se encontraba. Aquella hermosa mujer, lo había llamado por su nombre.
Unos segundos de demora, de espera y tensión, con la mirada desencajada fija en la mujer rubia de voluptuosos pechos, quien se encontraba completamente sumergida en el juego y observaba de cerca como poco a poco el capitán pirata, retiraba su mano dejando ver que se encontraba oculto tras ella. Sabían su nombre, sabían de quién se trataba desde el momento en el que puso un pie en aquella sala, y por anteriores declaraciones, el joven de pelo violáceo podía asumir que sabían de parte de quien venía, si tenían ese tipo de información de un don nadie, definitivamente eran peligrosos. En aquel momento agradecía al cielo por no haber mostrado aquella tarjeta y haberse hecho pasar en presencia de estos tres por alguien más importante, quizás de haberlo hecho, su garganta estaría expuesta en el centro de la mesa.
Aun así, después de aquellos pequeños instantes de incertidumbre e intranquilidad, volvió a su fachada segura, manteniendo la compostura, llevando su mirada a la tirada resultante.
Suspiró, viendo su cuello salvado por el momento, e hizo gala de su carisma haciendo un comentario en caso de que alguno de los presentes se hubiese dado cuenta de ese repentino cambio en su semblante durante el intercambio de palabras anterior.
- Eso ha sido tenso... Por un momento pensé que solo iba a hacer cuatro miserables apuestas e irme a casa... Aunque tengo que reconocer, que lo que más ha hecho palpitar mi corazón es que una mujer de su calibre pronuncie y conozca mi nombre, siempre es agradable para el oído que una linda voz se dirija a ti... Hie, hie, hie...- Rio complacido por aquello que acababa de relatar. - Definitivamente que el mayor tesoro de esta sala sepa quien soy es el mayor premio que podría tener ¡hiehiehie! Supongo que por esto, hoy me llevaré premio doble...- Dijo recogiendo las fichas ganadas de la anterior tirada y dejando en claro que estaba decidido a seguir con el juego y ganar.
Dio otra calada a su pipa, una vez recogidas sus ganancias, y guiñó el ojo de forma juguetona hacía la resplandeciente mujer, sintiéndose como gesto cómplice, pero sin llegar a formalizar un claro interés real de cortejo, como un piropo fugaz. Viendo que, el intrépido vaquero anunciaba su nueva tirada, carraspeó la garganta, centrándose de nuevo en el juego y dejando ese "coqueteo" de lado para seguir en lo verdaderamente importante.
Viendo las fichas del mink koala rosa, este hombre, le hizo la observación de que ya era el momento de sacar lo que tanto había comentado. Ante sus ojos, Byron pudo ver finalmente su objetivo, aquello que había venido a buscar por petición de aquel capitán marine, un pequeño maletín rojizo fue expuesto a la sala y tirado encima de la mesa. Lo tenía ahí, prácticamente podía olerlo, delante de su pequeña nariz y sus ojos amatista, se mantuvo sereno, mirando la alegría del viejales de rasgos afilados al sacar lo que parecía ser el premio gordo. Y entonces, mientras de forma dramática se encendía un cigarro, masculló que no aceptaría apuestas menores a 20 millones de berries.
- ¡¿QUÉ?! ¿¡20 MILLONES POR ALGO QUE NO SÉ NI QUÉ ES?! Date algo de información por lo menos.- Y volvió a dar una calada, mientras escuchaba al resto dar el número que creían que saldría.- Joder, ¿así a ciegas? En fin, imagino que merecerá la pena... Una lástima solo tengo 8 millones, ¿algo que pueda hacer para participar? ¿Un préstamo o algo así? En fin... Como dije, hoy estoy apostando mi vida, así en caso de fallar Komula... Supongo que podremos llegar a un acuerdo sobre como saldar la deuda.- Dijo mirándolo fijamente. - Y si no, no tomes en cuenta esto... Es un 9. - Y esperó pacientemente que aquellos brazos de chapa desvelasen lo que ocultaban.
