Lobo Jackson
Moonwalker
02-08-2024, 02:37 PM
Contento, el mink sonrió frente al entusiasta aplauso de su compañera de misión y se aseguró de dedicarle un guiño encantador.
- ¡Muchas gracias-gara, querida Hato! - Contestó el músico con una voz agradable y melódica. - Aprecio tu apoyo hacia mi propuesta de espionaje y también creo que es buena idea esperar al barco de apoyo-gara. -
Cerca de Hato, un mink con aspecto de panda que devoraba bambú con un apetito envidiable también se presentó con ademanes enérgicos y entusiastas. Un mink que le cayó bien nada más verlo y que se ganó su simpatía en cuanto alabó sus pasos de baile.
- ¡Gracias por el apoyo-gara! ¡Juntos podremos con todo amigo Panda-gara! - El suelo sobre el que se apoyaba parecía una pista de baile en miniatura, ya que ahora su danza simulaba la rigidez metódica de un autómata que se mueve al compás de un reloj de cuerda con un segundero acelerado.
Poco después habló otro de sus compañeros, un joven de aspecto adorable y encantador llamado Yoshiro que había resaltado un punto crítico en el plan de espionaje: tanto el panda como él eran muy vistosos.
- ¡Baby! Este estilo está hecho para ser visto, disfrutado, contemplado y alabado a partes iguales-gara. - Realizó una pose dramática, estirándose hacia atrás y mirándole del revés, exponiendo su vientre de abdominales tonificados. - Pero no negaré que el espionaje no es lo mío-gara. -
Aunque tenía la impresión de que él había sido el último en llegar a la reunión, pronto descubrió lo equivocado que estaba en cuanto otro joven apareció a toda prisa por la puerta del almacén, dando una primera impresión confusa en la que parecía haberse colado sin ser invitado antes de que el organizador asintiera, dando el visto bueno. Se trataba de un hombre inusualmente hermoso con una cara que parecía esculpida por maestros artesanos tontatta, pues cada detalle de su rostro daba la impresión de haber sido tallado con el mimo y la delicadeza más atenta posible. Una perfección sobrenatural que sólo lograría perfilar un ser diminuto con cinceles microscópicos.
El hermoso joven de cabellera color malva no tardó en aproximarse hasta el lobo, quien lejos de apartarse, observó con curiosidad sus acciones hasta que lo tuvo encima acariciándolo cual perrito faldero.
¿Se sentía Lobo Jackson ofendido? ¿Molesto? ¿Invadido en su espacio personal? ¿Tal vez incómodo por el súbito contacto físico?
Si el chico pensaba que Lobo Jackson se molestaría por una muestra de afecto tan repentina es que no conocía las costumbres mink. Para el lobo, aquellas caricias fueron más que apreciadas en un gesto de bienvenida que pronto se apresuró a corresponder con un abrazo tan apretado y cariñoso como el que le daría a cualquier otro mink, restregándose contra la suave piel del joven. Incluso su aroma era fragante y le recordaba a las flores de lavanda.
- ¡Bienvenido! ¡Bienvenido! Siempre estoy dispuesto a conocer a un fan-gara. - Le saludó con una gran sonrisa que parecía reflejar los rayos de sol matutino.
Pero en cuanto quiso seguir hablando se vio interrumpido por los aullidos y la agonía de la sangre recién derramada. El olor ferroso de la hemoglobina pronto se hizo notar en la nariz lupina del mink, cuyas pupilas se dilataron con gran sorpresa ante aquella masacre inesperada. Quedó congelado en una pose dramática, pues incluso en los momentos más inoportunos su cuerpo reaccionaba con estilo.
