Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
29-10-2024, 06:28 PM
La noche se había vuelto cada vez más densa mientras el grupo de bandidos avanzaba sigilosamente hacia la Villa Shimotsuki, cubiertos por la penumbra y el silencio inquietante que envolvía cada rincón. Mayura, aunque estaba inmerso en la misión que le habían asignado, no podía evitar sentir una fascinación cautelosa por las personalidades que lo rodeaban. El misterio en torno a "Crown," el supuesto líder aviar, era intrigante; una especie de fábula viva que alimentaba la dinámica de esta banda y que ahora estuviera ese gato negro con esos cuatro extraños que vio en un inicio, le causaba mas intriga sobre la situacion de este grupo de piratas, pero la realidad es que, nada de eso era prioridad tras haber descubierto que lo que vino buscando no era lo que esperaba.
Mientras se adentraban en la villa, Mayura se mantuvo alerta, observando cada detalle. Los movimientos de Yua'n eran rápidos y meticulosos, mientras que Goor, a su lado, seguía cada una de sus indicaciones con una devoción casi ciega, sus miradas tímidas se posaban en Mayura de vez en cuando, como si buscara una señal de aprobación. Algo en la inocencia torpe de Goor resultaba en una contradicción con el contexto violento de la misión, pero el Pavo Real del Océano no estaba aquí para salvar a nadie. Su interés era estrictamente pragmático; por ahora, la lealtad de estos hombres era útil.
Los bandidos, bajo la dirección de Yua'n, se movían con destreza entre las casas y callejones, entrando en tiendas y viviendas sin hacer demasiado ruido. Uno de los bandidos abrió una ventana con la agilidad de un gato, y otro lo siguió, desapareciendo en el interior. Desde su posición, Mayura observó cómo los hombres avanzaban de una tienda a otra, como sombras que se extendían sobre la villa pacífica. A cada paso, dejaban a su paso un rastro de miedo y confusión, aunque la mayoría de los habitantes aún no había tenido tiempo de percatarse de la invasión.
Al escuchar los gritos de una mujer a lo lejos, Mayura decidió mantenerse al margen, se escondería en vía contraria y alejaría de aquella zona para aprovechar y asaltar casas o negocios lejos del escándalo, invitando a Groor y a las chicas a ir con él. Su meta era sencilla, tomar objetos de valor y dejar tras de sí signos de su breve pero contundente visita. De vez en cuando, un grito ahogado o una súplica se escuchaban entre las sombras, y Mayura observaba, manteniéndose en un segundo plano, su mirada analizando cada movimiento de sus “aliados” temporales.
Goor, quien se había mantenido cerca del Pavo Real del Océano le miró con ojos indecisos, como si esperara una señal sobre qué hacer. El Pavo Real del Océano alzó una ceja y esbozó una sonrisa irónica, sin intervenir. Este era el tipo de situaciones donde cada uno tenía que decidir hasta qué punto llevaría la "moral" en medio del caos. Tras asaltar varios negocios, Mayura se deslizaría con agilidad entre las sombras, su figura elegante y ágil pasando desapercibida. Mientras avanzaba, su mente evaluaba las opciones de ruta para escabullirse e irse la aldea o simplemente mezclarse eventualmente como un aldeano más, guardando en un rincón oscuro lo que había recolectado de los negocios.
Mientras se adentraban en la villa, Mayura se mantuvo alerta, observando cada detalle. Los movimientos de Yua'n eran rápidos y meticulosos, mientras que Goor, a su lado, seguía cada una de sus indicaciones con una devoción casi ciega, sus miradas tímidas se posaban en Mayura de vez en cuando, como si buscara una señal de aprobación. Algo en la inocencia torpe de Goor resultaba en una contradicción con el contexto violento de la misión, pero el Pavo Real del Océano no estaba aquí para salvar a nadie. Su interés era estrictamente pragmático; por ahora, la lealtad de estos hombres era útil.
Los bandidos, bajo la dirección de Yua'n, se movían con destreza entre las casas y callejones, entrando en tiendas y viviendas sin hacer demasiado ruido. Uno de los bandidos abrió una ventana con la agilidad de un gato, y otro lo siguió, desapareciendo en el interior. Desde su posición, Mayura observó cómo los hombres avanzaban de una tienda a otra, como sombras que se extendían sobre la villa pacífica. A cada paso, dejaban a su paso un rastro de miedo y confusión, aunque la mayoría de los habitantes aún no había tenido tiempo de percatarse de la invasión.
Al escuchar los gritos de una mujer a lo lejos, Mayura decidió mantenerse al margen, se escondería en vía contraria y alejaría de aquella zona para aprovechar y asaltar casas o negocios lejos del escándalo, invitando a Groor y a las chicas a ir con él. Su meta era sencilla, tomar objetos de valor y dejar tras de sí signos de su breve pero contundente visita. De vez en cuando, un grito ahogado o una súplica se escuchaban entre las sombras, y Mayura observaba, manteniéndose en un segundo plano, su mirada analizando cada movimiento de sus “aliados” temporales.
Goor, quien se había mantenido cerca del Pavo Real del Océano le miró con ojos indecisos, como si esperara una señal sobre qué hacer. El Pavo Real del Océano alzó una ceja y esbozó una sonrisa irónica, sin intervenir. Este era el tipo de situaciones donde cada uno tenía que decidir hasta qué punto llevaría la "moral" en medio del caos. Tras asaltar varios negocios, Mayura se deslizaría con agilidad entre las sombras, su figura elegante y ágil pasando desapercibida. Mientras avanzaba, su mente evaluaba las opciones de ruta para escabullirse e irse la aldea o simplemente mezclarse eventualmente como un aldeano más, guardando en un rincón oscuro lo que había recolectado de los negocios.