Unos segundos de demora, de espera y tensión, con la mirada desencajada fija en la mujer rubia de voluptuosos pechos, quien se encontraba completamente sumergida en el juego y observaba de cerca como poco a poco el capitán pirata, retiraba su mano dejando ver que se encontraba oculto tras ella. Sabían su nombre, sabían de quién se trataba desde el momento en el que puso un pie en aquella sala, y por anteriores declaraciones, el joven de pelo violáceo podía asumir que sabían de parte de quien venía, si tenían ese tipo de información de un don nadie, definitivamente eran peligrosos. En aquel momento agradecía al cielo por no haber mostrado aquella tarjeta y haberse hecho pasar en presencia de estos tres por alguien más importante, quizás de haberlo hecho, su garganta estaría expuesta en el centro de la mesa.
Aun así, después de aquellos pequeños instantes de incertidumbre e intranquilidad, volvió a su fachada segura, manteniendo la compostura, llevando su mirada a la tirada resultante.
Cita:
Suspiró, viendo su cuello salvado por el momento, e hizo gala de su carisma haciendo un comentario en caso de que alguno de los presentes se hubiese dado cuenta de ese repentino cambio en su semblante durante el intercambio de palabras anterior.
- Eso ha sido tenso... Por un momento pensé que solo iba a hacer cuatro miserables apuestas e irme a casa... Aunque tengo que reconocer, que lo que más ha hecho palpitar mi corazón es que una mujer de su calibre pronuncie y conozca mi nombre, siempre es agradable para el oído que una linda voz se dirija a ti... Hie, hie, hie...- Rio complacido por aquello que acababa de relatar. - Definitivamente que el mayor tesoro de esta sala sepa quien soy es el mayor premio que podría tener ¡hiehiehie! Supongo que por esto, hoy me llevaré premio doble...- Dijo recogiendo las fichas ganadas de la anterior tirada y dejando en claro que estaba decidido a seguir con el juego y ganar.
Dio otra calada a su pipa, una vez recogidas sus ganancias, y guiñó el ojo de forma juguetona hacía la resplandeciente mujer, sintiéndose como gesto cómplice, pero sin llegar a formalizar un claro interés real de cortejo, como un piropo fugaz. Viendo que, el intrépido vaquero anunciaba su nueva tirada, carraspeó la garganta, centrándose de nuevo en el juego y dejando ese "coqueteo" de lado para seguir en lo verdaderamente importante.
Viendo las fichas del mink koala rosa, este hombre, le hizo la observación de que ya era el momento de sacar lo que tanto había comentado. Ante sus ojos, Byron pudo ver finalmente su objetivo, aquello que había venido a buscar por petición de aquel capitán marine, un pequeño maletín rojizo fue expuesto a la sala y tirado encima de la mesa. Lo tenía ahí, prácticamente podía olerlo, delante de su pequeña nariz y sus ojos amatista, se mantuvo sereno, mirando la alegría del viejales de rasgos afilados al sacar lo que parecía ser el premio gordo. Y entonces, mientras de forma dramática se encendía un cigarro, masculló que no aceptaría apuestas menores a 20 millones de berries.
- ¡¿QUÉ?! ¿¡20 MILLONES POR ALGO QUE NO SÉ NI QUÉ ES?! Date algo de información por lo menos.- Y volvió a dar una calada, mientras escuchaba al resto dar el número que creían que saldría.- Joder, ¿así a ciegas? En fin, imagino que merecerá la pena... Una lástima solo tengo 8 millones, ¿algo que pueda hacer para participar? ¿Un préstamo o algo así? En fin... Como dije, hoy estoy apostando mi vida, así en caso de fallar Komula... Supongo que podremos llegar a un acuerdo sobre como saldar la deuda.- Dijo mirándolo fijamente. - Y si no, no tomes en cuenta esto... Es un 9. - Y esperó pacientemente que aquellos brazos de chapa desvelasen lo que ocultaban.