- ¿Pero qué puñetas? - Respondió con energía al organizador de la reunión con el mismo afán que éste demostraba con evidente ansiedad. La sorpresa de la sangre le pilló tan desprevenido que incluso su muletilla mink desapareció durante un instante. - ¡Entonces tenemos que ir a salvar lo que podamos o asegurarnos de que se hunda el barco! ¡Incluso quizá podamos salvarle la vida a alguien! -
- ¡Muchas gracias-gara, querida Hato! - Contestó el músico con una voz agradable y melódica. - Aprecio tu apoyo hacia mi propuesta de espionaje y también creo que es buena idea esperar al barco de apoyo-gara. -
Cerca de Hato, un mink con aspecto de panda que devoraba bambú con un apetito envidiable también se presentó con ademanes enérgicos y entusiastas. Un mink que le cayó bien nada más verlo y que se ganó su simpatía en cuanto alabó sus pasos de baile.
- ¡Gracias por el apoyo-gara! ¡Juntos podremos con todo amigo Panda-gara! - El suelo sobre el que se apoyaba parecía una pista de baile en miniatura, ya que ahora su danza simulaba la rigidez metódica de un autómata que se mueve al compás de un reloj de cuerda con un segundero acelerado.
Poco después habló otro de sus compañeros, un joven de aspecto adorable y encantador llamado Yoshiro que había resaltado un punto crítico en el plan de espionaje: tanto el panda como él eran muy vistosos.
- ¡Baby! Este estilo está hecho para ser visto, disfrutado, contemplado y alabado a partes iguales-gara. - Realizó una pose dramática, estirándose hacia atrás y mirándole del revés, exponiendo su vientre de abdominales tonificados. - Pero no negaré que el espionaje no es lo mío-gara. -
Aunque tenía la impresión de que él había sido el último en llegar a la reunión, pronto descubrió lo equivocado que estaba en cuanto otro joven apareció a toda prisa por la puerta del almacén, dando una primera impresión confusa en la que parecía haberse colado sin ser invitado antes de que el organizador asintiera, dando el visto bueno. Se trataba de un hombre inusualmente hermoso con una cara que parecía esculpida por maestros artesanos tontatta, pues cada detalle de su rostro daba la impresión de haber sido tallado con el mimo y la delicadeza más atenta posible. Una perfección sobrenatural que sólo lograría perfilar un ser diminuto con cinceles microscópicos.
El hermoso joven de cabellera color malva no tardó en aproximarse hasta el lobo, quien lejos de apartarse, observó con curiosidad sus acciones hasta que lo tuvo encima acariciándolo cual perrito faldero.
¿Se sentía Lobo Jackson ofendido? ¿Molesto? ¿Invadido en su espacio personal? ¿Tal vez incómodo por el súbito contacto físico?
Si el chico pensaba que Lobo Jackson se molestaría por una muestra de afecto tan repentina es que no conocía las costumbres mink. Para el lobo, aquellas caricias fueron más que apreciadas en un gesto de bienvenida que pronto se apresuró a corresponder con un abrazo tan apretado y cariñoso como el que le daría a cualquier otro mink, restregándose contra la suave piel del joven. Incluso su aroma era fragante y le recordaba a las flores de lavanda.
- ¡Bienvenido! ¡Bienvenido! Siempre estoy dispuesto a conocer a un fan-gara. - Le saludó con una gran sonrisa que parecía reflejar los rayos de sol matutino.
Pero en cuanto quiso seguir hablando se vio interrumpido por los aullidos y la agonía de la sangre recién derramada. El olor ferroso de la hemoglobina pronto se hizo notar en la nariz lupina del mink, cuyas pupilas se dilataron con gran sorpresa ante aquella masacre inesperada. Quedó congelado en una pose dramática, pues incluso en los momentos más inoportunos su cuerpo reaccionaba con estilo.
- ¿Pero qué puñetas? - Respondió con energía al organizador de la reunión con el mismo afán que éste demostraba con evidente ansiedad. La sorpresa de la sangre le pilló tan desprevenido que incluso su muletilla mink desapareció durante un instante. - ¡Entonces tenemos que ir a salvar lo que podamos o asegurarnos de que se hunda el barco! ¡Incluso quizá podamos salvarle la vida a alguien! -