Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
29-10-2024, 07:10 PM
KENB601
KENBUNSHOKU
Haki intermedio
Tier 6
No Aprendida
9
2
Permite al usuario percibir con precisión la presencia de otros seres vivos en un área, siendo capaz de apreciar las emociones que exterioricen y de forma superficial las hostilidades que realmente tienen. Así como estimar de forma general quién es alguien más fuerte o más débil que él. Si lo activa puede anticiparse a un ataque obteniendo para ello un bono de +10 [Reflejos].
Área: [VOLx15] metros | +10 [REF]
La ingesta del fruto me llevó a visualizar tras acabarlo una nueva visión. Desde que llegué a aquel santuario, había estado sumamente expuesto a todo un compendio de visiones que removieron muchas nociones en mi interior. Su sabor no era todo un deleite, había que decirlo, pero al término volví a verme como en tercera persona dentro de un plano etéreo.
2 nuevas figuras parecían ser las protagonistas, entablaron una conversación entre ambas que me dejaría boquiabierto, pues una de ellas, si no estaba siendo engañado por una broma de mal gusto, era el maestro Gautama de joven, podría tener la edad de Tao aproximadamente. Atento a cada uno de los datos, seguí minuciosamente su diálogo, aunque con una nula capacidad de interacción, era tan solo un oyente dentro de esa escena de ensoñación, la cual me revelaba importantes hallazgos y me hacía unir cabos entre los informes que ya tenía respecto al primer maestro. Al acabar, me tuve que recomponer rápido del shock, con la situación que tenía, muy a mi pesar me encantaría quedarme allí, pero el tiempo apremiaba, por lo que ignoraba cuanto tiempo más estarían los enemigos aturdidos sin conocimiento.
- Gran Maestro Gautama... Seguiré su legado. -
Las palabras no me nacían del estupor que tenía tras contemplar al maestro, y veneraba con mis ojos la escena hasta su infinito significado. Volví a cerrar las puertas con sus ornamentos y cogí algunas cuerdas que yacían por el suelo. Me dirigí hasta Tao, el cual, al igual que los lunarian yacía inconsciente. Mientras cargaba a mi espalda al muchacho, y lo aferraba a mi torso para fijarlo con las cuerdas del altar, iba asimilando toda espiral de información que tanto de un lado como de otro había percibido. Iba apretando los nudos aquí y allá para que el chico no se tambalease, tomé rumbo a la salida y en la misma puerta, volví a dirigirme hacia el altar, con las palmas de mis manos enfrentadas a la altura de mi pecho para dedicarle al Gran Maestro la reverencia más solemne jamás emitida en mi vida, algunas lágrimas brotaron de la emoción que estaba procesando, y sin secarlas, me fue del santuario para recobrar los pasos que me habían traído hasta aquí.
Volvería por donde había venido, corriendo con Tao atado en mí y agradeciendo que el poco peso del muchacho hiciera liviana su carga. La bajada de la Red Line, aunque en principio podría ser más sencilla que la extenuante subida, debía de hacerse también con cuidado, pues un exceso de confianza podría ser mortal, y ahora, portaba en mi interior un legado que no podía desperdiciar de ninguna forma, y menos por ser imprudente.
El cuerpo magullado del primer Lunarian yacía metros más allá cuando alcancé el punto en el que tomé a Tao, encendí el dial de luz para ver mejor y lo dejé sujeto a 2 de las cuerdas que cruzaban mi pecho, más al fondo, el mar de nubes amortiguaría la caída y me ayudaría a recorrer la distancia que abarcaba debido a la gravedad que ahí no existía, además de que por suerte, la presencia de los tiburones ya no estaba por la zona, si no que se movieron más allá al norte. Más abajo, descendería con cuidado hasta alcanzar el trozo del pequeño altar al pie de la montaña carmesí, derrapando por la pendiente cuando lo viera necesario y afianzando los puntos de apoyo para no dar ningún traspies, si hacía falta, incrustaría de un puñetazo sobre la pared mi brazo para evitar descender de forma abrupta, además de que a unas malas, contaba con algunos recursos para amortiguar una posible caída a una altura no excesivamente alta.
En el altar donde quedé con el hermano de Mein, aguardé mientras continuaba asimilando todo lo vivido, la Akuma no mi del maestro, los lunarian, la princesa a la que servían y todo un conjunto de puntos que quizá Tao podría terminar de explicar una vez despertase. Ahora, solo quedaba embarcarse en el barco y volver a casa.