Ray
Kuroi Ya
29-10-2024, 06:23 PM
El peliblanco observó con estupor cómo la gélida armadura que cubría el cuerpo de la descomunal criatura marina se resquebrajaba debido a los impactos de los golpes de Octojin hasta terminar de romperse, revelando su verdadero cuerpo. Tanto Ray como Balagus acertaron también sus ataques, consiguiendo dañar de forma muy significativa a la bestia.
Esta no obstante no dio apenas señales de dolor ni de sufrimiento, y con renovadas energías y una velocidad sensiblemente mayor que antes al haberse librado de la armadura se lanzó al ataque, dispuesta a devolver el daño sufrido a los tres seres que creía presas pero que ahora parecían haberse convertido en cazadores.
Su brazo derecho intentó golpear con gran velocidad a Octojin mientras la izquierda hacía lo propio con el zángano. Por su parte Balagus, situado frente al monstruo, era el objetivo de su aliento, que a juzgar por el hecho de que podía casi incluso verse debía de poseer un hedor absolutamente repugnante.
Lo que se había hecho claramente evidente era el ascenso de la temperatura ambiente tan pronto como la armadura de la bestia había sido destruida, lo que supuso un gran alivio para Ray, quien desde siempre había odiado el frió con todas sus fuerzas.
Viendo venir el ataque, el joven marine, situado en el aire a unos seis metros de altura, comenzó a ejecutar una serie de sellos con sus manos hasta que una copia exacta de sí mismo apareció a su lado. Ambos original e imitación, se movían sin cesar para despistar a su enemigo, de forma que pudo apartarse lo suficiente para que el ataque apenas le rozase.
Tras esto, aún con su clon como ayudante en la tarea de evitar que el monstruo supiera quién era quién, se lanzó a la ofensiva. Tanto uno como otro descendieron momentáneamente al suelo y saltaron bruscamente con gran fuerza empezaron a girar sobre su propio eje a gran velocidad como si fueran grandes y mortíferas peonzas. La copia del marine buscó el cuello de la bestia, mientras el original se lanzaba a por su cabeza, tratando de asestar un mortífero puñetazo que rompiese el cráneo de su rival
Esta no obstante no dio apenas señales de dolor ni de sufrimiento, y con renovadas energías y una velocidad sensiblemente mayor que antes al haberse librado de la armadura se lanzó al ataque, dispuesta a devolver el daño sufrido a los tres seres que creía presas pero que ahora parecían haberse convertido en cazadores.
Su brazo derecho intentó golpear con gran velocidad a Octojin mientras la izquierda hacía lo propio con el zángano. Por su parte Balagus, situado frente al monstruo, era el objetivo de su aliento, que a juzgar por el hecho de que podía casi incluso verse debía de poseer un hedor absolutamente repugnante.
Lo que se había hecho claramente evidente era el ascenso de la temperatura ambiente tan pronto como la armadura de la bestia había sido destruida, lo que supuso un gran alivio para Ray, quien desde siempre había odiado el frió con todas sus fuerzas.
Viendo venir el ataque, el joven marine, situado en el aire a unos seis metros de altura, comenzó a ejecutar una serie de sellos con sus manos hasta que una copia exacta de sí mismo apareció a su lado. Ambos original e imitación, se movían sin cesar para despistar a su enemigo, de forma que pudo apartarse lo suficiente para que el ataque apenas le rozase.
Tras esto, aún con su clon como ayudante en la tarea de evitar que el monstruo supiera quién era quién, se lanzó a la ofensiva. Tanto uno como otro descendieron momentáneamente al suelo y saltaron bruscamente con gran fuerza empezaron a girar sobre su propio eje a gran velocidad como si fueran grandes y mortíferas peonzas. La copia del marine buscó el cuello de la bestia, mientras el original se lanzaba a por su cabeza, tratando de asestar un mortífero puñetazo que rompiese el cráneo de su rival