Moderador Bon Clay
OKAMA WAY
30-10-2024, 02:17 AM
El monje habia adquirido un nuevo poder y una voluntad heredada. El antiguo gran maestro y fundador del templo al parecer vivió muchas aventuras junto a algunos compañeros antes de fundar el templo y su poder ahora seria heredado a Lovecraft. No obstante, estaba el monje siguiendo realmente la voluntad de su antecesor? Que buscaban ese grupo? Porque se fundo alguna vez el templo y con que propósito? Ese tal Karma seria del que hablan algunos cuentos y libros o mera casualidad? Muchas preguntas y poco tiempo para pensarlas en esos momentos. Puesto que los Lunarian no estarían noqueados para siempre y Lovecraft no estaba ya en la mejor forma para enfrentarlos a todos y mucho menos si por algún casual se recuperaba el otro que habia derrotado primero y se sumaba a sus dos amigos, así que tuvo que cargar a Tao y proceder a retirarse del lugar.
El descenso fue más fácil que el ascenso, ya dicen que siempre es más fácil ir cuesta abajo que cuesta arriba, aunque en este caso un descuido podía llevar a un atajo muy rápido hacia una muerte segura. Es lo primero que pensó Tao al despertarse el cual se asustaría y aferraría con fuerza a Lovecraft por el pánico de estar colgado de la Red Line - Ahhhh... Ya decían en el templo que usted no le teme a nada señor - Diría admirado y asustado a partes iguales.
El joven daría conversación a Lovecraft mientras a bajaban y aguardaban a que el barco pesquero volviera. Al parecer cuando subió por la ciudad infinita, el territorio de los Lunarian, tuvo que pasar por muchos controles e inspecciones, puesto que todo el lugar parecía encontrarse algo tenso en esos momentos, aunque no logro saber el porque, dado que prefirió no entrometerse en asuntos que no le concernían, no fuera a ser que no le dejaran pasar hacia la cima de la Red Line, dado que no sabia de otra forma de subir. Y una vez en la parte superior de la ciudad lo escoltaron hacia las afueras para tomar un sendero por las montañas hasta que llego a la zona más explanada donde estaba el santuario. Sospecha que mientras contaba sus motivos para el viaje, alguien le escucho y mando a esos tres, pero no sabia mucho más.
Tras unas pocas horas esperando el barco pesquero con el que Lovecraft habia llegado a un pacto, cumplió con su palabra y llego a recogerlos. Así que pudieron emprender el rumbo hasta la base Marine de nuevo, desde la cual Tao podría tomar algunos transportes hasta el Templo de nuevo.
- Lamentamos mucho nuestro fracaso su excelencia - Tres Lunarian se postraban de rodillas frente a una mujer sentada en la mesa de un despacho mientras revisaba algunos manuscritos y documentos - No os mentiré diciendo que no este decepcionada, pero la culpa en parte fue mía por no haber descubierto la existencia de ese santuario con mayor anticipación para investigarlo debidamente, es normal que los monjes de su templo pudieran acceder a la reliquia fácilmente, aun así os duplicareis los turnos de guardias para compensar vuestra falta - La mujer no se notaba para nada alterada, su voz era serena y firme, no se dirigía directamente a ellos, estaba hablando a la vez que leía un documento entre sus manos - ¿Pudisteis averiguar el nombre de los monjes? - Les preguntaría aun sin mirarles - Uno era un anciano muy experimentado que no dijo ni una palabra, mientras que el otro era un joven de menos de veinte que prefería morir antes de soltar palabra - Mientras el cabecilla hablaba se notaba su pesar por haber fallado su misión, sus dos compañeros mostraban el mismo rostro pero permanecían en silencio - Bueno, si uno de los dos ha consumido uno de los tesoros que Mont Blanc D. Karma encontró, no tardara en transcender a los medios de una forma u otra. Y bueno, aun quedan muchos recuerdos de los Argonautas perdidos por el mundo, solo espero que mi padre aguante lo suficiente como para reunir alguno...
El descenso fue más fácil que el ascenso, ya dicen que siempre es más fácil ir cuesta abajo que cuesta arriba, aunque en este caso un descuido podía llevar a un atajo muy rápido hacia una muerte segura. Es lo primero que pensó Tao al despertarse el cual se asustaría y aferraría con fuerza a Lovecraft por el pánico de estar colgado de la Red Line - Ahhhh... Ya decían en el templo que usted no le teme a nada señor - Diría admirado y asustado a partes iguales.
El joven daría conversación a Lovecraft mientras a bajaban y aguardaban a que el barco pesquero volviera. Al parecer cuando subió por la ciudad infinita, el territorio de los Lunarian, tuvo que pasar por muchos controles e inspecciones, puesto que todo el lugar parecía encontrarse algo tenso en esos momentos, aunque no logro saber el porque, dado que prefirió no entrometerse en asuntos que no le concernían, no fuera a ser que no le dejaran pasar hacia la cima de la Red Line, dado que no sabia de otra forma de subir. Y una vez en la parte superior de la ciudad lo escoltaron hacia las afueras para tomar un sendero por las montañas hasta que llego a la zona más explanada donde estaba el santuario. Sospecha que mientras contaba sus motivos para el viaje, alguien le escucho y mando a esos tres, pero no sabia mucho más.
Tras unas pocas horas esperando el barco pesquero con el que Lovecraft habia llegado a un pacto, cumplió con su palabra y llego a recogerlos. Así que pudieron emprender el rumbo hasta la base Marine de nuevo, desde la cual Tao podría tomar algunos transportes hasta el Templo de nuevo.
Horas más tarde...
Ciudad Infinita, Altos Palacios
- Lamentamos mucho nuestro fracaso su excelencia - Tres Lunarian se postraban de rodillas frente a una mujer sentada en la mesa de un despacho mientras revisaba algunos manuscritos y documentos - No os mentiré diciendo que no este decepcionada, pero la culpa en parte fue mía por no haber descubierto la existencia de ese santuario con mayor anticipación para investigarlo debidamente, es normal que los monjes de su templo pudieran acceder a la reliquia fácilmente, aun así os duplicareis los turnos de guardias para compensar vuestra falta - La mujer no se notaba para nada alterada, su voz era serena y firme, no se dirigía directamente a ellos, estaba hablando a la vez que leía un documento entre sus manos - ¿Pudisteis averiguar el nombre de los monjes? - Les preguntaría aun sin mirarles - Uno era un anciano muy experimentado que no dijo ni una palabra, mientras que el otro era un joven de menos de veinte que prefería morir antes de soltar palabra - Mientras el cabecilla hablaba se notaba su pesar por haber fallado su misión, sus dos compañeros mostraban el mismo rostro pero permanecían en silencio - Bueno, si uno de los dos ha consumido uno de los tesoros que Mont Blanc D. Karma encontró, no tardara en transcender a los medios de una forma u otra. Y bueno, aun quedan muchos recuerdos de los Argonautas perdidos por el mundo, solo espero que mi padre aguante lo suficiente como para reunir alguno...