Derian Markov
Lord Markov
30-10-2024, 06:26 PM
Día 10 de verano, año 724
Pueblo de Rostock
No ha vuelto a haber noticias de los causantes del naufragio. En la última semana no parecen haber intentado nada parecido. Probablemente porque si actuasen con frecuencia, entonces la gente empezaría a sospechar que algo va mal. Si son gente prudente es probable que no actúen de nuevo en una temporada larga, al fin y al cabo solo con el saqueo de la Quimera han debido conseguir un botín considerable. Tú mismo pudiste llenarte los bolsillos con lo poco que dejaron y conseguir una buena cantidad de berries, así que solo puedes imaginarte cuánto habrán ganado ellos. Sin embargo, la codicia es una enfermedad progresiva. Cuanto más oro se tiene, más oro se quiere. Es probable que esta gente acaben cayendo en la tentación. Solo tienes que tener suerte y esperar tu momento
La oportunidad te llega el día 10. En las tabernas del puerto se rumorea que un galeón se dirige a Kilombo, un barco mercante llamado la Mantícora. Al parecer pertenece a la misma compañía de mercaderes que perdieron la Quimera y se dice que buscan recuperar sus pérdidas con un nuevo cargamento. Los marineros más veteranos han visto la Mantícora antes en el puerto y aseguran que es un barco de gran tonelaje, es decir, que probablemente lleve una carga considerable. Se dice que debería llegar en torno a la madrugada del día 12, muy conveniente para el método de ataque de estos bandidos.
Si indagas, te enteras de que la carga de la Quimera eran principalmente especias caras y seda, ambas materias primas codiciadas y de mucho valor. Si los bandidos quieren convertir esa carga en dinero, habrán tenido que venderla en algún lado, ¿no? O al menos estar en proceso de venderla. No todo el mundo puede permitirse (o está interesado en) comprar especias o seda en grandes cantidades en Rostock. Se te ocurren el Almacén General del Puerto de Rostock, un negocio privado que compra mercancías a los barcos y las revende a negocios locales o a otros barcos mercantes. El Almacén probablemente podría haber comprado una parte de ambas cargas.
Otra opción sería Punta y Dedal, una sastrería de Rostock que probablemente podría permitirse comprar la seda, o parte de ella. Las especias podría haberlas comprado el G-23, el cuartel marine. Les vendría muy bien para subir la moral mejorando las raciones militares, siempre que el encargado de aprovisionamiento no sepa de dónde viene lo que está comprando... o que esté dispuesto a mirar hacia otro lado. Sin embargo, desde hace unos años la corrupción escasea en la Marina, parece que están intentando purgarla a toda costa.
Así pues, a primeras parece haber dos opciones claras: intentar seguir el rastro de la mercancía saqueada o apostar a que hayan caído en la tentación de tender una trampa a la Mantícora también e intentar pillarles en medio del ataque al navío. Sin embargo, también puede ser que a ti se te ocurran otras opciones, claro. A lo mejor prefieres investigar más antes de empezar tu maniobra. Al fin y al cabo, no sabes quiénes son, cuántos son o cómo de fuertes son. Por otro lado, ¿cuándo te ha detenido eso?
Las cartas están sobre la mesa. Es hora de jugar.
Pueblo de Rostock
No ha vuelto a haber noticias de los causantes del naufragio. En la última semana no parecen haber intentado nada parecido. Probablemente porque si actuasen con frecuencia, entonces la gente empezaría a sospechar que algo va mal. Si son gente prudente es probable que no actúen de nuevo en una temporada larga, al fin y al cabo solo con el saqueo de la Quimera han debido conseguir un botín considerable. Tú mismo pudiste llenarte los bolsillos con lo poco que dejaron y conseguir una buena cantidad de berries, así que solo puedes imaginarte cuánto habrán ganado ellos. Sin embargo, la codicia es una enfermedad progresiva. Cuanto más oro se tiene, más oro se quiere. Es probable que esta gente acaben cayendo en la tentación. Solo tienes que tener suerte y esperar tu momento
La oportunidad te llega el día 10. En las tabernas del puerto se rumorea que un galeón se dirige a Kilombo, un barco mercante llamado la Mantícora. Al parecer pertenece a la misma compañía de mercaderes que perdieron la Quimera y se dice que buscan recuperar sus pérdidas con un nuevo cargamento. Los marineros más veteranos han visto la Mantícora antes en el puerto y aseguran que es un barco de gran tonelaje, es decir, que probablemente lleve una carga considerable. Se dice que debería llegar en torno a la madrugada del día 12, muy conveniente para el método de ataque de estos bandidos.
Si indagas, te enteras de que la carga de la Quimera eran principalmente especias caras y seda, ambas materias primas codiciadas y de mucho valor. Si los bandidos quieren convertir esa carga en dinero, habrán tenido que venderla en algún lado, ¿no? O al menos estar en proceso de venderla. No todo el mundo puede permitirse (o está interesado en) comprar especias o seda en grandes cantidades en Rostock. Se te ocurren el Almacén General del Puerto de Rostock, un negocio privado que compra mercancías a los barcos y las revende a negocios locales o a otros barcos mercantes. El Almacén probablemente podría haber comprado una parte de ambas cargas.
Otra opción sería Punta y Dedal, una sastrería de Rostock que probablemente podría permitirse comprar la seda, o parte de ella. Las especias podría haberlas comprado el G-23, el cuartel marine. Les vendría muy bien para subir la moral mejorando las raciones militares, siempre que el encargado de aprovisionamiento no sepa de dónde viene lo que está comprando... o que esté dispuesto a mirar hacia otro lado. Sin embargo, desde hace unos años la corrupción escasea en la Marina, parece que están intentando purgarla a toda costa.
Así pues, a primeras parece haber dos opciones claras: intentar seguir el rastro de la mercancía saqueada o apostar a que hayan caído en la tentación de tender una trampa a la Mantícora también e intentar pillarles en medio del ataque al navío. Sin embargo, también puede ser que a ti se te ocurran otras opciones, claro. A lo mejor prefieres investigar más antes de empezar tu maniobra. Al fin y al cabo, no sabes quiénes son, cuántos son o cómo de fuertes son. Por otro lado, ¿cuándo te ha detenido eso?
Las cartas están sobre la mesa. Es hora de jugar.