Juuken
Juuken
30-10-2024, 08:47 PM
(Última modificación: 01-11-2024, 12:19 AM por Juuken.
Razón: Agregadas las vidas restante de los enemigos.
)
Tu técnica consigue bloquear esos brutales bocados. Tu postura es una defensa perfecta e impenetrable, gracias a tu haki de armadura, te endureces tanto tus músculos, y tu propia piel, que recibes todos y cada uno de esos golpes de forma controlada. Has conseguido concentrarte lo suficiente para hacer un parry perfecto en cada uno de esos golpes. Gracias a tus reflejos has sido capaz de ver cada uno de esos movimientos. Deberías sentirte orgulloso de tu propia habilidad, seguro que ni tú te habías dado cuenta de que fueras tan bueno.
Conforme terminan la combinación de mordiscos y arañazos, tienes a las dos bestias con los colmillos clavados en tu brazo, lo que aprovechas para devolverles esa inercia que te han lanzado contra ellos, logrando que te suelten sin mayores complicaciones. De hecho hasta notas cómo algo cruje en ese contraataque. Cuando te giras para recomponerte de esa arremetida, te das cuenta que un par de esquirlas, entre blanquecinas y amarillentas, saltan de tu brazo. Se ve que uno de esos dos felinos no va a poder volver a masticar bien. Tendrá que pasarse las víctimas por el pasapuré.
Acto seguido decides arremeter directamente contra esos dos lobos, tienes dos criaturas delante de tí y tienes dos puños. Mientras estos están recomponiéndose, les arremetes con un gancho directamente en las mandíbulas, te tratan de morder en los respectivos puños, pero se encuentran un poco aturdidos después de ese primer golpe de contraataque que les has dado, por lo que logras impactarles sin dificultad alguna y salen despedidos hacia arriba por la gran potencia de tu puñetazo.
En cierto modo te estás dando cuenta de que eres superior a esas bestias, el daño que te infligen no te provoca serias complicaciones, no obstante el desgaste de tener que enfrentar a varias de ellas seguidas están provocando en tí un agotamiento bastante rápido. Sientes la necesidad irremediable de tener que finalizar pronto ese combate.
Te giras justo a tiempo para contemplar que esa bestia que cojea está llegando hacia tí con las fauces abiertas. Logras bloquearlo con tu pose, aunque notas que llega a darte con algún colmillo, haciendote una herida algo pequeña que, tal vez, no es esperabas de una criatura tan malherida. A continuación, tal vez por el propio dolor, decides propinarle una fuerte patada en toda la cabeza a ese tigre, quien acaba cayendo tumbado hacia un lateral a la vez que los cuerpos de los otros dos tigres caen a tus espaldas por el impacto ascendente que han recibido en las mandíbulas.
Te encuentras todavía rodeado, aunque en esta ocasión la situación es completamente diferente. Cuatro tigres, uno agonizando sin poder moverse (Tigre 2), otro cerca de él, resistiéndose por volver a levantarse sin apoyar esa pata herida (Tigre 1). Al lado opuesto otros dos tigres levantándose algo aturdidos, que no moribundos (Tigres 3 y 4), uno renquea de una pierna, a otro le ves que tiene un ojo cerrado y de ese lado de la cabeza le gotea un hilo de sangre que va cayendo hacia la vegetación del suelo.
El que está con la cabeza sangrando lanza un nuevo bramido, esta vez más largo, más sonoro, se nota la furia en recorriendo sus venas, y sus heridas. El que está a su lado simplemente gruñe, pero algo más confundido, más intimidado por la situación. Obviamente esos dos son la verdadera amenaza, y no ese otro tigre a tu espalda que no es capaz ni de moverse.
Tu haki de observación habría sido útil, pero parece ser que por el frenesí del combate has descuidado ese control, y ahora antes de darte cuenta tienes las fauces del tigre más malherido (Tigre 1) clavándose en tu carne, en el hombro derecho. El tigre que tan fuerte ha rugido parece que ha provocado un aumento de moral en ese que estaba en un ángulo algo descuidado para tí, puesto que no podías mantener la vista en todos a la vez por sus posiciones.
