Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
30-10-2024, 03:40 AM
El joven Tao me comentó algo más de su paso y llegada hasta el templo, aun así, las explícitas palabras del niño no resultaron del todo reveladoras, o al menos, tanto como me hubieran gustado. De todas formas, podía dar gracias a la vida de que estábamos sanos y salvos aguardando el barco pesquero a que al fin se pudiera ver en el horizonte. En la oscuridad de la noche, la bruma marina complacía las horas de descanso hasta que el alba llegase, pues no era hasta la mañana siguiente que llegaría Mein. Por mi parte, me limité a vigilar mientras el joven monje descansaba, tenía cierta constancia de que en aquella parte del mundo, ningún peligro debía de acecharnos, pero la noche es oscura y alberga horrores.
Con la salida del sol, una figura resaltaría en el azul del mar, agrandándose y resaltando definidamente. Por una parte, confiaba en que no fuera ningún barco pirata u otra cosa peor, y con el paso de los minutos pude dar cuenta de ello de que la embarcación me era familiar, era Mein.
- Tao, ya vienen a recogernos, ayúdame a incorporarme un poco, me noto entumecido. -
Y bien era cierto de que, había pasado 2 días sin dormir correctamente, y entre tanto, tenido también algunas visiones, peleado con un lunarian, desafiado a otros 2, cabalgado a un tiburón y escalado la Red Line, con la consiguiente bajada. El camino de regreso me resultó tan tierno que me distraía para poder dormir, pues las conversaciones que se fueron dando entre Mein y Tao, me generaban una particular ternura sin igual que mi oído captaba mientras las marea me mecía. Merecía un digno descanso, quizá dar también un reporte de lo ocurrido allí arriba, e informar sobre todo al templo de los hallazgos, pues el legado del Gran Maestro Gautama había florecido en mí.
Con la salida del sol, una figura resaltaría en el azul del mar, agrandándose y resaltando definidamente. Por una parte, confiaba en que no fuera ningún barco pirata u otra cosa peor, y con el paso de los minutos pude dar cuenta de ello de que la embarcación me era familiar, era Mein.
- Tao, ya vienen a recogernos, ayúdame a incorporarme un poco, me noto entumecido. -
Y bien era cierto de que, había pasado 2 días sin dormir correctamente, y entre tanto, tenido también algunas visiones, peleado con un lunarian, desafiado a otros 2, cabalgado a un tiburón y escalado la Red Line, con la consiguiente bajada. El camino de regreso me resultó tan tierno que me distraía para poder dormir, pues las conversaciones que se fueron dando entre Mein y Tao, me generaban una particular ternura sin igual que mi oído captaba mientras las marea me mecía. Merecía un digno descanso, quizá dar también un reporte de lo ocurrido allí arriba, e informar sobre todo al templo de los hallazgos, pues el legado del Gran Maestro Gautama había florecido en mí.