Conforme notas el fuerte pinchazo de sus colmillos, pasas a notar un peso muerto ahí mismo. Sus fauces se abren tras dañarte y la criatura cae a tu lado, completamente inmóvil. Inerte. Ese tigre acaba de perecer tras ese ataque a la desesperada que te ha provocado. Ese ataque no lo has podido ver venir, sin embargo los que si ves son los otros dos tigres que se lanzan de nuevo a la carga, tal vez en un acto desesperado por conseguir llevarse tu carne de trofeo para el resto de la manada.
Conforme terminan la combinación de mordiscos y arañazos, tienes a las dos bestias con los colmillos clavados en tu brazo, lo que aprovechas para devolverles esa inercia que te han lanzado contra ellos, logrando que te suelten sin mayores complicaciones. De hecho hasta notas cómo algo cruje en ese contraataque. Cuando te giras para recomponerte de esa arremetida, te das cuenta que un par de esquirlas, entre blanquecinas y amarillentas, saltan de tu brazo. Se ve que uno de esos dos felinos no va a poder volver a masticar bien. Tendrá que pasarse las víctimas por el pasapuré.
Acto seguido decides arremeter directamente contra esos dos lobos, tienes dos criaturas delante de tí y tienes dos puños. Mientras estos están recomponiéndose, les arremetes con un gancho directamente en las mandíbulas, te tratan de morder en los respectivos puños, pero se encuentran un poco aturdidos después de ese primer golpe de contraataque que les has dado, por lo que logras impactarles sin dificultad alguna y salen despedidos hacia arriba por la gran potencia de tu puñetazo.
En cierto modo te estás dando cuenta de que eres superior a esas bestias, el daño que te infligen no te provoca serias complicaciones, no obstante el desgaste de tener que enfrentar a varias de ellas seguidas están provocando en tí un agotamiento bastante rápido. Sientes la necesidad irremediable de tener que finalizar pronto ese combate.
Te giras justo a tiempo para contemplar que esa bestia que cojea está llegando hacia tí con las fauces abiertas. Logras bloquearlo con tu pose, aunque notas que llega a darte con algún colmillo, haciendote una herida algo pequeña que, tal vez, no es esperabas de una criatura tan malherida. A continuación, tal vez por el propio dolor, decides propinarle una fuerte patada en toda la cabeza a ese tigre, quien acaba cayendo tumbado hacia un lateral a la vez que los cuerpos de los otros dos tigres caen a tus espaldas por el impacto ascendente que han recibido en las mandíbulas.
Te encuentras todavía rodeado, aunque en esta ocasión la situación es completamente diferente. Cuatro tigres, uno agonizando sin poder moverse (Tigre 2), otro cerca de él, resistiéndose por volver a levantarse sin apoyar esa pata herida (Tigre 1). Al lado opuesto otros dos tigres levantándose algo aturdidos, que no moribundos (Tigres 3 y 4), uno renquea de una pierna, a otro le ves que tiene un ojo cerrado y de ese lado de la cabeza le gotea un hilo de sangre que va cayendo hacia la vegetación del suelo.
El que está con la cabeza sangrando lanza un nuevo bramido, esta vez más largo, más sonoro, se nota la furia en recorriendo sus venas, y sus heridas. El que está a su lado simplemente gruñe, pero algo más confundido, más intimidado por la situación. Obviamente esos dos son la verdadera amenaza, y no ese otro tigre a tu espalda que no es capaz ni de moverse.
Tu haki de observación habría sido útil, pero parece ser que por el frenesí del combate has descuidado ese control, y ahora antes de darte cuenta tienes las fauces del tigre más malherido (Tigre 1) clavándose en tu carne, en el hombro derecho. El tigre que tan fuerte ha rugido parece que ha provocado un aumento de moral en ese que estaba en un ángulo algo descuidado para tí, puesto que no podías mantener la vista en todos a la vez por sus posiciones.
Conforme notas el fuerte pinchazo de sus colmillos, pasas a notar un peso muerto ahí mismo. Sus fauces se abren tras dañarte y la criatura cae a tu lado, completamente inmóvil. Inerte. Ese tigre acaba de perecer tras ese ataque a la desesperada que te ha provocado. Ese ataque no lo has podido ver venir, sin embargo los que si ves son los otros dos tigres que se lanzan de nuevo a la carga, tal vez en un acto desesperado por conseguir llevarse tu carne de trofeo para el resto de la manada.